



El manejo adecuado de los residuos en la avicultura es un aspecto fundamental para garantizar la sostenibilidad del sector, proteger el medio ambiente y preservar la salud pública. La producción avícola, al generar una gran cantidad de desechos orgánicos como excretas, plumas, restos de alimentos no consumidos y cadáveres de aves, plantea desafíos importantes que deben ser abordados con responsabilidad y planificación.
Estos residuos, si no son tratados correctamente, pueden convertirse en focos de proliferación de bacterias, virus, hongos, insectos y roedores, afectando directamente la salud de las aves y representando un riesgo de transmisión de enfermedades tanto dentro como fuera de la unidad productiva. Una gestión ineficiente puede derivar en la contaminación de suelos, aguas subterráneas y superficiales, así como en la generación de olores desagradables que afectan a comunidades vecinas. Además, contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, como el metano y el amoníaco, impactando negativamente al medio ambiente.
Luis Felipe Caron, ingeniero especialista en granjas avícolas de Brasil, advierte que un mal manejo de residuos no solo reduce la productividad y bienestar animal, sino que también puede tener consecuencias sanitarias graves.
“Incluso puede provocar la mortandad de animales, ya que pueden generarse enfermedades emergentes y reemergentes, y se pueden transmitir a otras empresas, ciudades e incluso países”, afirma. Esta observación resalta la dimensión regional e internacional del problema, especialmente en una industria altamente conectada como la avícola, donde el movimiento de animales, insumos y personal es constante.
Para el especialista, la clave está en la implementación rigurosa de un sistema integral de manejo de residuos, donde cada tipo de desecho tenga su tratamiento y disposición adecuados.




“Hacer un buen manejo de los residuos, cada tipo de residuo con el manejo adecuado, es garantizar la barrera necesaria para que la condición sanitaria sea lo mejor posible y, como consecuencia de eso, el ambiente sea mejor”


“Hacer un buen manejo de los residuos, cada tipo de residuo con el manejo adecuado, es garantizar la barrera necesaria para que la condición sanitaria sea lo mejor posible y, como consecuencia de eso, el ambiente sea mejor”, sostiene Caron.
Esta relación directa entre sanidad y ambiente es crítica: “La condición sanitaria es puro reflejo de la condición ambiental. No hay cómo hacer buena crianza de aves en ambientes retados, contaminados”, asegura. Es decir, para que exista una buena salud aviar, primero debe garantizarse un ambiente limpio, ordenado y con bajo nivel de contaminación, lo que incluye un tratamiento adecuado de todos los residuos generados durante el proceso productivo.
El manejo de residuos debe comenzar desde una adecuada planificación del flujo de actividades dentro de la granja.
“Primero garantizar un ambiente adecuado con el manejo de residuos para que la sanidad sea pura consecuencia de eso. Hay factores que son innegociables como la organización, limpieza, orden en las cosas, el flujo que cumplen personas, camiones, automóviles, el alimento que tiene que llegar bien hecho”, destaca Caron. Todos estos factores operacionales, desde la bioseguridad hasta la calidad del alimento, inciden directamente en el riesgo de contaminación del entorno.
Es una responsabilidad técnica, sanitaria y ética que exige compromiso, conocimiento y acción coordinada. Garantizar ambientes limpios, seguros y saludables no solo mejora el rendimiento de las aves, sino que también contribuye a la protección del entorno y de las comunidades humanas cercanas.
Fuente: Luis Felipe Caron
Redacción: Publiagro

