



Luego de la aparición de la maleza parásita Orobanche cumana (conocida comúnmente como Jopo) en 2023, un equipo de investigadores bolivianos tomó muestras en la zona de Santo Domingo, en el municipio de San Julián, donde se detectó por primera vez su presencia. Según Modesto Roque, investigador y miembro del comité de investigación del Jopo en Bolivia, estas muestras fueron enviadas a laboratorios acreditados en un trabajo conjunto con el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG).
«Estimamos que en ese momento había afectaciones en no más de 500 hectáreas, estaba en joco en la parte de Santo Domingo en la zona de San Julián», señaló Roque. Sin embargo, en 2024 las afectaciones fueron significativamente mayores, lo que llevó a la conformación de un comité técnico del Jopo, liderado por el ingeniero Guillermo Barea e integrado por fitopatólogos, malezólogos y otros especialistas, quienes emprendieron una serie de estudios multidisciplinarios.
Uno de los principales objetivos del comité fue medir la expansión geográfica de la maleza. Para ello, se comenzó con la evaluación de 82 puntos en diferentes zonas donde había sospecha de infestación.
“Se detectó principalmente en la zona de San Julián diferentes núcleos, también en la zona del El Puente como zonas afectadas. Especialmente en Río Grande, Santo Domingo, el 100 % de los campos donde había girasol estaba presente la maleza”, detalló Roque.


“Estimamos que en ese momento había afectaciones en no más de 500 hectáreas, estaba en joco en la parte de Santo Domingo en la zona de San Julián»




El nivel de infestación observado sorprendió incluso a los investigadores.
“Cuando empezamos a contar cuántas malezas parásitas por girasol encontramos, desde cinco hasta más de 100 malezas parásitas en una sola planta. De acuerdo a estimaciones que hemos realizado, estamos llegando alrededor de 10 mil hectáreas que fueran afectadas en 2024”, afirmó.
En contraste, en otras zonas productivas como Cuatro Cañadas y Tres Cruces también se realizaron inspecciones, aunque no se detectó la presencia del Jopo. No obstante, el investigador advierte sobre la rápida y silenciosa dispersión de esta maleza. «Es muy importante que el agricultor sepa que esta maleza parásita se dispersa a través del hombre y por todas las actividades que hace el hombre, el agricultor, ya sea la semilla certificada o no, moviendo las maquinarias, fumigadoras y cosechadoras, se va dispersando la maleza parásita (Jopo) a diferentes lugares», explicó.
Con miras al futuro inmediato, el comité se ha trazado la tarea de continuar con el monitoreo sistemático para determinar nuevas áreas con presencia del Jopo durante 2025. “Estamos seguros que las cosechadoras que están en las zonas con afectación salieron a otros lugares, entonces van a aparecer en otros lugares donde todavía no se ha detectado en anteriores campañas”, agregó.
Aunque el Jopo no es una maleza nueva —pues se tiene conocimiento de su existencia desde hace más de 100 años—, su reciente aparición en Bolivia representa un desafío importante, ya que el país aún no cuenta con híbridos de girasol resistentes a esta maleza. «Existen países que tienen mucha experiencia con el manejo de esta maleza, incluso ya existen girasoles resistentes, lo que todavía no tenemos en Bolivia y por el momento solo queda realizar acciones preventivas y utilizar híbridos de girasol con tecnología CL», concluyó Roque.
Fuente: Modesto Roque
Redacción: Publiagro

