



La relación entre el ser humano y los animales de trabajo ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, especialmente en el ámbito rural. En este contexto, la doma inteligente se ha consolidado como una alternativa ética y efectiva frente a los métodos tradicionales de adiestramiento. Esta técnica promueve el respeto mutuo, la comprensión del comportamiento animal y la eliminación de la violencia como herramienta de control.
Josué Antelo Nacif, formado en la Universidad del Caballo en Brasil, es uno de los impulsores de este enfoque en Bolivia. Según explica, esta metodología no solo mejora el rendimiento de caballos, mulas y burros en tareas rurales o recreativas, sino que también fortalece el vínculo entre el animal y el domador, reduciendo riesgos tanto para el jinete como para el animal.
“El objetivo no es dominar al animal, sino comunicarse con él”, afirma Antelo.
La doma inteligente se basa en el uso de señales claras, rutinas consistentes y refuerzo positivo, permitiendo que incluso animales con experiencias traumáticas previas puedan ser rehabilitados y adaptados nuevamente al trabajo de campo.
Antelo destaca que el proceso varía según la especie. El adiestramiento es diferente en estas especies. Normalmente, la doma de caballos es más cuidadosa, respetando lo que el caballo piensa, sin maltrato. No se lo lastima, en ningún momento se lo deja amarrado un día para que se deje montar como se hacía años antes.
“Yo no concuerdo con el maltrato de los animales”, sostiene. “Siempre se trabaja en la mañana, se los suelta al mediodía para que coman, tomen agua de manera normal, y por las tardes se sigue trabajando. Al igual que los mulares también, nunca se los deja amarrados”.
Sin embargo, señala que con las mulas se requiere un enfoque más directo. “En el caballo se le enseña, en cambio, al mular se le da la oportunidad de buscar el camino que se quiere, el mular tiene que ceder porque él quiere, no porque nosotros queremos. Esa es una gran diferencia entre el caballo y las mulas”.
La doma inteligente se fundamenta en la etología, es decir, el estudio del comportamiento natural del animal. Por ello, es esencial observar, interpretar sus señales corporales y actuar de forma que el caballo, la mula o el burro no se sientan amenazados, sino estimulados a colaborar.


“El objetivo no es dominar al animal, sino comunicarse con él”






Principios clave de la doma inteligente:
Sin violencia: no se aplican métodos que provoquen miedo, dolor o sometimiento.
Comunicación clara: se basa en señales consistentes, posturas corporales, tono de voz y contacto respetuoso.
Refuerzo positivo: se premian las respuestas correctas del animal con caricias, pausas o alimentos.
Paciencia y constancia: se respeta el ritmo del animal. La doma se adapta a sus tiempos, no al revés.
“Muchos cometen el error de amarrarlos, una pata atrás y otra adelante. Lo que queremos explicar es que se logra domar sin necesidad de esas prácticas”.
Antelo ha diseñado cursos en los que los animales pueden estar listos para ser montados en solo cinco días, incluso tratándose de ejemplares “chúcaros”, es decir, que nunca han sido montados ni manipulados.
En cuanto a las técnicas específicas, resalta el principio de presión y alivio.
“El caballo aprende cuando se le da el descanso después de un ejercicio que se quería. El no aprende cuando yo lo jalo, sino cuando yo aflojo, saco la presión. Así debe ser la comunicación con el caballo, es increíble que, con este método, el animal, al segundo día ya está montando”.
Esta nueva forma de adiestramiento promueve una relación más humana, segura y armónica entre el ser humano y los animales de trabajo, abriendo paso a una ganadería más consciente y sostenible.
Fuente: Josue Antelo Nacif
Redacción: Publiagro

