El constante cambio en los sistemas de producción animal no solo exige una adaptación por parte de los productores para obtener un mayor rendimiento por lote o reducir la incidencia de enfermedades, sino que también obliga a enfrentar la evolución de los propios causantes de estos problemas. Los microorganismos y sus vectores también se adaptan a las nuevas condiciones en las granjas.

Así lo advierte Enrique Fernández, ingeniero español especializado en sanidad animal, quien recalca que la clave del éxito está en la prevención.

“A veces de nada sirve ir donde el proveedor para que nos dé la solución definitiva si existen alternativas previas que nos van a ayudar muchísimo, y en temas económicos serán más rentables”, afirma. El especialista subraya que el manejo adecuado de las fuentes de alimentación y de cualquier otro elemento que atraiga a las plagas debe ser prioridad para evitar su presencia o diseminación dentro de las instalaciones.

Vectores más frecuentes en las granjas avícolas
Entre los vectores más problemáticos que afectan la producción avícola, destacan el ácaro rojo, el escarabajo de la cama y los roedores como la rata gris y el ratón común.

Ácaro rojo: Este pequeño arácnido representa una amenaza significativa en las granjas de gallinas de postura. Su presencia ha aumentado con el uso de galpones de ambiente controlado con jaulas en batería. Según Fernández, aunque estas nuevas condiciones mejoran el bienestar animal y los rendimientos productivos, también resultan favorables para el ácaro rojo.

“Las condiciones de temperatura y humedad son más beneficiosas para su desarrollo, la restricción en el uso de productos insecticidas/acaricidas en presencia de animales o la arquitectura del sistema de baterías, que ofrece numerosos lugares para el anidamiento, reproducción, escondrijo o aislamiento frente a los tratamientos”, detalla.

“Es muy importante conocer a la plaga, muchas veces el insecto se comporta de manera diferente, un roedor igual: hay ratas que son más de techo, ratas que les gusta hacer madrigueras en exteriores y solo ingresan a las granjas para comer. Conocer el ciclo de vida, su comportamiento, puede ayudarnos mucho”

Enrique Fernández, explicó sobre el control de vectores en granjas/ Foto: Publiagro
Enrique Fernández, explicó sobre el control de vectores en granjas/ Foto: Publiagro

Escarabajo de la cama (Alphitobius diaperinus): Este coleóptero, de hábitos nocturnos pero visible durante el día, es común en granjas de pollos de engorde en todo el mundo. Se oculta como mecanismo de escape y para reproducirse, y es atraído por el calor, la humedad y el amoníaco de las camas.

“El adulto se alimenta del pienso, y las larvas, principalmente, de materia orgánica en descomposición”, explica Fernández. Advierte que, una vez que los animales son retirados del galpón, el escarabajo tarda entre 24 y 48 horas en esconderse en falsos techos, agujeros, vigas, pisos de tierra o incluso en materiales aislantes. Por eso, el control mediante productos larvicidas y adulticidas en ese corto periodo es fundamental.

Roedores (rata gris, rata negra y ratón común): Estos animales buscan alimento y refugio para establecerse, convirtiendo las granjas en blancos ideales.
“Debemos identificar el tipo de roedor presente (o presentes) para así poder elegir el cebo anticoagulante más adecuado”, sugiere Fernández.

Vigilancia y conocimiento: pilares del control efectivo
Fernández insiste en la importancia de mantenerse alerta en todo momento. “Hay que estar siempre activos, vigilantes, mirando siempre donde exista un punto de entrada de vectores y debilidades en el protocolo de bioseguridad”, enfatiza.

Además, conocer a fondo a la plaga es esencial. “Es muy importante conocer a la plaga, muchas veces el insecto se comporta de manera diferente, un roedor igual: hay ratas que son más de techo, ratas que les gusta hacer madrigueras en exteriores y solo ingresan a las granjas para comer. Conocer el ciclo de vida, su comportamiento, puede ayudarnos mucho”, afirma.

Finalmente, destaca que el control de vectores, desde un enfoque basado en el entendimiento de su biología y hábitos, debe ser una tarea obligatoria, continua y eficiente dentro de toda explotación avícola.

Fuente: Enrique Fernández
Redacción: Publiagro