





La tecnología de crianza porcina en cama profunda es un sistema de producción en el que los cerdos son alojados en instalaciones donde el piso de concreto es reemplazado por una cama de entre 20 y 30 cm de profundidad.
Este lecho puede estar compuesto por heno, paja de arroz o de café, hojas secas de maíz o una mezcla de estos materiales, los cuales deben estar bien deshidratados para su correcta implementación.
Una alternativa económica para la producción porcina
El médico veterinario Juan Alexander David Gutiérrez, especialista en nutrición animal, explicó que debido a la difícil situación económica que atraviesan los sectores avícola y porcicultor, se están explorando alternativas para reducir costos sin comprometer la calidad de la producción. En este contexto, el sistema de cama profunda surge como una opción viable para disminuir la inversión inicial en instalaciones y mejorar la rentabilidad.
«Se pueden construir galpones con estructuras de madera y lona de polivinilo, lo que permite reducir entre un 20 % y 30 % los costos de instalación. Sin embargo, esta solución es más adecuada para producciones pequeñas», señaló Gutiérrez.
Uno de los factores más costosos en la producción porcina es precisamente la construcción de instalaciones adecuadas. Sin embargo, con la implementación de camas profundas, se logra reducir significativamente estos gastos. Además, los animales permanecen en un ambiente confortable, con menor riesgo de enfermedades causadas por hongos o bacterias, siempre y cuando se realice un adecuado manejo sanitario.
Manejo y limpieza de las camas profundas
El objetivo principal de esta tecnología es favorecer la degradación de las heces y la orina, que son absorbidas por el material vegetal. Esto se logra a través del proceso de compostaje, que se desarrolla en presencia de los cerdos dentro de las instalaciones. No obstante, esto no exime de la necesidad de realizar controles y limpieza periódica.


«Se pueden construir galpones con estructuras de madera y lona de polivinilo, lo que permite reducir entre un 20 % y 30 % los costos de instalación. Sin embargo, esta solución es más adecuada para producciones pequeñas»




Gutiérrez explicó que, durante las primeras seis o siete semanas (alrededor de 40 a 50 días), es recomendable únicamente retirar el estiércol superficial acumulado sobre la cama, mientras que el resto del material puede ser reincorporado hasta que los animales completen su ciclo productivo.
«Si hablamos de sistemas de producción más largos, de 50 a 60 días, entonces estamos considerando un total de 80 días de uso de la cama profunda, lo que significa que al final del ciclo será necesario retirarla por completo. Este material puede ser reutilizado para la producción de compost», explicó el especialista.
Beneficios para el bienestar animal y el medioambiente
Además del ahorro en costos, este sistema aporta beneficios significativos en términos de bienestar animal. La cama profunda proporciona confort, reduce los niveles de estrés y minimiza la incidencia de problemas respiratorios y podales en los cerdos.
En la etapa de gestación, donde las jaulas individuales ya no pueden utilizarse en un 100 %, este sistema representa una alternativa viable que cumple con los principios de bienestar animal exigidos en la producción moderna.
En definitiva, la crianza porcina en cama profunda no solo permite disminuir la inversión inicial y optimizar costos de producción, sino que también mejora la calidad de vida de los animales y reduce el impacto ambiental negativo. Esta tecnología se perfila como una opción sustentable para los porcicultores que buscan mayor eficiencia y rentabilidad en sus sistemas productivos.
Fuente: Juan Alexander David Gutiérrez
Redacción: Publiagro

