En el municipio de Alto Mairana, ubicado en la región de los Valles Cruceños, se inició la cosecha de pitahaya, un cultivo exótico que está ganando terreno como alternativa agrícola. Los productores de la zona han decidido apostar por este fruto debido a su alto valor económico y nutricional, encontrando en la pitahaya un nuevo impulso para diversificar su producción.
Carlos Lazarte, reconocido fruticultor de Mairana, es uno de los pioneros en la producción de esta fruta en la región. En sus predios, cultiva las variedades de pitahaya blanca y pitahaya roja, dos de las más demandadas en los mercados internacionales por su sabor dulce y características beneficiosas para la salud. Según Lazarte, el cultivo de la pitahaya ha mostrado una excelente adaptación al clima y suelo de Alto Mairana, lo que ha permitido que las plantas carguen abundantemente durante esta primera cosecha.
Lazarte cuenta actualmente con 150 plantas, pero su objetivo es expandir esta superficie debido a los resultados positivos obtenidos hasta ahora.
“Por el momento yo cuento con 150 plantas, pero queremos seguir creciendo ya que estamos muy contentos con los resultados. El tamaño de la fruta es satisfactorio, la adaptación ha sido buena y estamos evaluando cuánto será el rendimiento este año”, explicó el productor.
La pitahaya, también conocida como “fruta del dragón”, es una especie originaria de América Central que en los últimos años ha ganado popularidad en los mercados internacionales debido a sus propiedades antioxidantes, alto contenido de vitamina C, calcio, hierro y fibra, así como su bajo aporte calórico. Estas características han impulsado su demanda, tanto en mercados locales como en el exterior, posicionándola como una fruta de alto valor comercial.
“Por el momento yo cuento con 150 plantas, pero queremos seguir creciendo ya que estamos muy contentos con los resultados. El tamaño de la fruta es satisfactorio, la adaptación ha sido buena y estamos evaluando cuánto será el rendimiento este año”
La producción de pitahaya en Alto Mairana es una muestra clara de la diversificación agrícola que los productores están implementando en los Valles Cruceños. Tradicionalmente, la zona ha sido conocida por cultivos como el durazno, manzana, maíz y tomate, pero ahora los agricultores buscan nuevas alternativas para enfrentar los desafíos económicos y climáticos.
El éxito de la pitahaya podría motivar a otros productores de la región a incursionar en este cultivo. Según Lazarte, aunque la producción de pitahaya en Alto Mairana aún está en una etapa experimental, los resultados iniciales son prometedores. Lazarte explicó que, dependiendo de las condiciones climáticas y del manejo adecuado, una hectárea de pitahaya puede producir entre 10 y 15 toneladas por año, lo que representa ingresos significativos para los agricultores.
Además, se están explorando prácticas sostenibles y de manejo integrado para garantizar la calidad de la fruta y evitar problemas fitosanitarios que puedan afectar la producción. Entre las técnicas utilizadas destacan el riego por goteo, el control biológico de plagas y la fertilización orgánica, métodos que permiten mantener la sanidad de los cultivos y mejorar los rendimientos.
“La pitahaya es una fruta que, además de ser deliciosa, tiene beneficios nutricionales importantes. Estamos convencidos de que este cultivo puede ser una alternativa sostenible para los productores de la región”, concluyó Carlos Lazarte, quien lidera la iniciativa en la zona.
Fuente: Carlos Lazarte
Redacción: Publiagro