Los huertos familiares se presentan como una alternativa apropiada para que las familias puedan producir y consumir productos frescos y saludables a un bajo costo, contribuyendo así a una dieta balanceada. Además, permiten obtener productos agrícolas a precios más accesibles, lo que beneficia la economía del hogar y promueve una alimentación sostenible.
La ingeniera agrónoma Laida Solís Castro, experta en agricultura orgánica, ofrece capacitaciones sobre cómo cultivar huertos en casa. Destaca que estos cultivos son libres de agroquímicos y que tanto las plantas como el suelo son preparados de manera orgánica.
«Un huerto familiar es una forma de garantizar alimentos saludables, sin químicos, aprovechando los espacios disponibles en casa», explicó Solís durante una de sus charlas.
Según Solís, los huertos familiares pueden integrar diversos cultivos, como hortalizas y plantas medicinales, que además de aportar a la dieta pueden cumplir funciones ecológicas.
«Las plantas medicinales pueden actuar como repelentes naturales o atraer insectos benéficos, generando un equilibrio en el ecosistema del huerto y asegurando verduras sanas», puntualizó.
Uno de los aspectos fundamentales para establecer un huerto familiar es la preparación adecuada del suelo. La ingeniera Solís explicó que este proceso sigue diez principios esenciales, entre los cuales destaca la técnica de doble excavación.
«La doble excavación consiste en cavar hasta 60 centímetros de profundidad. Los primeros 30 centímetros se abonan para nutrir la capa superficial, mientras que los siguientes 30 centímetros se trabajan para asegurar una buena aireación del suelo», detalló. Esta práctica permite que las raíces de las plantas tengan un mejor desarrollo y acceso a nutrientes.
Además, Solís recomienda utilizar cobertura vegetal sobre el suelo, lo que ofrece múltiples beneficios.
«Un huerto familiar es una forma de garantizar alimentos saludables, sin químicos, aprovechando los espacios disponibles en casa»
«La cobertura vegetal protege el suelo del viento y la lluvia, evitando que se compacte. Actúa como un colchón que impide que la tierra se endurezca y ayuda a mantener la verdura limpia», explicó. También resaltó que esta cobertura reduce el crecimiento de maleza y funciona como un acopio de agua, favoreciendo la retención de humedad en el suelo.
Otro elemento clave en el manejo de un huerto familiar es la preparación de la composta, que sirve como abono natural para las plantas.
«El compostaje devuelve la vida al suelo, ya que está compuesto por microorganismos que enriquecen la tierra. Se puede hacer a partir de residuos de cocina, como cáscaras de frutas y verduras, generando un ciclo sostenible de nutrientes», afirmó la especialista.
La ingeniera Solís también hizo referencia a la técnica de siembra cercana en bolillo, una práctica que maximiza el uso del espacio en el huerto.
«La siembra en bolillo implica colocar las plantas juntas, sin seguir los surcos tradicionales. Esto permite aprovechar mejor el espacio disponible y facilita el manejo del huerto», explicó.
En conclusión, la implementación de un huerto familiar implica trabajar bajo un sistema biointensivo que busca maximizar la producción en pequeños espacios y promover prácticas agrícolas sostenibles.
«Este tipo de agricultura es ideal para familias que desean tener acceso a alimentos frescos y saludables, al tiempo que contribuyen al cuidado del medio ambiente», concluyó Solís.
Fuente: Laida Solís Castro
Redacción: Publiagro