En el contexto de los avances científicos y tecnológicos, la biotecnología ha ganado un papel relevante en la lucha contra los efectos del cambio climático. La ingeniería genética, la inteligencia artificial y las ciencias digitales se han combinado con las ciencias biológicas, marcando un progreso asombroso que abre nuevas puertas hacia soluciones innovadoras. Sin embargo, según la ingeniera agrónoma María Mercedes Roca, estos avances deben ser vistos como herramientas que, aunque potentes, no ofrecen soluciones definitivas por sí solas.
Roca, quien es consciente del impacto de las tecnologías, destaca que estas son inherentemente neutrales. Lo que realmente se requiere es un cambio de paradigmas en la forma en que medimos el éxito. “¿Qué entendemos por éxito? ¿Es tener más dinero o más rentabilidad? ¿Es eso lo que realmente nos hace exitosos?” se pregunta Roca, y añade: “El verdadero éxito debería medirse por la capacidad de preservar los recursos naturales, como el suelo fértil, para las generaciones futuras. Esto solo se logra si evitamos prácticas destructivas como la quema o la deforestación”. Para ella, un enfoque en la sostenibilidad debe ser la verdadera medida de progreso en la agricultura y la producción de alimentos.
En cuanto a la biotecnología aplicada a la agricultura, Roca resalta el auge de los bioinsumos, productos que tienen una base biológica y no química.
“Así como se ha dado un impulso a las energías renovables, debemos también movernos hacia el uso de bioinsumos que reduzcan la dependencia de los agroquímicos, lo cual permitiría tener cultivos y animales más resistentes a enfermedades sin recurrir a productos tóxicos”. Roca es optimista respecto a que, en el futuro cercano, la ciencia permitirá cultivar alimentos con una mayor resistencia a virus y hongos, reduciendo la necesidad de agroquímicos.
“Así como se ha dado un impulso a las energías renovables, debemos también movernos hacia el uso de bioinsumos que reduzcan la dependencia de los agroquímicos, lo cual permitiría tener cultivos y animales más resistentes a enfermedades sin recurrir a productos tóxicos”
Además, para la ingeniera agrónoma, las buenas prácticas agrícolas son fundamentales para garantizar la salud del suelo y la sostenibilidad a largo plazo. La primera regla, según ella, es no quemar, no deforestar y cuidar los microorganismos del suelo.
«Los microorganismos del suelo son esenciales para el equilibrio ecológico, y si están bien nutridos, serán capaces de hacerle frente a los patógenos», explica. Para lograrlo, subraya la importancia de prácticas como la siembra directa, que ayuda a mantener las raíces vivas en el suelo y evita el uso excesivo de la mecanización, favoreciendo así la salud del ecosistema.
María Mercedes Roca plantea que la integración de las tecnologías con un enfoque sostenible y consciente del medio ambiente es el camino a seguir. No se trata solo de aplicar biotecnologías de manera aislada, sino de pensar en un futuro en el que los recursos naturales se preserven y se utilicen de manera responsable, asegurando que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de un entorno saludable y productivo.
Fuente: Maria Mercedes Roca
Redacción: Publiagro