El manejo de malezas difíciles sin una excesiva dependencia de agroquímicos es fundamental para garantizar la sostenibilidad y la productividad en la agricultura moderna. Roberto Unterladstaetter, docente, investigador e ingeniero agrónomo, enfatiza la relevancia de adoptar prácticas agrícolas adecuadas para evitar que el uso desmedido de agroquímicos conduzca al desarrollo de malezas resistentes.

El problema del uso excesivo de agroquímicos
Unterladstaetter señala que, desde la introducción de los herbicidas en Santa Cruz, algunos agricultores han relajado las buenas prácticas agrícolas. Este descuido ha provocado que el exceso de agroquímicos, particularmente herbicidas, favorezca la resistencia de ciertas malezas. Explicó que este fenómeno se debe a un proceso de selección natural acelerado por varias prácticas comunes:

“Lo básico en la agricultura es hacer bien las cosas y usar el agroquímico como apoyo. En Bolivia tenemos muy buenas condiciones ambientales, pero estamos con los menores rendimientos de la subregión, incluso con mejores condiciones que Paraguay y Brasil. Sin embargo, producimos menos pese a usar los mismos agroquímicos y semillas”

Uso repetido de un mismo herbicida
Aplicar continuamente el mismo producto o productos con el mismo mecanismo de acción permite que solo las malezas resistentes sobrevivan y se reproduzcan, propagando la resistencia rápidamente.

Monocultivo y falta de rotación de cultivos
La agricultura homogénea crea un ambiente propicio para que ciertas especies de malezas se adapten y prosperen, especialmente si no se varían las estrategias de control.

Dosis inadecuadas
El uso de dosis subletales no elimina completamente las malezas, lo que permite que las sobrevivientes desarrollen y transmitan tolerancia al herbicida.

Dependencia excesiva de químicos
Abandonar métodos integrados de manejo en favor de soluciones rápidas químicas reduce la diversidad de herramientas de control, acelerando el problema.

Resistencia cruzada y múltiple
Algunas malezas no solo desarrollan resistencia a un herbicida, sino también a varios con diferentes mecanismos de acción, complicando aún más su control.

Unterladstaetter advirtió que en zonas como Santa Cruz, donde los agricultores realizan entre cinco y seis aplicaciones de glifosato al año, se observa una rápida adaptación de las malezas, que completan su ciclo de vida en menos tiempo y desarrollan nuevas generaciones resistentes.

Adaptación de las malezas y soluciones
Las malezas se adaptan de manera eficaz tanto al ambiente como a los cultivos, una característica que ha empeorado en los últimos años. Unterladstaetter insistió en la necesidad de realizar una correcta gestión del cultivo como primera medida:

“Lo básico en la agricultura es hacer bien las cosas y usar el agroquímico como apoyo. En Bolivia tenemos muy buenas condiciones ambientales, pero estamos con los menores rendimientos de la subregión, incluso con mejores condiciones que Paraguay y Brasil. Sin embargo, producimos menos pese a usar los mismos agroquímicos y semillas”.

Hacia un manejo más sostenible
El experto concluye que el éxito en el manejo de malezas no está en eliminar el uso de agroquímicos, sino en utilizarlos como una herramienta complementaria dentro de un sistema de manejo integrado.

Este enfoque incluye rotación de cultivos, uso de coberturas vegetales, control mecánico y biológico, y diversificación de prácticas. Solo así se puede evitar la proliferación de malezas resistentes y garantizar la sostenibilidad agrícola a largo plazo.

Fuente: Roberto Unterladstaetter

Redacción: Publiagro