Los incendios, ya sean forestales o producto de quemas controladas, generan un impacto significativo en los suelos agrícolas. En Bolivia, las quemas controladas son todavía una práctica común para preparar terrenos para nuevas siembras. Sin embargo, su manejo inadecuado puede derivar en una degradación severa del suelo, afectando su fertilidad y capacidad productiva.

El reconocido científico e investigador Jorge Mataix, especialista en análisis de suelos degradados y resilientes, se encuentra en el país con un equipo técnico del CIAT para evaluar el estado de los suelos en la región de la Chiquitania tras los devastadores incendios forestales que han afectado esta zona. Según Mataix, esta investigación tiene como propósito inicial identificar los principales daños en el suelo para desarrollar estrategias de manejo sostenible.

Objetivos y análisis del suelo post-incendio
La evaluación inicial se centrará en varios aspectos clave:

Pérdida de materia orgánica: Si el suelo ha perdido su contenido de materia orgánica por combustión o erosión, es un claro indicador de degradación.

Biomasa microbiana: Determinar el nivel de vida microbiana, esencial para la fertilidad y regeneración del suelo.

Propiedades hidrofóbicas: Evaluar si el suelo ha desarrollado repelencia al agua, un problema común tras incendios severos.

Presencia de cenizas: Identificar si el suelo conserva cenizas que puedan servir como fuente de nutrientes o si estas han sido arrastradas.

«Con estos primeros datos se busca establecer una base para proyectos de investigación más amplios que permitan gestionar de manera sostenible las zonas afectadas, adaptando estrategias según su uso, ya sea agropecuario o de conservación», explicó Mataix.

“Con estos primeros datos se busca establecer una base para proyectos de investigación más amplios que permitan gestionar de manera sostenible las zonas afectadas, adaptando estrategias según su uso, ya sea agropecuario o de conservación»

Diferencia entre quemas controladas e incendios forestales
Mataix destaca que las quemas controladas tienen un impacto menor en comparación con los incendios forestales, ya que producen una liberación de energía menos intensa. Sin embargo, advierte que el abuso de estas prácticas puede provocar la degradación del suelo.

El impacto de las quemas depende de factores como su recurrencia, extensión y las características del suelo. En Santa Cruz, predominan los suelos arenosos y franco-arenosos, algunos enriquecidos con cenizas volcánicas, que presentan diferentes niveles de vulnerabilidad.

Consecuencias de los incendios en el suelo

Pérdida de materia orgánica:

La combustión directa y la erosión posterior pueden eliminar la capa fértil del suelo, afectando su capacidad de retener agua y nutrientes.

Compactación: La pérdida de materia orgánica y las características del suelo determinan el nivel de compactación. Los suelos arcillosos, aunque más resistentes a la erosión, son más propensos a compactarse que los suelos arenosos, que drenan agua más rápidamente pero retienen menos nutrientes.

Ciclos naturales y resiliencia: Aunque los incendios suelen asociarse con pérdidas, Mataix resalta que no siempre son negativos.

«Los incendios forman parte de ciclos naturales, pero su impacto varía según la sensibilidad del ecosistema. Algunos suelos están mejor adaptados a estas perturbaciones, mientras que otros son más vulnerables», afirmó.

Estrategias de manejo y recuperación
El estudio también evaluará opciones para regenerar suelos afectados, como:

Fertilización para uso agropecuario.

Aplicación de acolchados para proteger los suelos desnudos y evitar la erosión.

Conservación de ecosistemas sensibles para permitir su recuperación natural.

Con esta investigación, se espera no solo mitigar los efectos de los incendios, sino también fortalecer la sostenibilidad de los suelos agrícolas, clave para la seguridad alimentaria y el equilibrio ambiental en Bolivia.

Fuente: ABI