Uno de los principales factores que compromete la eficiencia reproductiva en vacas de carne es el anestro post parto, una condición que ocurre de manera normal en este periodo. Durante esta etapa, las vacas no presentan ciclos reproductivos normales, ya que están en proceso de recuperación tras el parto. Esto afecta la respuesta a la inseminación artificial a tiempo fijo (IATF) y a la monta natural, reduciendo su efectividad.
Flavia Morag Ellif, especialista técnica en sanidad animal de Ourofino, subraya que el uso de la IATF ya representa un avance importante en la mejora de la eficiencia reproductiva. Sin embargo, señala que se pueden realizar ajustes en los protocolos existentes para optimizarlos aún más, especialmente en animales que enfrentan desafíos adicionales en el post parto.
El anestro post parto
El anestro post parto es una condición en la que una vaca no presenta actividad reproductiva o ciclos estrales normales después del parto. Durante este periodo, la vaca no entra en celo, lo que significa que no está ovulando. Como resultado, no es capaz de concebir, ya sea por inseminación artificial o monta natural.
Este fenómeno ocurre porque el cuerpo de la vaca está en proceso de recuperación tras el parto, y su sistema reproductivo necesita tiempo para restablecerse y reiniciar el ciclo reproductivo normal. Durante el anestro post parto, la vaca se dedica principalmente a la lactancia y recuperación, lo que puede hacer que la ovulación y la respuesta a la inseminación artificial o monta natural sean más lentas o menos efectivas.
El anestro post parto es un factor clave que afecta la eficiencia reproductiva en el ganado, ya que, al prolongarse este periodo, el tiempo entre partos aumenta, reduciendo la tasa de fertilidad y afectando la productividad de la explotación ganadera. Para mitigar este efecto, se pueden utilizar estrategias como la inseminación artificial a tiempo fijo (IATF) o el uso de hormonas para sincronizar el ciclo reproductivo de las vacas y mejorar las tasas de concepción.
«Mejorar la nutrición aliada a los protocolos reproductivos incrementa de manera significativa la eficiencia»
Estrategias de mejora reproductiva
Cuando hablamos de estrategias para mejorar la eficiencia reproductiva, nos referimos a la implementación de diferentes hormonas en el protocolo, con el fin de que los animales respondan de manera más eficiente. Por ejemplo, el uso de progesterona inyectable de larga acción antes del protocolo, como una forma de pre-sincronización, puede ser útil para preparar a las vacas.
Además, se utiliza la GnRH (hormona liberadora de gonadotropina), una hormona peptídica que se produce en el hipotálamo y juega un papel crucial en la regulación del sistema reproductivo. La GnRH estimula la liberación de otras hormonas clave para la fertilidad, como la FSH (hormona folículo estimulante) y la LH (hormona luteinizante).
En el momento de la inseminación, la GnRH es fundamental, especialmente para las vacas que no manifiestan celos. También se emplea en categorías más desafiantes, como las primíparas (vacas de primer parto) y las vaquillas. Aunque estas vacas muestren celo, el uso de GnRH también beneficia su respuesta reproductiva.
Morag añade que, además de estos protocolos, se puede suplementar con progesterona después de la inseminación (post-IATF) para asegurar un desarrollo embrionario más eficiente y un mejor mantenimiento de la gestación. Esto mejora significativamente las tasas de concepción.
Desafíos en la eficiencia reproductiva
Uno de los mayores retos para lograr una alta eficiencia reproductiva en vacas de carne es la nutrición. La alimentación deficiente impacta directamente en la capacidad reproductiva del animal, especialmente durante la época de sequía, un problema común en muchos países de Latinoamérica.
Los desafíos adicionales incluyen el anestro post parto y las condiciones corporales inadecuadas, que afectan las reservas energéticas y hormonales del animal. Esto limita su capacidad para responder correctamente al protocolo de inseminación, también afectando la calidad de los ovocitos, que es crucial para la fertilización exitosa. Para que los óvulos puedan ser fertilizados, deben tener una buena calidad, que está directamente relacionada con la eficiencia nutricional del animal.
«Mejorar la nutrición aliada a los protocolos reproductivos incrementa de manera significativa la eficiencia», concluyó Morag.
Recomendación
Flavia Morag, destaca que la clave para mejorar la eficiencia reproductiva en vacas de carne radica en una adecuada nutrición combinada con protocolos reproductivos bien diseñados, ajustados a las necesidades de cada animal, especialmente aquellos en post parto o con condiciones que les dificultan una respuesta óptima. Al implementar estas estrategias, se puede optimizar la tasa de concepción, reducir los intervalos entre partos y, en última instancia, mejorar la productividad general de la explotación ganadera.
Fuente: Flavia Morag Ellif
Redacción: Publiagro