Fernando Romero, presidente de ANAPO, destaca la necesidad de apoyo financiero y biotecnología para mejorar la productividad y superar las pérdidas de las últimas campañas

Foto: ANAPO
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A pesar de dos campañas complicadas que han dejado una baja considerable en la producción de soya, los productores del sector oleaginoso mantienen la esperanza en la próxima campaña de verano, con la expectativa de poder recuperarse económicamente y productivamente. Fernando Romero, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), expresó su preocupación por las pérdidas acumuladas en los últimos años y el impacto financiero en los agricultores.

«Hemos tenido campañas complejas, las más difíciles de los últimos 30 años, con pérdidas cuantiosas para el sector, para los productores, y esas pérdidas se traducen en deudas», explicó Romero. A pesar de los retos, el sector no se rinde y busca soluciones para enfrentar la situación.

«El productor quiere afrontar esas pérdidas, pero hay que darles esa viabilidad financiera, ya sea a través de reprogramaciones y refinanciamientos», señaló, destacando la necesidad de apoyo financiero para las futuras campañas.

Sin embargo, el panorama financiero es incierto debido a la falta de financiamiento, la subida en los costos de producción y el aumento en los precios de los insumos agrícolas, lo que ha puesto a los agricultores en una situación crítica.

«Hemos tenido campañas complejas, las más difíciles de los últimos 30 años, con pérdidas cuantiosas para el sector, para los productores, y esas pérdidas se traducen en deudas»

 

«Los insumos están llegando mucho más caros por el tema de la escasez de divisas, lo que pone al agricultor en una encrucijada financiera muy compleja», agregó Romero, subrayando la necesidad de soluciones urgentes.

La próxima campaña de verano, que se extiende entre los meses de octubre y diciembre, es vista como una oportunidad para que los productores puedan estabilizarse. Conocida como «la gran campaña», se espera que se siembren alrededor de 1 millón 300 mil hectáreas, produciendo cerca de 2 millones 600 mil toneladas de soya. Esta producción no solo abastece el mercado interno, alimentando a las cadenas productivas de aves y porcinos, sino que también generará excedentes para la exportación con valor agregado, contribuyendo a la economía del país.

Frontera agrícola y el rol de la biotecnología

Romero también destacó la necesidad de incorporar biotecnología en la agricultura para mejorar la productividad sin expandir la frontera agrícola.

«Nosotros siempre hemos mantenido una propuesta muy clara, donde hemos estado pidiendo la biotecnología como una herramienta, no solo para acortar el rezago productivo que tiene Bolivia en relación a la tecnología, sino que nos va a permitir incrementar la productividad en la misma cantidad de área que estamos produciendo actualmente», afirmó Romero.

Si bien la normativa actual permite pensar en un posible crecimiento de la frontera agrícola, con la posibilidad de aumentar hasta 1 millón de hectáreas adicionales, el enfoque de los productores está en mejorar la productividad en las áreas ya cultivadas.

«No estamos planteando un crecimiento de frontera agrícola, sino un crecimiento en productividad con la necesidad de tener biotecnología para producir en la misma área», concluyó Romero.

El sector sojero espera que las condiciones económicas y tecnológicas mejoren para poder sobreponerse a los recientes desafíos y seguir siendo un pilar fundamental en la economía y en la alimentación de Bolivia.

 

Fuente: Fernando Romero

Redacción: Publiagro