

Javier Bonilla destaca la importancia de un enfoque integral en el manejo de nutrientes y la restauración de suelos degradados para optimizar el rendimiento agrícola






Javier Bonilla, jefe de desarrollo y transferencia de tecnología, explicó la importancia de los nutrientes en el crecimiento y desarrollo óptimo de las plantas. Según Bonilla, elementos como el nitrógeno, fósforo y potasio son fundamentales, pero también destacó la relevancia de otros nutrientes como el calcio, magnesio e hierro, que juegan roles cruciales en la salud de las plantas. Además, subrayó la importancia de la fisiología vegetal, una rama de la ciencia que estudia cómo funcionan las plantas a nivel celular y molecular, enfocándose en procesos vitales como la fotosíntesis, transpiración y absorción de nutrientes.
«Estos son temas muy importantes hoy en día, especialmente cuando buscamos altas productividades. Es fundamental entender cómo funcionan las plantas y cómo los nutrientes afectan de manera positiva o negativa su desarrollo», explicó Bonilla.
Aplicar los nutrientes adecuados en las cantidades correctas puede generar altos rendimientos en los cultivos, según destacó. Sin embargo, Bonilla enfatizó que, para nutrir correctamente los cultivos, primero es necesario conocer cómo funcionan las plantas y, en segundo lugar, identificar cuáles son los nutrientes esenciales para que las plantas completen su ciclo y logren el objetivo de producción deseado.
En su clasificación, Bonilla mencionó los macronutrientes y micronutrientes, ambos esenciales para el desarrollo de las plantas.


«La materia orgánica nos indica el estado de salud del suelo, y hoy en día es crucial también considerar un análisis biológico. Un suelo de alta productividad, un suelo vivo, debe ser excelente tanto en la parte química como en la biológica»
Macronutrientes
Nitrógeno (N)
Fósforo (P)
Potasio (K)
Bonilla también mencionó los nutrientes secundarios, como el calcio, magnesio y azufre, que normalmente se aplican en kilogramos por hectárea.


Micronutrientes
Boro (B)
Hierro (Fe)
Cobre (Cu)
Zinc (Zn)
Manganeso (Mn)
Estos micronutrientes, a pesar de ser requeridos en pequeñas cantidades (en gramos por hectárea), son altamente eficientes cuando se busca una buena producción. Bonilla también señaló la existencia de nutrientes benéficos, como el silicio y el níquel.
Estudio del suelo
La base de un plan nutricional efectivo debe estar siempre fundamentada en un análisis de suelo. «Conocer el suelo permite saber qué nutrientes debemos aplicar para corregir deficiencias y mejorar la productividad», explicó Bonilla. Sin embargo, no basta con un análisis químico que revele los niveles de nitrógeno, potasio y micronutrientes. Es igualmente importante entender la composición física del suelo, como la cantidad de arcilla, limo, arena y materia orgánica.
«La materia orgánica nos indica el estado de salud del suelo, y hoy en día es crucial también considerar un análisis biológico. Un suelo de alta productividad, un suelo vivo, debe ser excelente tanto en la parte química como en la biológica», subrayó.
Nutrición para suelos degradados
Bonilla explicó que a medida que la agricultura intensiva ha avanzado, hemos perdido la parte biológica del suelo, causando un desequilibrio nutricional y la pérdida de materia orgánica. Por ello, es necesario restaurar el suelo a su estado natural.
«No es algo que se logre a corto plazo, hay que pensar a largo plazo, pero los resultados son excelentes. La rotación de cultivos, la incorporación de cultivos de servicios y el uso de plantas de cobertura son opciones efectivas para la recuperación del suelo», explicó Bonilla.
Entre las opciones para mejorar la estructura y fertilidad del suelo, mencionó el trigo sarraceno, la brachiaria y el nabo forrajero, que son excelentes descompactantes del suelo y ayudan a la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
Fuente: Javier Bonilla
Redacción: Publiagro