Con una demanda de 1.2 millones de toneladas y una producción de solo 430 mil, PROMASOR advierte sobre la necesidad de mejorar la tecnología agrícola y el acceso a materiales genéticamente modificados

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A nivel departamental y en regiones como Yacuiba y Chuquisaca, la producción de maíz alcanzó solo las 430 mil toneladas durante la campaña de invierno, una cifra que está por debajo de las expectativas. Mario Moreno, presidente de la Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (PROMASOR), señaló que este resultado genera un déficit significativo, dado que la demanda de maíz en el país es de aproximadamente 1 millón 200 mil toneladas. Este déficit obligará a Bolivia a recurrir a la importación de maíz para satisfacer la demanda interna.

«Estamos con un gran déficit producto de los cambios climáticos, la falta de lluvias y el uso de materiales que tenemos que ya están desfasados, que ya no tienen buenos rendimientos», explicó Moreno. La situación es preocupante, ya que factores como la variabilidad climática y la falta de acceso a tecnologías adecuadas están impactando negativamente en la producción de maíz.

Moreno también mencionó que, aunque algunos agricultores han comenzado a utilizar material transgénico, no lo están haciendo de manera adecuada.

«Estamos con un gran déficit producto de los cambios climáticos, la falta de lluvias y el uso de materiales que tenemos que ya están desfasados, que ya no tienen buenos rendimientos»

 

«Hay agricultores que utilizan material transgénico, pero lo hacen de una manera incorrecta, lo que facilita la propagación del gusano cogollero y no obtienen los niveles de producción que deberían tener», advirtió. Este mal uso de las semillas genéticamente modificadas no está brindando los resultados esperados, lo que agrava aún más el déficit en la producción.

La necesidad de biotecnología y apoyo al productor

PROMASOR está trabajando para lograr que se autoricen nuevos eventos biotecnológicos que permitan mejorar la productividad en las parcelas. Moreno indicó que el proceso para introducir materiales genéticamente modificados es largo y complejo, lo que retrasa la adopción de estas tecnologías en el país.

«Recién vamos a entrar en la dinámica de solicitar esas autorizaciones al comité nacional para la introducción de materiales genéticamente modificados. Lo procesamos, lo sometemos a las parcelas de validación, que tiene otro tiempo de proceso que es muy largo, incluso de 3 a 4 años», detalló Moreno.

El presidente de PROMASOR también subrayó que, si el sector productivo no recibe el apoyo necesario para acceder a nuevas tecnologías, muchos productores se verán obligados a abandonar el cultivo de maíz o a migrar a otras áreas de producción.

«Si el sector productivo no tiene ese apoyo y esa apertura a nuevos eventos y a la tecnología, se ve obligado a migrar a otras áreas de producción o abandonan tras verse golpeados. Van a dejar de producir y se complica más la situación, y se ahonda el desabastecimiento», advirtió.

A pesar de los desafíos, PROMASOR sigue trabajando para evitar que los productores dejen de cultivar.

«Como PROMASOR tratamos de no descuidar al productor para que sigan produciendo, y pedimos que se le siga dando apoyo. Pero es indispensable utilizar algunos materiales que nos favorezcan y no así producir la pérdida como estamos hasta ahora», concluyó Moreno.

La situación actual del sector maicero en Bolivia refleja la necesidad urgente de adoptar nuevas tecnologías y políticas de apoyo que permitan a los productores ser más competitivos y sostenibles en el mercado, evitando así una mayor dependencia de las importaciones y fortaleciendo la producción interna.

 

Fuente: Mario Moreno

Redacción: Publiagro