Miguel Suárez Román destaca la importancia de un cambio de mentalidad y una gestión integral del suelo para alcanzar incrementos de hasta un 150% en la producción de caña en Santa Cruz

Estudio de suelo para mayor rendimiento y productividad/ Foto: Publiagro
Miguel Suárez Román, habló de su trabajo como asesor a productores de caña/ Foto: Publiagro

El modelo de alto rendimiento para el cultivo de caña de azúcar es un enfoque basado en resultados que no solo prioriza el cuidado del suelo, sino que también busca maximizar la producción y mejorar la calidad de la caña. Este modelo, además, promueve una actitud proactiva y comprometida por parte del productor.

Miguel Suárez Román, coordinador y asesor en producción de caña de azúcar en la empresa ATIDER, sostiene que el primer paso hacia el éxito es un cambio en la mentalidad del productor.

«Si queremos tener resultados exitosos, tenemos que cambiar lo que estamos haciendo, porque lo que estamos haciendo no es lo que nos ha llevado al éxito. El productor ha sido muy conformista, ha llegado a una meta y se ha quedado ahí», afirma Suárez.

Aunque Bolivia ha obtenido buenos resultados en la producción de caña, Suárez señala que es necesario adoptar un enfoque más agresivo para lograr una economía más exitosa.

«Bolivia tiene potencialidades, como suelos profundos y muy ricos, clima favorable, y humedad adecuada. El cultivo tolera el estrés, pero creo que lo más importante será el cambio de actitud del productor: romper paradigmas, creer que es posible, comprometerse, y convertir esta actividad en un verdadero negocio», explica.

«Teníamos propiedades con rendimientos de 60 toneladas por hectárea que hoy están alcanzando 170 toneladas por hectárea, y esto se ha logrado solo con nutrición. Aún no hemos implementado el modelo al 100%, solo hemos hecho un 40% de modificaciones en el sistema de producción»

Estudios de suelo

Suárez destaca que, a pesar de la abundancia de residuos de cosecha que quedan en el suelo, la materia orgánica no supera el 2%. Esta conclusión se deriva de los análisis de suelo realizados por ATIDER y enviados a laboratorios certificados en Estados Unidos, respaldados por el Instituto de Ciencias del Suelo. Estos laboratorios garantizan una metodología con un margen de error menor al 3%. Con base en estos resultados, se elabora un plan de cultivo personalizado para cada productor, adaptado a las condiciones específicas de su terreno.

Actualmente, Miguel Suárez asesora más de 3,400 hectáreas en Santa Cruz, implementando tratamientos que han generado incrementos en la cosecha de entre un 40% y un 150%.

«Teníamos propiedades con rendimientos de 60 toneladas por hectárea que hoy están alcanzando 170 toneladas por hectárea, y esto se ha logrado solo con nutrición. Aún no hemos implementado el modelo al 100%, solo hemos hecho un 40% de modificaciones en el sistema de producción», señala Suárez.

Suelos

Uno de los principales problemas identificados en los estudios de suelo fue la compactación, que afectaba entre un 30% y un 35% del suelo. Esto ayudó a entender por qué las plantas manifestaban un estado crítico de estrés que resultaba en un bajo rendimiento y en un floreo prematuro. En particular, las plantas con características genéticas como la UCG reaccionan a la competencia por nutrientes y horas de luz, lo que les lleva a priorizar la floración para asegurar la generación siguiente.

«Ha sido un desafío cambiar esta situación, y aunque ha tomado tiempo, los productores poco a poco se van convenciendo. Desafortunadamente, es un proceso que requiere paciencia, pero seguimos avanzando porque este modelo es para quienes desean obtener más», concluyó Suárez.

 

Fuente: Miguel Suárez Román

Redacción: Publiagro