Expertos implementan estrategias integrales para mitigar el impacto de esta amenaza virulenta en los cultivos de girasol en Santa Cruz

Foto: Syngenta

La maleza parásita Orobanche Cumana ha generado gran preocupación entre los agricultores de la zona de San Julián. Aunque en Europa conviven con esta maleza desde hace décadas, en Bolivia su presencia ha sido más notoria en los últimos tres años. Esta planta, que posee ocho razas y es altamente virulenta, ha comenzado a afectar de manera significativa los cultivos locales, especialmente los de girasol.

En un esfuerzo por entender su propagación, se han realizado levantamientos geográficos en los campos afectados. Aunque los datos recopilados hasta ahora son preliminares, es un hecho que la maleza está presente en cultivos de algunas áreas de San Julián. Afortunadamente, no se ha registrado su presencia en otras zonas girasoleras del este de Santa Cruz.

Pablo Franco, responsable de desarrollo de BASF, señala que incluso el SENASAG el año pasado hizo una identificación y una protección, y este año se realizó otra reunión para encarar el control, ya que afectó a muchos campos.

Impacto y expansión de la maleza

Expertos han identificado que la maleza parásita tuvo una incidencia notable en 2023, afectando entre 300 y 400 hectáreas en el municipio de San Julián. Sin embargo, la situación ha empeorado en 2024, con informes de afectación que ya hablan de 5,000 hectáreas, y se teme que esta cifra pueda ser aún mayor.

«Es una maleza que no hace fotosíntesis, no tiene hojas. La planta de girasol desprende una sustancia llamada estrigolactona que activa la germinación de la maleza, permitiéndole adherirse a las raíces del girasol y succionar sus nutrientes, lo que eventualmente mata a la planta»

 

Mario Zankis, responsable de la división de semillas de Interagro, explica que esta maleza parásita necesita de la planta de girasol para germinar y desarrollarse.

«Es una maleza que no hace fotosíntesis, no tiene hojas. La planta de girasol desprende una sustancia llamada estrigolactona que activa la germinación de la maleza, permitiéndole adherirse a las raíces del girasol y succionar sus nutrientes, lo que eventualmente mata a la planta», señaló.

El técnico de Basf Pablo Franco, asegura que sería catastrófico que exista una raza de la maleza parásita que ataque girasol pero que también ataque la soya, recomienda controlar las poblaciones que son muy altas, recomendando siempre hacer un manejo.

Diseminación

La Orobanche cumana es extremadamente virulenta y una sola planta puede producir hasta 500,000 semillas, que son diminutas, de hasta 0.4 milímetros. Estas semillas se dispersan fácilmente, adhiriéndose a cualquier objeto, incluyendo ropa, implementos agrícolas y el viento. Esto hace crucial evitar su propagación a otras áreas.

Pablo Franco, responsable de desarrollo de BASF, advierte que esta maleza puede afectar hasta el 100% de un cultivo, dependiendo del momento en que se produce la infestación. Explica que esta maleza no es común en Sudamérica y probablemente llegó desde países mediterráneos donde también se cultiva girasol.

Estrategias de Control

En Europa, ya existen híbridos de girasol resistentes a esta maleza, y esta genética podría adaptarse a las condiciones locales. Introducir estos híbridos y manejar la resistencia genética es una solución viable y rápida. Sin embargo, también es necesario un enfoque integral que incluya la rotación de cultivos. En las zonas infestadas, se debe evitar sembrar girasol durante al menos 8 a 10 años, ya que las semillas de la maleza pueden permanecer viables en el suelo hasta por 15 años.

Otras medidas incluyen limpiar adecuadamente la maquinaria y los implementos agrícolas, y cosechar los campos afectados al final para evitar la diseminación de las semillas. El uso de herbicidas del grupo de las imidazolinonas también ofrece un control parcial, pero efectivo, para minimizar el daño.

El Problema del Contrabando de Semillas

El contrabando y el uso de semillas de dudosa procedencia han sido un problema persistente en el sector semillero. “Una semilla certificada garantiza calidad fisiológica, física y pureza genética, mientras que las semillas de contrabando no pasan por procesos de calidad y su origen es desconocido», manifiesta Mario Zankis.

No se sabe con certeza cómo la Orobanche cumana entró al país, pero es posible que haya sido a través de semillas de contrabando. Pablo Franco coincide en que el ingreso de semillas de contrabando está introduciendo muchas malezas y plagas, poniendo en peligro la producción agrícola.

Recomendación

Tanto Zankis como Franco, destacan que la aparición de la maleza parásita Orobanche cumana en San Julián representa un desafío significativo para los agricultores de Santa Cruz. Es crucial implementar estrategias de control y prevención para evitar su propagación y minimizar su impacto en los cultivos.

La introducción de híbridos resistentes, la rotación de cultivos y el control riguroso del contrabando de semillas son pasos esenciales para enfrentar esta amenaza y proteger la producción agrícola en la región.

 

Fuente: Publiagro