Por Duda Anzoátegui
En el corazón de la Amazonía boliviana, el Beni despliega un mosaico de paisajes exuberantes y culturas ancestrales. Esta tierra, a menudo escondida en el vasto verdor de la selva, se ha convertido en un imán para aquellos que buscan la esencia pura de la naturaleza y la autenticidad de las comunidades indígenas. Nuestro recorrido, un periplo de descubrimiento y asombro, nos llevó a través de los destinos más icónicos del Beni, culminando en la reciente inauguración del Eco Albergue Aguaysal, una joya del turismo eco sostenible.
San Ignacio de Moxos: la cuna de la cultura mojeña
San Ignacio de Moxos, nuestro primer destino, es un testimonio vivo de la rica herencia cultural del Beni. Fundada en 1689 por misioneros jesuíticas, esta localidad es conocida como la «capital espiritual de la cultura moxeña». La imponente iglesia de San Ignacio, con su fachada barroca y su altar mayor ornamentado, es un emblema de la fusión entre el arte indígena y la influencia europea. Los museos locales albergan piezas de arte sacro y objetos ceremoniales que narran la historia de un pueblo resiliente y creativo.
El Gran Cabildo Indigenal, instaurado en 1701, es una institución que ha perdurado por más de tres siglos, preservando las tradiciones y la herencia misional del siglo XVIII. Este cabildo es un espacio fundamental en la historia y cultura de San Ignacio de Moxos. Dentro de sus instalaciones, se encuentra un taller de restauración de artes plásticas a cargo de Judith León y del propio Cabildo Indigenal, un espacio hermoso de visitar que contribuye al desarrollo turístico del pueblo. Cada 31 de julio, durante la fiesta patronal de San Ignacio de Moxos, el cabildo se convierte en el corazón de las celebraciones, reafirmando su papel esencial en la vida comunitaria.
Rurrenabaque: la puerta a la selva
Desde San Ignacio, nuestro viaje nos llevó a Rurrenabaque, “La Perla Turística del Beni», un pequeño pueblo que sirve de entrada a un universo selvático sin igual. Con su ambiente acogedor y su vibrante mercado, Rurrenabaque abre sus puertas a turistas de todo el mundo, ofreciendo un trato amable y gentil.
Este pintoresco pueblo es el punto de partida hacia maravillas naturales como el Parque Nacional Madidi y las Pampas de Yacuma. Rurrenabaque ha sido catalogado y premiado con diferentes distinciones, destacándose en el ámbito turístico global. National Geographic incluyó a la ciudad en su lista de los 20 destinos turísticos más importantes del mundo en 2011. En 2019, recibió un World Travel Award como «Mejor Destino Verde», y fue mencionado por el New York Times como un destino turístico imprescindible para visitar en 2020.
Rurrenabaque, con su calidez y hospitalidad, no solo es un punto de partida hacia aventuras inolvidables en la selva, sino también un destino en sí mismo, donde cada visitante se siente como en casa.
Parque Nacional Madidi: el pulmón verde del Beni
El Parque Nacional Madidi, uno de los más biodiversos del mundo, nos recibió con una sinfonía de sonidos y colores. Este santuario natural, que abarca desde los Andes hasta las tierras bajas amazónicas, es hogar de una increíble variedad de especies. Aquí, la biodiversidad se despliega en su máxima expresión: jaguares, águilas arpías, monos y una multitud de plantas medicinales. La comunidad de San Miguel del Bala, ubicada a 45 minutos en bote desde Rurrenabaque, se integra armoniosamente en este ecosistema. Con menos de 300 habitantes, los indígenas Tacana de San Miguel del Bala viven de la pesca, la caza controlada, la agricultura y la artesanía, preservando y compartiendo su vasto conocimiento de la selva.
Cañón del Bala: un tesoro escénico
Muy cerca de San Miguel del Bala se encuentra el Cañón del Bala, un espacio turístico impresionante que nos deja sin aliento. El recorrido hacia el cañón inicia en la Plaza de Armas de Rurrenabaque y ofrece vistas panorámicas que capturan la majestuosidad de la selva y sus formaciones rocosas de 15 metros de altura. Es un lugar ideal para aventureros y amantes de la naturaleza, quienes pueden disfrutar de caminatas y excursiones en un entorno natural espectacular. El cañón no solo es un destino de belleza escénica, sino también un sitio culturalmente significativo, ya que las comunidades locales han vivido y prosperado en sus alrededores durante generaciones.
Las Pampas de Yacuma: encuentro con la fauna silvestre
Las Pampas de Yacuma ofrecen una experiencia única de observación de fauna. Navegar por los ríos serpenteantes, rodeados de capibaras, caimanes y una multitud de aves, es una ventana a un mundo donde la vida silvestre florece sin restricciones. Las pampas, con sus extensas llanuras y humedales, son el hogar de innumerables especies que viven en armonía con la naturaleza.
Eco Albergue Aguaysal: faro de turismo sostenible
Nuestro viaje culminó en el Eco Albergue Aguaysal, inaugurado el 13 de junio de 2024, en la comunidad de Aguayzal, municipio de Santa Rosa de Yacuma. Este albergue, construido con una inversión de más de 3 millones de bolivianos, es una iniciativa pionera que promete transformar el turismo en la región. “Santa Rosa está de fiesta por este proyecto grande de turismo», declaró Javier Nogales, alcalde de Santa Rosa de Yacuma, durante la ceremonia de apertura.
El Eco Albergue Aguaysal no es solo una obra arquitectónica; es un símbolo de preservación y sostenibilidad. Alejandro Unzueta, gobernador del Beni, expresó con orgullo: “Este proyecto no es solamente arquitectura, sino también preservación. Queremos potenciar el turismo regional. Es un gran honor tenerlos a ustedes, comunarios; esto es por ustedes y para ustedes.” El albergue ofrece una experiencia única, con la observación de especies endémicas como los monos Lucachi y la paraba Barba Azul, y la posibilidad de explorar los humedales y participar en el turismo comunitario.
El Beni, con su riqueza natural y cultural, se presenta como un destino imprescindible para los amantes del ecoturismo. La apertura del Eco Albergue Aguaysal marca el inicio de una nueva era, donde el turismo sostenible beneficia directamente a las comunidades locales, preservando al mismo tiempo la biodiversidad y la cultura ancestral. Este proyecto no sólo impulsará la economía local, sino que también fortalecerá la oferta turística de la región, asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar de la belleza inalterada de la Amazonía boliviana.
Fuente: Publiagro