Los agricultores que se dedican al cultivo de chía saben que la clave para revitalizar la producción de este grano radica en la exploración de nuevos mercados. Actualmente, sus esperanzas están puestas en China.

Bolivia, reconocido como el segundo mayor exportador mundial de semillas de chía, ha presenciado un desempeño destacable en el primer semestre del año 2023. Durante este periodo, el país logró exportar aproximadamente 3.750 toneladas de este producto hacia más de 26 destinos, generando un valor de USD 11 millones.

El mercado predominante es el mexicano, que absorbó el 46% de la producción total, seguido por Estados Unidos (13%) y Alemania (8%), según datos proporcionados por el Viceministerio de Comercio Exterior e Integración.

En Santa Cruz, específicamente en la zona Este, hasta el año pasado se sembraban entre 10 y 15 mil hectáreas de chía que se utilizan para exportar, Juan Carlos Gonzales, productor de chía en la comunidad Pozo del Tigre en Pailón, expresa su confianza en la apertura de nuevas oportunidades de mercado para su producción.

«Como pequeños y medianos productores de chía, estamos muy esperanzados de que se abra la exportación a través de las empresas a quienes nosotros vendemos nuestra producción y que son potencialmente grandes, es una muy buena noticia, esperamos que el gobierno sepa aprovechar y sepa cerrar esos negocios y abrir el camino para que podamos asegurar mercados».

“Como pequeños y medianos productores de chía, estamos muy esperanzados de que se abra la exportación a través de las empresas a quienes nosotros vendemos nuestra producción y que son potencialmente grandes, es una muy buena noticia, esperamos que el gobierno sepa aprovechar y sepa cerrar esos negocios y abrir el camino para que podamos asegurar mercados”

El principal desafío para los productores de chía, según Juan Carlos, no reside en la producción ni en la calidad de las semillas ni en la técnica agronómica necesaria para cultivarlas, sino en el ámbito del mercado.

«Si yo quiero vender, por ejemplo, en el mercado abasto, con dos quintales lleno todo el mercado, parece exagerado, pero es la realidad, la chía que producimos no es para mercado interno, nosotros cuando sembramos directa y paralelamente debemos tener el contrato de venta de lo que vamos a producir, porque después es difícil pretender buscar un mercado dentro de Bolivia, es en vano, es inútil porque el mercado en Bolivia es pequeño», explicó el productor.
Gonzales colabora directamente con empresas exportadoras, a las cuales les vende las semillas con destino al extranjero.

La chía se distingue por su ciclo corto, lo que permite una rápida definición del producto y cosechas que se llevan a cabo durante el invierno. En términos de costos de producción, por ejemplo, un kilo de semillas de chía cuesta tan solo 1 dólar y medio, una cifra sustancialmente inferior en comparación con los 70 a 80 dólares del sorgo y los 100 dólares del trigo por hectárea.

Otro aspecto destacado del cultivo de chía es su limitada necesidad de aplicaciones. Tras la siembra, prácticamente no requiere tratamientos adicionales y, asimismo, no es afectada por enfermedades o parásitos. Además, por el tipo de grano que es, tampoco se le puede realizar muchas aplicaciones porque si se detectan insecticidas no permitidos, los productores no pueden venderla.

¨Hay diferentes empresas que exportan, son pocas, por eso deseamos con ansias que ese mercado grande se abra y nos dé más opciones de asegurar lo que estamos produciendo en mercado y en precio, porque nos da la posibilidad de expandir más nuestro negocio¨, destacó el productor¨.

 

Fuente: Publiagro