El objetivo es asegurar el agua para la población y evaluar con los productores la tecnificación de riego, uso de lagunas y tajamares.
El déficit hídrico que afectó a varios municipios de la Chiquitanía el 2022, obligó a las autoridades de esa región a buscar soluciones para asegurar la provisión de agua para la población y también para el sector agropecuario.
Una de las alternativas tiene que ver con el proyecto para la construcción de una segunda represa en el municipio de San Rafael de Velasco, para analizar ese tema hoy habrá una reunión con personal de la Gobernación.
Pablo Sauto, director del Servicio de Encauzamiento de Ríos (Searpi), informó que allí se hará una inspección para ver el tema de aportantes, los caudales y los estudios que se van a requerir para la construcción.
“En lo que se refiere al tema de la agricultura hay que trabajar con los productores para tecnificar sus sistemas de riego, uso de lagunas y tajamares para que tengan agua para sus cultivos”, explicó Sauto.
“En lo que se refiere al tema de la agricultura hay que trabajar con los productores para tecnificar sus sistemas de riego, uso de lagunas y tajamares para que tengan agua para sus cultivos”
Un tajamar es la parte que se agrega a las pilas de los puentes aguas arriba y aguas abajo, en forma curva o angular, de manera que pueda cortar el agua de la corriente y repartirla con igualdad por ambos lados.
En este aspecto, el director del Searpi mencionó que el problema surge cuando hay un cauce natural y los productores hacen un atajado, tajamar o un desvío para aprovechar el agua.
“Por ley solo se puede hacer el 20 por ciento de aprovechamiento de un costado de un río no sobre la mitad, muchas veces cortan el cauce y eso repercute aguas abajo, eso es lo que estamos evaluando en San Ignacio por ejemplo”, sostuvo Sauto.
Para determinar cuánto de agua se puede desviar de un afluente, el Searpi tiene la tuición para determinar el caudal con molinetes que se colocan en el mismo río y así se puede determinar la cantidad.
Fuente: Publiagro
