En el momento de la siembra es fundamental calcular la profundidad a la que se debe implantar la semilla considerando una serie de factores, como la propia semilla (si es de maíz, frijol, arroz, etc.), ya que cada tipo de semilla tiene almacenada una cantidad de nutriente, lo que define la profundidad necesaria para su mejor aprovechamiento.
También se debe analizar la temperatura de la región, la fertilidad y el tipo de suelo (arcilloso, arenoso o mixto), la humedad al momento de la siembra, la posibilidad de lluvia los próximos días y la densidad de plantas por hectárea.
Pero para entender la importancia de este cálculo en las plantaciones, empiece por pensar en los animales. Cuando nace una camada de cachorros, por ejemplo, hay competencia entre los cachorros por la supervivencia. Los mayores tienen tendencia a conseguir más alimento y, en consecuencia, acaban perjudicando a los más pequeños.
Algo similar les sucede a las plantas en un campo. Si crecen de manera desigual, también pueden competir, y esto perjudica su siembra de muchas maneras. Pero antes de entender lo que sucede, es importante aclarar el concepto de profundidad uniforme.
¿Qué es la profundidad uniforme?
La profundidad uniforme consiste básicamente en plantar todas las semillas a la misma profundidad para evitar esa competencia, que puede provocar la muerte de algunas plantas. Sin embargo, si el concepto es simple en teoría, en la práctica es bastante complejo.
En la labranza los suelos no tienen un relieve uniforme, lo que puede llevar a cambios en la tecnología adoptada para asegurar el downforce a la profundidad deseada. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se utilizan resortes convencionales en la línea de siembra, porque cualquiera que sea la fuerza que reciban (ya sea hacia arriba o hacia abajo), por su naturaleza, ejercerán una mayor fuerza contraria para volver a su estado natural.
En el caso de los cilindros de gas con el sistema downforce ya es posible mantener una constante de fuerza. Por lo tanto, la profundidad de las semillas es más estandarizada que con los sistemas convencionales.
Los problemas de no asegurar una profundidad uniforme
Hay varios problemas al no garantizar una profundidad uniforme al sembrar. En primer lugar, esto hace que las plantas establezcan competencia entre ellas, lo que posiblemente provocará la muerte de una parte del cultivo.
Cuando se habla de maíz, por ejemplo, la profundidad ideal de siembra es de aproximadamente 5 a 6 centímetros en la mayoría de los casos. En la práctica, sin embargo, puede ser que se depositen algunos granos a 10 centímetros y otros un poco más en la superficie, a 2 centímetros, por ejemplo.
Cuando esto sucede, las plantas no se desarrollan en igualdad de condiciones. La que estaba más en la superficie sale antes, creciendo más que las demás. Así recibe más nutrientes y luz solar que las otras, que están debajo. Además, también está más sujeta a una sequía, porque sus raíces no pueden alcanzar grandes profundidades, ya que se ha depositado más cerca de la superficie del suelo.
Otro problema de esta falta de uniformidad son los suministros y los maduradores. En el caso del maíz, en sus etapas de crecimiento V3 y V5, es necesario el aporte de nitrógeno. Sin embargo, si cada planta comenzó a desarrollarse en un momento diferente, tampoco alcanzan estas etapas al mismo tiempo. Así, se corre el riesgo de que algunas pasen por la etapa V3 sin el nitrógeno y que otras lo reciban demasiado temprano. En cualquier caso, el crecimiento se verá obstaculizado.
Lo mismo ocurre con los maduradores. Al aplicarlos en una plantación con diferentes profundidades, se corre el riesgo de que sea tarde para algunas plantas y temprano para otras. Esto puede ser un gran problema en la cosecha de algodón, por ejemplo, ya que habrá plantas de diferentes tamaños y un producto de distinta calidad.
Cómo las máquinas garantizan la profundidad uniforme
Ya se ha dado cuenta que la profundidad uniforme es esencial para que su cultivo obtenga máxima productividad. También ha descubierto que las máquinas que usan resortes pueden no garantizar esta variable, debido a la física de su funcionamiento. ¿Y qué hacer?
La buena noticia es que ya hay máquinas extremadamente modernas en el mercado. Ellas utilizan cilindros de gas para regular la profundidad. El diferencial aquí es que con esta tecnología es posible garantizar una constante de fuerza ejercida en la línea de siembra, lo que no ocurre con las máquinas que utilizan resortes convencionales.
Esto es posible por medio del mecanismo downforce del cilindro, que amortigua el movimiento natural de la línea del suelo. Ello significa que cuando se está sembrando y surge un terreno ligeramente más alto, el carro acompaña al terreno, pero el mecanismo absorbe esta diferencia, lo que asegura que la presión se mantenga y que la semilla se dosifique a la profundidad correcta.
La consecuencia es la garantía de una profundidad uniforme. Precisamente por eso, la maquinaria marca la diferencia cuando se trata de agricultura de precisión. Como puede ver, la profundidad uniforme es un gran diferencial cuando se trata de la productividad de su cultivo. Ella es garantizada por el uso de tecnología de punta. Por lo tanto, considere la posibilidad de invertir en este tipo de máquinas y aumentar su producción.
Fuente: Tomás Baio es especialista en negocios de siembra de Jacto.