Exministro de Agricultura de Brasil: “La gente no come ideología, come alimentos”

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El exministro de Agricultura de Brasil, Alysson Paolinelli, no cree en la manipulación del mercado y asegura que los gobiernos que cambian las reglas, salen perdiendo. Afirma que Bolivia tiene un espacio tropical fabuloso y algo excepcional, produce más barato.

​Es considerado el ‘padre’ de la revolución agrícola sostenible en Brasil. Formado como ingeniero agrónomo en la Universidad Federal de Lavras, como ministro de Agricultura fomentó la ciencia y la tecnología y creó las estructuras de gobernanza que garantizaron el éxito y la expansión de la agricultura tropical sostenible, que convirtieron a su país en una potencia mundial agropecuaria.

Fue el orador ‘estrella’ del ‘Totalpec Conference 2022, Agropecuaria Sostenible, la experiencia de éxito para Bolivia’, evento que tuvo lugar en Santa Cruz de la Sierra bajo la organización de Total tecnología para el agro (Totalpec). Cree que Bolivia tiene capacidad y potencialidad para convertirse en un ‘jugador’ global en el mercado del agronegocio. Está a favor de la biotecnología y en contra del veto a las agroexportaciones.

A usted se lo considera el artífice de la revolución agrícola que hizo autosuficiente en alimentos a Brasil y lo convirtió en una potencia agroalimentaria, ¿cuáles son los pilares o recetas para alcanzar ese propósito?
No me considero el padre. Como profesional fue una oportunidad, un desafío. No era político. En 1968, Brasil importaba un tercio de lo que consumía, era mucha cosa. Las familias sufrían mucho, todos trabajan y gastan la mitad de su renta para alimentarse.

Las grandes ciudades se transformaron en favelas porque el costo del alimento tiraba la mitad de la renta, esto es muy peligroso y explosivo.

Era la tesis que yo defendía en la universidad. Fui invitado para ser secretario de Agricultura en Minas Gerais, tuve la suerte de que el gobernador era un hombre muy activo, había nacido en la región de Cerrado -amplia ecorregión de sabana tropical de Brasil- y había visto mi tesis, estaba muy interesado y me dio todo el apoyo para que iniciase el trabajo en Minas Gerais en 1971.

No perdí tiempo, formamos un equipo muy bien seleccionado, modificamos el sistema de gobernanza de investigación, para aquella época era un burócrata de tercera línea, y creamos la Empresa Brasileña de Asistencia Técnica y Extensión Rural (Embrater) con autonomía administrativa, técnica y financiera. Conseguí movilizar todas las buenas cabezas, con investigadores, no había dinero, nos fuimos para las universidades. En tres años, conseguimos una verdadera revolución, el Cerrado fue testeado y llegamos a plantar 350.000 hectáreas de forestación.

Conseguimos un avance fabuloso, fue un trabajo integrado con los productores y una investigación que yo llamo “la renovación del productor”. El productor, junto con los extensionistas, escogieron qué era importante para ellos. A la par de la asistencia técnica, conseguimos un crédito rural específico para promover los cambios. El crédito estaba a disposición, el valor necesario, para que el agricultor implemente en su finca todas las modificaciones que sean precisas. Esta medida generó una explosión.

El presidente electo en 1974 tuvo noticias de lo que estaba pasando en Minas Gerais, nos visitó y no perdí el tiempo. Yo entré al Gobierno en 1974 y el 70% del petróleo era importado, no había dinero en la balanza comercial para pagar alimento y petróleo. El precio del alimento se triplicó, era una crisis sin precedente. Más bien nuestro presidente era un ‘estrategista’.

Brasil necesitaba en la época de los 70 producir 3 millones de hectáreas nuevas. El Gobierno invirtió $us 6 billones en ese proyecto y dejó en manos de los productores la decisión del cambio. La investigación en las universidades y las escuelas rurales creció mucho en aquella época, como también la iniciativa privada. El secreto rural fue la fórmula para el éxito y la expansión de agricultura tropical sostenible.

¿Cuál es la importancia de generar conocimiento a través de investigación y difusión tecnológica en el ámbito agropecuario?
Para mí es fundamental. No hay otra salida. Si usted tiene un bien, tiene la riqueza natural y precisa cambiarla para que se transforme en riqueza económica. La multiciencia, ciencia agrícola especialmente en clima tropical, es capaz de hacerlo. Nosotros teníamos la certeza internamente de que los trópicos tenían ventajas comparativas, teníamos que descubrirlo.
Ahora estamos queriendo salir de los combates químicos, volver la producción del trópico para movimientos cada día más naturales. Alimentos más nutritivos, con menos riesgo de toxicidad.

Esa es nuestra meta ahora, estamos trabajando con intensidad con el ganado y con la tecnología. Será dar la primacía al trópico mundial.

¿La biotecnología es la solución para enfrentar los efectos del cambio climático y la coyuntura actual de crisis alimentaria?
La naturaleza hace cambios genéticos permanentes, mutaciones y otras tantas modificaciones. Cuando usted estudia genética y es capaz de conducir estas mudanzas gana una velocidad infinita de soluciones. Usted hoy tiene la ciencia, la forma de identificar ese gen que usted localiza en un cromosoma, pega ese gen y va a salir algún tratamiento que aplica en la nueva planta. No hay ningún cultivo que sea tóxico.

No tengo duda de que la genética y la ciencia nos van a ayudar en eso, las plantas modificadas son cada día más utilizadas, usted no tenga duda de eso, es un hecho que no acaba en el mundo.

En Brasil tenemos una tecnología que puede achicar la diferencia social en la región tropical de América, más no tenemos el dinero para trabajar. Que los gobiernos en vez de gastar dinero en guerra, muros y policías para frenar la migración a sus países, que gastan en ciencia y tecnología para poder usar el modelo brasileño. Nosotros estamos prestos para ayudar, tenemos la mayor predisposición y la mejor tecnología del mundo.

Nuestras universidades son las mejores en tecnología tropical, nosotros estamos cada día probando soluciones racionales. Tenemos que combatir los males desde las raíces y el origen de los males es la comida y la miseria. El pueblo que come y está alimentado no va a arriesgar, porque sabe que él y su familia están bien alimentados y esa tecnología la tenemos hoy, capaz de atender las necesidades.

En Bolivia rige una política estatal de restringir las exportaciones de productos estratégicos de origen agropecuario (soya y sus derivados, maíz, sorgo, azúcar y carne bovina) con el pretexto de garantizar la seguridad alimentaria en el mercado interno a precio justo, ¿en su criterio es una iniciativa que se ajusta a la realidad actual de mercado?
No hablaré mal del Gobierno, no quiero, es doloroso. Más quiero advertir que en el mundo, en ningún tiempo las manipulaciones de mercado fueron ciertas. El mercado es la cosa más perfecta que tenemos. No creo en la manipulación de mercado, el mercado es una asociación libre que los gobiernos nunca consiguieron intervenir con buen resultado; al contrario, ellos pierden al pretender modificar las reglas del mercado.

¿Usted cree que Bolivia tiene la capacidad y potencial para convertirse en un ‘jugador’ global de producción agropecuaria?
Sí. Bolivia tiene un espacio tropical fabuloso, muy bueno, para la variación de producto que ustedes quieren desarrollar. Ustedes tienen algo excepcional: producen más barato. El productor mediano boliviano, como el brasileño, tiene un gran potencial, pero tiene dificultades de acceso a la ciencia y la tecnología, y así no es capaz de hacer los cambios necesarios.

Es ineludible la ayuda del Gobierno. Este estamento debe apoyarlos y cuando experimente los resultados no los dejará más. Bolivia debe apostar al cambio, como hizo Brasil a partir de los 80, el agricultor empezó a ver que él era capaz de hacer una conquista del mercado internacional con algunas asociaciones. Ahora se planta los 12 meses del año, se tiene de tres a cuatro zafras, con la biotecnología que estamos usando se logra un producto de mejor calidad, más natural, más nutritivo y más barato. Y, por último, tenemos constancia de oferta los 12 meses del año.

Fue así que nos quedamos en el mercado, somos el mayor productor y los que más exportamos al mundo. China es un monstruo, Brasil y EEUU juntos no son capaces de abastecer todo lo que ellos necesitan, ahí Bolivia tiene una oportunidad de mercado para colocar su oferta.

La pandemia global del coronavirus golpeó la economía mundial y ahora los gobiernos buscan cómo salir a flote y reactivar la economía de sus países, ¿es la producción agropecuaria y el agronegocio un puntal para alcanzar este objetivo?
No tengo duda. La producción y el agronegocio en Brasil no paró ni un día. Las ciudades pararon y tuvieron problemas serios; nosotros, al contrario, intensificamos la producción y la renta del agricultor y de la nación subió y Brasil no tuvo otras crisis económicas y sociales como otros países. Usted debe considerar que Brasil tiene hoy una supremacía para producir todos los alimentos que el mundo necesita, tiene áreas tropicales, más de 2.000 km
2 de Cerrado y África tiene 4.000, el doble, que no utiliza.

El mercado es el punto fundamental, si hoy usted tiene un gas que está con precio excepcional de venta, si tiene otro producto mineral y con valor muy alto, el mundo tiene un mercado que está pidiendo que no pare de vender. Usted tiene que hacer un estudio estratégico para ver qué hay que hacer después de que se acaben las reservas de gas y los minerales. La agricultura no se muere, es sustentable.

Tienen que identificar cuáles son los productos que pueden ofertar con calidad y menor precio, y atender la demanda del mercado. Eso es fundamental, no olvidar nunca eso. Hay que aprovechar la coyuntura global de precios altos.

A la producción agropecuaria ¿le hacen bien los gobiernos liberales o los socialistas?
Es difícil. Usted tiene que elegir la índole. Si usted se inclina por ser socialista, todo bien; si opta por ser comunista, todo bien, aunque no es el mejor ejemplo. El país que tiene libertad de pensamiento tiene opción de crecer. Los capitalistas, -con mucha franqueza te digo- son esos. Brasil es una nación que siente que tiene libertad.

Tengo cinco hijos, 14 nietos y dos bisnietos. No tengo cajón -no debo dinero-, lo único que les puedo dejar es el estudio y la libertad. Hoy no puedo influenciarlos, no puedo. No soy político, ya fui político una vez y no me gustó, no era para mí. La gente no come ideología, come alimentos.

PERFIL
Ha sido secretario de Estado, ministro de Agricultura, diputado nacional y líder rural en Brasil. Fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 2021 por su contribución a la eliminación del hambre en el mundo. Actualmente, y en sintonía con el siglo XXI, continúa fomentando los pilares para una agricultura tropical competitiva, sostenible y orientada a la inclusión social.

Fuente: El Deber