Bolivia es el primer productor de castaña en el mundo y el territorio amazónico donde se cosecha el fruto, moviliza, cada año entre noviembre a marzo, en plena temporada de lluvias, a cerca de 150.000 personas del norte de La Paz, Beni y Pando.
Con 21.033 toneladas de producción por un valor estimado en $us 128 millones —de acuerdo con informes del Instituto Boliviano de Comercio Exterior— la explotación de la castaña se constituye en el segundo rubro de exportación no tradicional más importante del país.
La actividad concentra cada año la mano de obra de al menos 30 mil familias, unas 150.000 personas, y representa el 75% del movimiento económico de Pando, Beni y el norte de La Paz.
La explotación de la Bertholletia Excelsa –nombre científico del árbol de la castaña, que es una especie no maderable de alto valor ecológico– se concentra en la zona norte del país y comprende el departamento de Pando, las provincias Vaca Díez del Beni e Iturralde de La Paz y abarca un área aproximada de 100.000 km2, que representa el 10% de la superficie total del país.
“Riberalta es capital de Vaca Díez, y de esta ciudad más de 50.000 personas trabajan en la zafra de la castaña”, señalaron organizaciones sociales de esa ciudad, la más poblada de la Amazonía boliviana, que “saludaron” la decisión del Gobierno y el Consejo Nacional de Autonomías de modificar el calendario censal.
En un pronunciamiento público, que será remitido al Órgano Ejecutivo, las organizaciones de esa zona del país explicaron el fin de semana que cada año, entre noviembre y marzo,
miles de familias se involucran en la zafra (cosecha).
“En el Censo de 2012, en plena zafra, no se contabilizó a 50.000 personas riberalteñas que en ese momento estaban en el monte en la recolección de la castaña”, señala el pronunciamiento público que expresa su apoyo, además, al gobernador del Beni, Alejandro Unzueta, por plantear la modificación de la fecha censal, prevista, inicialmente, para noviembre de este año.
“Y repudiamos la actitud discriminatoria, regionalista y beligerante que ha asumido la oligarquía cruceña”, expresa el documento firmado por unanimidad por las organizaciones de Riberalta.
Temporada de lluvias
La zafra está marcada por el periodo de lluvias y ello dificulta el trabajo de recolección.
A pesar de las condiciones adversas, miles de personas, además de Riberalta, de Pando y el norte paceño se internan en noviembre al difícil llano amazónico y no regresan sino hasta marzo o abril del año siguiente.
Familias completas se instalan en la selva a orillas de los ríos en precarios campamentos colectivos donde duermen y cocinan, y durante esos meses trabajan en agotadoras jornadas de 14 a 15 horas, de dos de la madrugada a cinco de la tarde.
Los adultos y jóvenes varones son los que recolectan y transportan la castaña.
Las mujeres, niñas y adolescentes combinan esas tareas con las labores del hogar.
Pueblos indígenas también se involucran en el círculo económico y participan en la cosecha como mano de obra o guías en la peligrosa selva.
El trabajo consiste en el recojo y recolección de los cocos de la castaña que se encuentran al pie de los árboles. En casos extremos trepan los 30 metros de árboles Bertholletia Excelsa y con machete en mano provocan la caída de los frutos.
La economía de la Amazonía se concentró, durante más de un siglo, en la producción de la goma, y en las últimas cuatro décadas se modificó con la recolección de la castaña.
Fuente :ABI