El pasto bien manejado acumula hasta 18 Tn de carbono por hectárea

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Foto: Giro do Boi

Un informe de la serie Embrapa en Acción destacó investigaciones ya realizadas y en curso para promover el futuro de la ganadería sostenible en Brasil.

El episodio de la serie Embrapa en Acción trató sobre la sustentabilidad de la ganadería, especialmente en la Región Sur de Brasil , además de destacar las investigaciones realizadas por la Unidad de Ganadería del Sur sobre el tema. Uno de esos estudios señaló que los pastos nativos, si se manejan adecuadamente, pueden acumular hasta 18 toneladas de carbono en el suelo por hectárea.

La zootecnista e investigadora de Embrapa Pecuária Sul, Cristina Genro recordó que  Embrapa se reunió para iniciar negociaciones sobre el tema en 2009. Así, equipos de investigadores en ganadería y sistemas integrados fueron a estudiar protocolos para sistemas de producción en campo.

Los experimentos ya estaban en marcha en 2011 en los seis biomas de Brasil. Las evaluaciones buscan comprender la dinámica del ciclo del carbono en la actividad. 

En ese sentido, el Bioma Pampa recibió estudios para tres protocolos: integración, emisiones de metano por ganado y pastos nativos.

Los pastos nativos

Una de las principales observaciones realizadas por los experimentos fue la altura óptima de manejo, incluyendo pasto nativo. 

«¿Cómo de alto? La altura es parte de la estructura del pasto, un componente importante y tiene una relación muy fuerte con la masa forrajera en el campo”, explicó Genro.

Como señaló el investigador, con la variación de altura, el forraje puede captar más o menos luz solar para realizar la fotosíntesis. Además, también consigue producir más masa verde. 

“Esa es la gestión: mantener el pasto en este momento particular”, dijo en breve.

Emisiones y stock de carbono

Posteriormente, Cristina Genro habló sobre el potencial de sustentabilidad de los pastos de invierno. 

“Un punto es la altura correcta en los pastos de avena y raigrás, que son pastos de invierno aquí en la Región Sur, los usamos mucho, sobre todo en la integración cultivo-ganadera. Logramos una reducción del 30% en las emisiones de metano con solo trabajar con la gestión de altura”, señaló.

Los pastos de avena y raigrás bien manejados aportan además una alta acumulación de forraje.

Posteriormente, Genro recordó la investigación de un colega suyo que detalló la captura de carbono por parte de los pastos nativos con buen manejo. 

«Nuestro compañero Leandro Volk estimó que, manteniendo la altura indicada, tendríamos 18 toneladas de carbono por hectárea acumuladas en esta zona. En resumen, este carbono vendría del forraje disponible, de las raíces en el suelo y del propio suelo. De manera similar, en un sistema silvopastoril, un árbol almacena 23 toneladas», sostuvo.

En otras palabras, comentó que no son solo los árboles los que inmovilizan el carbono. El pasto bien manejado y permanente también inmoviliza.

El futuro de la ganadería sostenible y la nutrición

El investigador mencionó los estudios que ya están en marcha en la unidad los cuales pueden contribuir para el futuro de la ganadería sostenible. 

Además de manejar pastos nativos, por ejemplo, Embrapa está probando el uso de subproductos de la industria de la región. Este es el caso del pastel de aceitunas, que resulta de la elaboración del aceite de oliva.

Según el investigador, el producto se transforma de un pasivo ambiental para un componente importante de la dieta del ganado. 

De esta manera, el petróleo tiene el potencial de reducir las emisiones de metano. Debido al bajo nivel de proteína, pero alto nivel de energía, el insumo puede reemplazar al maíz en la nutrición animal, reduciendo los costos de producción. Finalmente, al acelerar el engorde del ganado, se podría ajustar bien la carga animal, reduciendo el tiempo que pasa el ganado en pastos nativos o cultivados.

Fuente: Giro Do Boi

Redacción: Publiagro