La lechería es un sistema de producción pecuario predominante en las provincias Cercado y Marbán, del departamento del Beni, donde medianos y pequeños productores hacen el esfuerzo y sacrificio para mejorar la producción lechera, más allá de las causas y efectos coyunturales que se presentan en el país.
En la lechería “La Niña”, de Roy Martin Villavicencio Carvalho, distante a 72 kilómetros de Trinidad en la carretera a Santa Cruz, se desarrolla el negocio de la lechería con una tendencia a incrementar el volumen de producción, poniendo como relieve los atributos de: genética, nutrición, manejo y sanidad. Vacas de las razas gyr, girolando y holando son la base de la producción.
“Hace 25 años que me dedico a esta noble actividad, cinco años de manera permanente en la propiedad La Niña, con el trabajo diario del ordeño en las primeras horas del día, limpieza de potreros, revisión de alambrado, fumigado del campo y buen seguimiento de las vacas lecheras para que tengan buena contextura corporal”, explicó.
Con base en las tres razas lecheras mencionadas, el propietario realiza cruzamientos hasta llegar a la pureza racial, cuenta con pie de cría de alto valor genético con vacas adquiridas de prestigiosas cabañas de Bolivia a lo que se suma animales puros registrados, para estar a la vanguardia con la genética mundial.
En esta propiedad, se optó por la rotación de potreros para que los animales tengan buena alimentación durante todo el año, con pasto humidicola, Tanzania, tangola en la bajura y brachiaria en semialtura.
Reveló que su genética está en base a toros puros registrados, debidamente seleccionados, no acude a la técnica de inseminación artificial sino a la monta directa, un sistema que le está dando resultados en corto tiempo.
De manera permanente, el ganadero adquiere animales de cabañas prestigiosas como Esterlina y Curichi Grande, con beneficios visibles toda vez que las vaquillas de primer parto manejadas a pasto natural y sal mineral producen seis litros de leche, en el segundo parto suben a ocho y en el tercero llegan a los diez y doce litros.


Reconoció que la actividad ganadera no tiene descanso, no hay sol, lluvia, barro o frío, el productor debe hacer una supervisión minuciosa del campo y por ende de los animales, se trata de una tarea sacrificada pero también apasionante, comentó.
Sostuvo que con la división de potreros en pequeñas superficies se puede manejar buena cantidad de animales por hectárea, es una forma de optimizar el terreno en una propiedad cuando se carece de grandes superficies.
Roy Martin Villavicencio apunta a trabajar con animales puros, con ello producir mayor cantidad de leche, para honrar el legado y la pujanza desplegada por sus padres, respecto al crecimiento de las razas predominantes mejor adaptadas a las condiciones climáticas del Beni.
El ganadero asume el liderazgo de la conducción productiva sobre la base de las cualidades que caracterizan al productor pecuario: alma, esfuerzo y pasión. Se añade su carácter jovial y solidario, que desarrolla con responsabilidad social un plan de producción pecuaria, gracias al apoyo del personal de campo, la que él resalta de manera permanente.
El productor tiene su fortaleza en el apoyo familiar, por considerar que contribuye, en gran medida, a forjar una personalidad segura de sí mismo, empática y solidaria. “Para el negocio ganadero toda persona que incursiona en el rubro debe tener primero pasión, paciencia y dedicación, considerando que todo lo que se invierte puede quedar en la nada, si la persona no le da tiempo completo a su propiedad, la clave es la constancia”, puntualizó.
Fuente: La Palabra del Beni