Los científicos Miguel Ángel Sánchez y Hugo Campos en un interesante trabajo titulado “La coexistencia de la producción de semillas genéticamente modificadas y la agricultura orgánica en Chile” determinó que los agricultores orgánicos coexisten eficientemente con los productores de semillas transgénicas en ese país.
Un reciente estudio elaborado por científicos chilenos establece que la industria de las semillas en ese país ha logrado un gran éxito en la implementación voluntaria de una estricta estrategia de coexistencia entre distintas variedades de semillas pertenecientes a una misma especie, como las semillas transgénicas y las no transgénicas.
Los científicos Miguel Ángel Sánchez y Hugo Campos en un interesante trabajo titulado “La coexistencia de la producción de semillas genéticamente modificadas y la agricultura orgánica en Chile” determinó que los agricultores orgánicos coexisten eficientemente con los productores de semillas transgénicas en ese país.
Concluyen que es poco probable que semillas transgénicas de maíz, canola y soya, las principales producidas en el país, tengan un impacto significativo sobre la producción orgánica en Chile, destinada principalmente a frutales.
Hasta la fecha, de manera oficial no se ha informado, notificado ni confirmado ni un solo caso de impacto agronómico, de calidad o comercial entre ambas actividades agrícolas.
Entre tanto, el doctor Sánchez, director ejecutivo de ChieBio, y el Dr. Campos, quien es director de Investigación del Centro Internacional de la Papa en Perú, afirman en el estudio que la implementación de estrategias de coexistencia son clave para garantizar el desarrollo de ambos modelos productivos.
Entre las medidas que destacan los investigadores están las barreras de polen, la rotación de cultivos, el control de plantas voluntarias, el aislamiento espacial y/o temporal, el establecimiento de umbrales de impureza varietal en la fuente de semillas, la limpieza exhaustiva de la cosecha, de los equipos de transporte y procesamiento, y de las instalaciones de almacenamiento, y la implementación de mecanismos de trazabilidad de alimentos desde el campo a la mesa.
«Estos enfoques de coexistencia son clave para salvaguardar la libertad de elección que se ofrece tanto a los agricultores como a los consumidores, para que puedan utilizar o adquirir productos según sus preferencias”, sostienen los autores en un trabajo publicado en el portal chilebio.cl.
Además consideran que la coexistencia no tiene que ver con la seguridad ambiental o sanitaria, ni con el rendimiento agronómico; más bien se relaciona con la producción de alimentos, la entrega de opciones a los agricultores, el respeto a las preferencias de los consumidores y el valor percibido de un producto, especialmente en el caso de los mercados de exportación.
En el estudio se establece que «la industria de las semillas en Chile ha sido exitosa en la implementación voluntaria de una estricta estrategia de coexistencia entre distintas variedades de semillas pertenecientes a una misma especie, como son las semillas transgénicas y las no transgénicas, basándose en la georreferenciación y la comunicación entre agricultores», indica el estudio.
En cuanto a las variedades de maíz, soya y canola modificadas genéticamente representan la gran mayoría de las semillas biotecnológicas producidas en Chile, con fines estrictamente de exportación.
Pero ello no ha afectado, según muestra el estudio, las producciones orgánicas del país. Los agricultores orgánicos chilenos producen y exportan principalmente frutas como arándanos, uvas de vino y manzanas,
“Tener predios vecinos cultivando semillas transgénicas no les ha provocado impacto significativo, ya que en la mayoría de los casos, no se trata de especies sexualmente compatibles”, afirma el doctor Sánchez.
De acuerdo a las normas de certificación orgánica chilenas, esta producción debe aislarse de la producción de cualquier producto no orgánico, sean transgénicos o no.
A su vez, los autores resaltan que la coexistencia exitosa entre la agricultura orgánica y la producción de OGM es una realidad en distintos países del mundo.
Sostienen, por ejemplo, que los principales países productores de alimentos orgánicos (Australia, Argentina, España, EEUU, India, China, Canadá, Brasil) son a su vez los principales países productores de transgénicos sin haber conflictos significativos.
La experiencia chilena sobre la coexistencia descrita genera lecciones valiosas que pueden resultar muy útiles para otros países, incluidos las naciones en desarrollo, que consideren los cultivos transgénicos como una opción disponible para los agricultores.


La agricultura orgánica en Chile
En 2019 Chile tuvo 20.987 hectáreas cultivadas certificadas como orgánicas, representando menos del 1% de todas las tierras dedicadas a cultivos anuales y permanentes, a pastos forrajeros permanentes y de rotación, y al barbecho.
La producción orgánica corresponde principalmente a frutas (69,5% del total), siendo las principales los arándanos (3.868 ha), uvas para vino (3.507 ha), manzanas (2.683 ha), y las frambuesas (1.222 ha).
Los cultivos orgánicos incluyen los pastos (1.413 ha); plantas medicinales (374 ha); cereales, pseudocereales (quinua y amaranto) y oleaginosas (273 ha); hortalizas y legumbres (150 ha); y semillas y viveros (31 ha).
Además, una superficie significativa (92 279 ha) está dedicada a la recolección de productos silvestres de diversas frutas y tejidos vegetales como rosa mosqueta, maqui y zarzamoras.
Casi 87 mil hectáreas y US $274 millones en exportación
Chile en 2019 se exportó 86.948 toneladas con un valor franco a bordo (FOB) de US $274 millones, lo que representa el 2,7% de todas las exportaciones agrícolas de Chile.
En comparación con los datos de 2015, las exportaciones han crecido un 32% y su valor un 27% (FOB USD), respectivamente.+
Sostiene el estudio que Chile, gracias a sus características geográficas, climáticas y económicas,es un actor líder en el desarrollo de cultivos transgénicos. Es el principal exportador de semillas transgénicas del hemisferio sur y ha acumulado 30 años de experiencia en la producción de éstas.
De igual forma, las actividades de investigación de campo llevadas a cabo en Chile permiten acelerar los programas de desarrollo de nuevas variedades vegetales de interés mundial.
Los pro y los contra
Un estudio publicado en el portal sites.google.com establece los beneficios y las desventajas de los alimentos transgénicos de la siguiente forma:
Beneficios de los alimentos transgénicos
Algunos de los beneficios de los alimentos transgénicos, entre otros, son:
Beneficios de los alimentos transgénicos:
Alimentos con mejores y más cantidad de nutrientes.
Mejor sabor en los productos creados.
Mejor adaptación de las plantas a condiciones de vida más deplorables.
Aumento en la producción de los alimentos con un sustancial ahorro de recursos.
Aceleración en el crecimiento de las plantas y animales.
Mejores características de los alimentos producidos a la hora de cocinarse.
Capacidad de los alimentos para utilizarse como medicamentos o vacunas para la prevención y el tratamiento de enfermedades.
Desventajas de los alimentos transgénicos:
Sin embargo, a pesar de las ventajas que pueden aportar para quien los consume, muchos expertos y organizaciones se oponen a la comercialización de los alimentos transgénicos, principalmente por los daños al medio ambiente y a la salud que estos pueden causar, entre ellos:
Incremento de sustancias tóxicas en el ambiente.
Pérdida de la biodiversidad.
Contaminación del suelo.
Resistencia de los insectos y hierbas indeseadas ante medicamentos desarrollados para su contención.
Posibles intoxicaciones debido a alergias o intolerancia a los alimentos procesados.
Daños irreversibles e imprevisibles a plantas y animales tratados.
Fuente: Chilebio.cl / sites.google.com
Redacción: Publiagro