El eructo de las vacas produce de 250 a 500 litros de metano por día para convertirse en el segundo gas que más calienta el planeta, después del dióxido de carbono. Reducir drásticamente las emisiones de metano podría tener un impacto importante en la mitigación del daño esperado por el calentamiento global en las próximas décadas.
El rumiante promedio produce entre 250 a 500 litros de metano por día. A nivel mundial, el ganado es responsable de emitir el metano equivalente a 3,1 gigatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente y en general la agricultura es responsable del 12 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre.
Un estudio de la agencia de noticias AFP, publicado en el portal Mundo Agropecuario, establece que el metano, es el segundo gas que más calienta el planeta, después del dióxido de carbono.
«El metano es alrededor de 25 veces más potente que el dióxido de carbono como gas de efecto invernadero durante un período de 100 años, pero permanece en la atmósfera durante solo 12 años en comparación con siglos», subraya la AFP.
La agricultura y la ganadería generan alrededor del 40 por ciento del metano relacionado con las actividades humanas, el resto producido por la industria de los combustibles fósiles.
Gran parte de ese metano es producido por el proceso digestivo de las vacas, que luego expulsan las emisiones al mundo. Alrededor del 95 por ciento del metano producido por las vacas proviene de la boca o las fosas nasales.
Se preguntan, ¿cómo podemos reducir el peligro de que las vacas eructen en todo el mundo todos los días?
Vacas con mascarillas
Punto importante del relato de la AFP indica que la empresa estadounidense Cargill, en asociación con la británica Zero Emissions Livestock Project, desarrolló una forma de máscara que cubre las fosas nasales de las vacas.
El dispositivo filtra el metano, transformándolo en dióxido de carbono, que por molécula tiene un efecto mucho menos potente sobre el calentamiento global.
Ghislain Boucher, jefe del equipo de rumiantes de la filial de nutrición animal de Cargill, Provimi, dijo que los primeros resultados fueron «interesantes».
«Las emisiones de metano se han reducido a la mitad», aseveró a la agencia AFP.
El dispositivo, sin embargo, aún debe probarse en condiciones del mundo real antes de que pueda comercializarse a fines del próximo año, o incluso en 2023.
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Cargill comenzó a comercializar en el norte de Europa un aditivo alimentario de nitrato de calcio, y dice que 200 gramos diarios reducirían las emisiones de metano de las vacas en un 10 por ciento. El costo adicional se estima en «entre 10 y 15 centavos por vaca por día.
¿Algas al rescate?
Agregar algas rojas a la alimentación de las vacas tiene mucho más potencial, según un estudio de EE. UU. que indicó que podría reducir las emisiones de metano en más del 80 por ciento.
Las algas rojas deberían cultivarse en grandes cantidades, preferiblemente cerca de áreas agrícolas, dijeron los investigadores de la Universidad de California en Davis.
La pregunta que surge sobre este tema tiene como objetivo saber: ¿cómo reaccionarán los agricultores a pagar más por tales medidas que no se suman a sus resultados finales, a menos que se les reembolse mediante algún tipo de crédito de carbono?
Igualmente se preguntan cómo responderán los consumidores. Por ejemplo, ¿los estadounidenses que prefieren la carne de res alimentada con maíz serán tan parciales por la variedad alimentada con algas?
Y quizás la forma más fácil de reducir las emisiones de metano de las vacas es que el mundo coma menos carne de res y lácteos.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señaló el año pasado que las medidas tecnológicas tienen un «potencial limitado para abordar» las emisiones de metano del sector agrícola.
Elaboran un aditivo que baja las emisiones de metano
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) emitió el primer informe positivo en Europa sobre el uso de un aditivo alimentario para reducir las emisiones de metano en rumiantes.
El estudio, en el que participa la Estación Experimental del Zaidín, Granada, instituto de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (EEZ-CSIC), confirma que el uso del aditivo Bovaer® no compromete la seguridad del rumiante ni del medio ambiente, además de no producir efectos perjudiciales sobre la digestión o la ingesta del animal.
El aditivo, que contiene la molécula 3-nitrooxypropanol (3-NOP), responsable de la actividad anti-metanogénica, ha sido desarrollado durante los últimos 10 años y su proceso de solicitud de autorización y registro comenzó hace ya dos años por la empresa DSM Nutritional Products.
Fuente: Mundo Agropecuario
Redacción: Publiagro