Estudios realizados en México señalan que los canes producen un parásito llamado Neospora caninum que puede generar incluso el aborto. Los pastos utilizados en las raciones mixtas deben estar protegidos para evitar el contacto con perros.


La presencia de perros en la crianza de los bovinos es un factor muchas veces de riesgo por cuanto pueden producir la infección del ganado.
Estudios con presencia de perros evidenciaron una alta seroprevalencia para un parásito denominado Neospora caninum (N. caninum) en vacas, en comparación con los hatos donde no había perros.
Se trata de la existencia de factores de riesgo en la explotación del ganado lo que contribuye al mantenimiento y a la aparición de nuevos casos de neosporosis en el sistema de producción.
Un estudio publicado en el portal ganaderia.com de México presenta los principales agentes patógenos que pueden causar enfermedades a los animales bovinos.
Otro factor importante es la edad de los animales, pues a medida que aumenta la edad, mayores son los riesgos de infección por el protozoario.
Señala el estudio que las vacas de dos a seis años de edad presentan un mayor riesgo de infección por N. caninum, debido a que presentan mayor seropositividad, lo que implica un mayor riesgo de transmisión horizontal de la enfermedad.
Causas de las infecciones
Resalta la publicación que el ganado puede infectarse con N. caninum por varias vías de transmisión, entre ellas se encuentran (I) ingestión de ooquistes esporulados en el medio ambiente, es decir, pasto y agua contaminados.
Tras la infección, existe un periodo de proliferación de taquizoítos, se desarrollará un título de anticuerpos y luego los organismos se convertirán en bradizoítos dentro de quistes intracelulares que con el consiguiente establecimiento de la infección latente.
En segundo lugar, está la ingestión de ooquistes esporulados por una hembra gestante, lo que da lugar a la transmisión de taquizoítos al feto a través de la barrera placentaria.
En tercer lugar, está la reactivación de una infección latente en una hembra gestante con proliferación de taquizoítos que atraviesan la barrera placentaria y se transmiten al feto.
Las hembras pueden permanecer infectadas por el N. caninum durante toda su vida, y la infección se transmite verticalmente a través de las sucesivas generaciones.
El ciclo biológico del parásito
El Neospora caninum es un parásito protozoo del grupo de las coccidias y muy próximo a Toxoplasma.
Perros y bóvidos son hospedadores intermediarios, en los que se produce una reproducción asexual bajo la forma de taquizoítos, que se encuentran dentro de múltiples células, y de bradizoítos, que se encuentran en los quistes intracelulares en tejido nervioso.
Otra fase se produce en el perro, que es además el hospedador definitivo, en el cual después de la ingestión de carne bovina cruda (quistes tisulares) se produce una reproducción sexual en su tracto digestivo, excretando gran cantidad de ooquistes no esporulados al medio con las heces.
Una tercera fase se produce en el medio exterior, donde, una vez excretados los quistes, van a esporular dentro de las 24 horas siguientes. La resistencia al medio de dichos ooquistes aún no se conoce en la actualidad.
Estudios han informado que la presencia de coyotes puede aumentar las tasas de infección hasta 2,4 veces y la de los perros hasta 3,21 veces, aumentando así el riesgo de infección en los animales del hato.
La mayoría de las infecciones por Neospora caninum en el ganado son subclínicas, pero existen excepciones. El principal signo observado en las vacas infectadas por N. caninum es el aborto y para que se produzca, el feto o la placenta tienen que estar dañados hasta el punto de dejar de ser viables.
La respuesta inmunitaria materna también es un determinante importante de la propagación y transmisión del parásito en el huésped, El aborto se puede ocurrir a partir de los tres meses de gestación, pero generalmente sucede entre el quinto y el séptimo mes, aunque la neosporosis no es una causa significativa de infertilidad en las hembras o de reabsorción embrionaria temprana, la retención placentaria y la metritis pueden ser complicaciones secundarias del aborto.
La repetición del celo, los abortos sucesivos y el anestro temporal están relacionados con la infección por el protozoario, aunque la mayor parte de las vacas son capaces de controlar la infección y permanecer clínicamente asintomáticas, aunque persistentemente infectadas.
Los abortos se pueden presentar en forma aislada o en brotes epidémicos. La incidencia de los abortos generalmente se repite en gestaciones posteriores, y la transmisión congénita / vertical de madres seropositivas a su descendencia es importante en la epidemiología de la enfermedad.


Diagnóstico de la enfermedad
La neosporosis bovina se manifiesta en las observaciones clínicas del aborto en el ganado. Las pruebas serológicas tienen la ventaja de poder aplicarse ante mortem y ofrecer datos durante el periodo de infección.
Actualmente existen varios ensayos serológicos disponibles, pero no existe una prueba de referencia apropiada para definir un animal verdaderamente positivo o verdaderamente negativo.
Las pruebas de aglutinación (NAT) tienen la ventaja de no requerir conjugados específicos y, por lo tanto, son adecuadas para la fauna silvestre, no obstante, los resultados con falsos positivos son un inconveniente importante en esta prueba, así como el ser laborioso debido a que requiere taquizoítos enteros fijados derivados de ratones o de cultivos celulares.
Las técnicas más utilizadas para la detección de anticuerpos de N. caninum en el ganado bovino son la prueba indirecta de anticuerpos fluorescentes (IFAT) y el ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) realizado con lisado de taquizoíto entero.
Hay muchas pruebas ELISA comerciales disponibles con amplia distribución. Sin embargo, los altos costos de adquisición de los mismos para los ganaderos y el interminable proceso de importación son obstáculos importantes para muchos países.
Por ello, varios laboratorios locales utilizan pruebas serológicas internas para la detección de anticuerpos para N. caninum y, más frecuentemente, IFAT.
Control y tratamiento
Científicos mencionan que antes de realizar cualquier estrategia de control, se debe evaluar cuidadosamente la identificación de las fuentes de transmisión más frecuentes en el hato y la presencia de hospedadores definitivos o reservorios de vida silvestre.
Además, en los sistemas de producción donde se registra una alta prevalencia, la estrategia más rentable para el control es no criar novillas nacidas de vacas seropositivas.
Igualmente, la manera de control de la enfermedad es interrumpiendo el ciclo de vida del parásito. A nivel de bioseguridad de la finca, se han sugerido diversas estrategias, entre ellas:
(I) pruebas diagnósticas en el ganado de reemplazo y comprado.
(II) prevención de la transmisión de hospedadores definitivos; (III) control de roedores.
(IV) prevención de cualquier factor inmunosupresor, como infección por virus, ingestión de micotoxinas o cualquier causa de estrés que pueda conducir a la reactivación de la infección crónica y transmisión vertical.
Se debe proteger los pastos
Así mismo, los pastos utilizados en las raciones mixtas deben estar protegidos para evitar el contacto con perros o cánidos salvajes.
En los pequeños sistemas de producción, esto podría lograrse manteniendo los pastos en cubos, silos o detrás de puertas cerradas.
En el caso de los grandes sistemas de producción mecanizados, es necesario invertir en la protección de los pastos, la solución más sencilla puede ser el uso de vallas a prueba de perros.
El riego desde comederos elevados debería reducir el riesgo y es una solución práctica para la mayoría de los hatos intensivos.
En cuanto a las vacunas para combatir la N. caninum se conoce muy poco, aunque el portal conicet.gov.ar establece a este respecto que un grupo de investigadores argentinos del Conicet en el Instituto Tecnológico de Chascomús logró prometedores resultados en la búsqueda de una vacuna contra el parásito causante de la neosporosis.
El desarrollo fue testeado con éxito en ratones y las conclusiones se publicaron en la revista Acta Tropica.
Fuente: Ganaderia.com / hipra.com
Redacción: Publiagro

