El IBCE calcula las pérdidas en tres millones de dólares diarios y 300 millones en los últimos tres meses por el fenómeno natural que afecta a cinco países. Las barcazas que transportan la mercancía de exportación se encuentran paralizadas y el transporte terrestre eleva los costos en un 30% lo que es una debacle para los productores de soya, principalmente.


La soya exportada por Bolivia en 2019 a través de la hidrovía Paraguay – Paraná alcanzó un volumen de 507.941 toneladas lo que significó una recaudación de casi 141 millones de dólares, cifras que ahora se van a pique ante el descenso de las aguas que mantiene paralizada esa corriente fluvial que van hasta el puerto de Rosario en Argentina para desembocar en el océano Atlántico.
Esta situación obliga a los productores que exportan la soya boliviana, principalmente, a apelar al transporte terrestre, pero los costos se elevan en un 30% por lo que las ganancias se quedan en el pago de ese flete. Sin embargo, lo importante para estos productores es mantener el mercado en los países que adquieren ese alimento.
Un reporte especial del noticiero de Unitel HD muestra en toda su dimensión los estragos que ha causado para productores agrícolas y pecuarios, así como otros materiales el fenómeno de la sequía tan intensa que no se apreciaba desde hace 40 años.
300 millones de dólares en pérdidas
La sequía que ya se prolonga por tres meses elevarán las pérdidas a trescientos millones de dólares, lo que, para Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), sostiene que ello produce una caída del flujo comercial de unos US $93 millones por mes o tres millones por día.
«Hay la necesidad de convertir la hidrovía Paraguay – Paraná de 3.442 kms. en un corredor fluvial de integración con los cinco países involucrados», manifiesta el entrevistado.
Gigantescas barcazas, se aprecian varadas a lo largo de la corriente fluvial, mientras en tierra los productores se lamentan desde hace tres meses cuando comenzó el paulatino descenso de las aguas y que hace tres semanas obligó a paralizar el tránsito de las embarcaciones.
Bismark Rosales Rojas, gerente general del Puerto Jennefer, señala que las actividades están paralizadas desde hace tres semanas y los otros tres puertos se encuentran en iguales condiciones.
«Esto no solo afecta a Bolivia, sino a todo el sistema hidrovial ya que Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina también son afectados por este fenómeno», subraya.
Destaca que están cancelando un costo muy alto por el transporte terrestre, pero lo hacen para no perder los mercados internacionales.
Una sequía inesperada
La sequía llegó tres meses antes de lo que tradicionalmente ocurre y las barcazas que transportaban la carga boliviana llevan semanas varadas por el descenso de las aguas en el canal Tamengo.


Tamengo es un canal natural-artificial de 11 kilómetros de largo que conecta la Laguna Cáceres cerca de Puerto Suárez (Bolivia) con el río Paraguay frente a la ciudad de Corumbá (Brasil), en la cabecera de la hidrovía Paraguay- Paraná, que constituye el único punto de salida libre y soberana de Bolivia al mar.
Rodrigo Arteaga, gerente de la empresa Butriol, entrevistado sobre el problema, manifiesta que cada año las aguas se reducen entre los meses de noviembre a enero y ello limita las operaciones de los tres puertos bolivianos, pero este año el caudal fluvial comenzó a bajar en septiembre.
«Los costos de transporte terrestre son muy altos comparados con el fluvial, basta mencionar que una barcaza traslada lo que llevan treinta camiones», manifiesta.
Los pobladores también son afectados
No solo pasan penurias los productores de soya, los trabajadores de los puertos y de las barcazas, sino los pobladores de Quijarro, y de todos los municipios que se encuentran en los bordes de la laguna Cáceres, quienes están muy afectados, ya que se encuentran sin trabajo.
El alcalde de Puerto Quijarro, Luis Chambi expresa su malestar al señalar que al paralizarse las actividades en el puerto quedan sin empleos e «impacta a la población y por eso es lo que pedimos a las autoridades que se den cuenta de esta situación y nos ayuden», recalca.
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) saca a relucir los datos estadísticos para confirmar que en 2019 se movilizaron 2.1 millones de toneladas de carga por la mencionada vía fluvial generando un movimiento de 980 millones de dólares.
Se necesitan inversiones
Antes de la pandemia la importancia de esta ruta estaba en pleno crecimiento y hacía prever que podría movilizar el 50% de la carga exportable del país aportando precios competitivos por lo cual se necesitan inversiones que la conviertan en navegable todo el año.
Álex Antelo, subgobernador de la provincia Germán Bush, considera que la situación es muy preocupante ya que afirma que todo el sistema Tamengo no es integral y se necesitan inversiones de todos los países involucrados para ponerla a funcionar todo el año.
Se estima que esta es la sequía más grave desde 1944 y los representantes de la Cámara Exportadora señalan que los costos extras los deben cancelar ellos para cumplir con los compromisos en el exterior.
Oswaldo Barriga, presidente de la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones (Cadex), afirma que mueven más de un millón de toneladas al año de carga, sobre todo de agroindustriales de exportación y ahora se suman otros rubros como el cemento y de otros productos.
«Lo que se debe hacer es alimentar con más agua la laguna Cáceres y todo el sistema Tamengo, así se podrá resolver el problema», afirma.
Se conoce que se deben realizar los trabajos de rescate de la hidrovía pues entre los planes está que en un futuro cercano se utilizará para exportar hierro y urea proveniente del Mutún y por supuesto la soya de los campos cruceños.
Fuente: Unitel
Redacción: Publiagro

