San Buenaventura se provee de caña de Beni luego de fracasos

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Una parte de la caña es provista por ganaderos de Beni y los rendimientos por la producción de azúcar están por debajo de los costos y la capacidad instalada.

Luego de enfrentar varios  fracasos en producción y rendimientos, entre otros,  el Ingenio San Buenaventura -que el pasado viernes inició la zafra 2021-, ahora se provee de caña de azúcar sembrada en otras regiones, como Beni.

Para impulsar el proyecto azucarero emplazado en La Paz, la Empresa Azucarera San Buenaventura (Easba) obtuvo un crédito del Banco Central de Bolivia (BCB) de 1.832.347.250 bolivianos (1.832 millones), equivalente a 263 millones de dólares.

El proyecto que se desarrolla desde hace 10 años no ha podido cumplir  metas y enfrenta varios problemas que el experto Daniel Robison detalla en el estudio “Agroindustria y Amazonia boliviana, el caso de Easba”, publicado hace poco  por el Cedla.

El autor del análisis señaló a Página Siete que un primer fracaso es haber impulsado la siembra de caña  industrial en una zona donde la tierra no es apta, lo que encarece la producción.

Se promocionó  el proyecto  para seguridad y soberanía alimentaria, pero si esa era la idea se podría apostar a Bermejo, donde hay disponibilidad de caña de azúcar y el costo de producción es inferior a San Buenaventura.

El segundo fracaso es la baja productividad en campo y en el ingenio. “Para ser rentable un ingenio en cualquier parte de mundo  debe sacar 110 kilos de azúcar de una tonelada de caña. Lo máximo que hay en Easba es 79 kilos por tonelada”, precisó.

El tercer fracaso son los bajos rendimientos. El estudio concluyó que el rendimiento promedio de campo en varios años estaría un poco por debajo de cuatro toneladas de azúcar  por hectárea. “Esto está lejos de ser rentable. Sugiere, más bien, un escenario con un promedio de 40 toneladas por hectárea y 11% de sacarosa, que daría 4,4 tonelada por hectárea de azúcar bruta y 3,5 toneladas por hectárea  de azúcar efectiva, que son promedios bajísimos”, dice el estudio.

Otra falencia es el modelo industrial escogido y que debía beneficiar a los agricultores de la zona. La  mayor parte de la caña de azúcar  es producida en tierras que le pertenecen al propio ingenio y hay pocos campesinos  que  cultivan caña para Easba. 

Según Robison, la estatal proyectaba para 2019 sacar 82 kilos  de azúcar por tonelada, aún por debajo de lo óptimo. “No hay perspectiva de que el ingenio sea rentable. Aún  si se le perdonara la deuda y se haga un borrón y cuenta nueva,   en 10 años seguirán con deudas. La producción que tienen no paga ni costos de capital,  y mucho menos costos de producción”, sentenció.

Añadió que el presupuesto anual  es de 120 millones de bolivianos, pero los  ingresos son 30 millones  de bolivianos.

El pasado viernes, en el inicio de la zafra 2021, el ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca, indicó que Easba tiene proyectada la molienda de  210 mil toneladas de caña de azúcar. Además  producirá  359.554 quintales de azúcar, 2,4 millones de litros de alcohol, 100 toneladas de bagazo hidrolizado e inyectará 6.900  (MWh) de energía eléctrica al Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Robison sostuvo que la molienda es inferior a las 220 mil toneladas de 2019 y a la producción de azúcar de ese año fue de 400 mil quintales. Ese año se proyectó producir además tres millones de litros de alcohol.

Las cifras de 2021 muestran además que la molienda está por debajo de 7.000 toneladas de capacidad de molienda que tiene el ingenio. La producción es apenas un 28% de la capacidad de 1,2 millones de quintales.

 

Caña de Beni

Para alimentar el ingenio además de los cultivos en sus  terrenos, Easba tuvo que apelar en la zafra 2021 a la caña sembrada en Reyes, Beni, por ganaderos y en otras regiones como Buena Vista, El Porvenir y San Miguel, según se lee en su Informe de Rendición de Cuentas Inicial. Ahí se estimó más de 190 mil toneladas de la caña proveniente de sus terrenos  y más de 18.000 toneladas de productores ajenos.

“En este escenario, se estaría subvencionando a ganaderos de Beni, pues el transporte implicaría un viaje de 100 kilómetros de ida y vuelta, y son varias camionadas por hectárea. Solo el transporte podría costar entre 300 y 500 dólares por hectárea para cada zafra”, observó Robison.

El experto manifestó que en cualquier ingenio del mundo la distancia desde los cañaverales no es más de 20 kilómetros.

 

Fuente: Página Siete