En un audiovisual de Anapo se muestra cómo los agricultores utilizan el método del corte del grano también llamado segado en el tiempo adecuado para evitar que las ráfagas de viento produzcan pérdidas que van de 400 a 700 kilos por hectárea.


El método del corte o sesgado impide que el trigo se desgrane y así los productores evitan pérdidas que alcanzan entre 400 a 700 kilos por hectárea, producidas por las ráfagas de viento que son consideradas el principal enemigo de esas plantaciones.
En un interesante video publicado en el portal de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) se dan a conocer algunas de las facetas más importantes sobre el tema del segado del trigo.
Al respecto, interviene el productor Roberto Álvarez, de la zona de Cañada Larga, del departamento de Santa Cruz, para explicar que la variedad que se cosecha en esa región es el trigo motacú.
«No obstante, tenemos problemas y entre ellos el viento es el que más daño hace en los cultivos por cuanto corre a unos 70 kilómetros por hora y cuando llega se pierden unos 400 kilos por hectárea, por lo menos en esta propiedad», recalca el productor.
Afirma que el segado con la maquinaria especializada es una tabla de salvación porque corta las extensiones de trigo en menos tiempo y evita el daño que genera el viento, es decir hay menos desgrane por la acción del viento.
Reitera que las ventajas que tiene la puesta en práctica del segado son muy grandes y por ello recomienda su utilización.
Por su parte, Kevin Escalante, encargado de la propiedad señala que cortan el trigo a unos cien días de haberse sembrado y ratifica que entre las ventajas que han logrado está el que cuando hay fuerte viento se evita que se desgranen las plantas, lo cual produce pérdidas cuantiosas.
«Por cuarto año hemos desarrollado el segado y los beneficios han sido muy grandes», sostiene.
Explica que dependiendo de la temperatura del día se procede a la recolección, una fase que va entre los cuatro y diez días.
Para este productor el corte de la espiga seca del trigo, realizada por la máquina segadora, es de un 70 por ciento y debe hacerse con una humedad de entre 23 a 30%, luego se procede a la recolección que se produce entre cuatro a diez días y con una humedad de un 13%.
Fue claro en su exposición al señalar que la altura del corte de la planta tiene que ser de unos 10 a 15 centímetros de acuerdo al nivel del suelo que se tenga en la propiedad.


Se reducen las pérdidas
Eduardo Ravehlo, productor en la zona este de Cuatro Cañadas interviene para señalar que el objetivo principal del segado está en reducir las pérdidas que produce el viento.
«Al mismo tiempo con el segado se puede cosechar con la humedad que el agricultor desee y se obtiene una mejor calidad de grano», sostiene con plena seguridad el entrevistado.
Considera que el proceso del segado es variable por cuanto hay noches en las que se presentan fuertes vientos que tumban el grano y genera pérdidas en su predio de entre 400 a 700 kilos por hectárea.
Un rápido mecanismo
El procedimiento se produce mediante la utilización de máquinas que realizan todo el proceso en su recorrido por la plantación.
Así el molinete frontal de la máquina empuja los tallos contra la barra de siega y los va cortando. Un tornillo sin fin empuja la planta hacia el interior de la máquina donde se produce la trilla.
La trilla es el proceso de separar el grano de la paja la cual es devuelta al campo donde más tarde es recogida para la alimentación del ganado.
Por su parte, el grano se guarda en un almacén de la máquina para luego ser depositado en la cajuela de un tractor y será llevado a las plantas de procesamiento.
El cultivo
Estudios sobre el cultivo de trigo establecen que se requiere de suelos sueltos con buen drenaje y con un pH de entre 5,5 y 7 y no soporta los terrenos arenosos o turbosos con acidez elevada.
La temperatura óptima de germinación es de 20 – 25º C y se necesitan de 450 a 550 litros de agua para producir un kilo de materia seca.
Fuente: Anapo
Redacción: Publiagro

