Las orientaciones sobre la alimentación de los animales rumiantes en época seca fueron formuladas por Rodrigo Rojas, ingeniero zootecnista, quien aconseja darle una importancia primaria a la FIBRA que es la columna vertebral de la alimentación de los rumiantes.
La clave de una buena alimentación del ganado, o rumiantes en época seca, está centrada en el forraje, porque son animales que fueron diseñados por la naturaleza para alimentarse en base a alimentos ricos en fibra.
Tal apreciación fue formulada por el ingeniero zootecnista Rodrigo Rojas, quien se desempeña como consultor pecuario en las áreas de gestión de la producción y nutrición animal en una entrevista exclusiva con el equipo periodístico de Publiagro.
¿Qué debe hacer el ganadero para en época seca mantener su nivel de ganancias?
«Es necesario que el ganadero produzca fibra, en este caso: heno, rollo, silo o pasto de corte, entre otros. porque esa es la base principal para cualquier plan nutricional en temporada seca», sostiene el experto.
Considera que utilizar otros métodos de alimentación como son los alimentos balanceados en base a granos no es recomendable por cuanto los señala como antieconómicos.
Hoy en día el productor pecuario -señala- puede conseguir el quintal de maíz en 80 bolivianos, el de sorgo en 75 Bs. harina de soya en 2,8 a 3 Bs por kilogramo, números que a juicio del entrevistado no le permiten alcanzar al ganadero una buena rentabilidad.
Fue más claro al señalar que los rumiantes no se pueden alimentar solamente con almidones por lo que requieren de fibra. Por esta causa considera imprescindible producir fibra para que los animales estén bien alimentados.
Insiste en que cualquiera de las fuentes de fibra que mencionó pueden ser utilizadas, incluso estima que esta alimentación se puede usar en la temporada de invierno.
«Evidentemente pueden presentarse variaciones en el plan nutricional en caso de que la fibra sea de caña de azúcar, silo o heno, pero lo importante es la fibra, sin importar la que produzca el propio ganadero», agrega con seguridad.
En este sentido recalca que un plan nutricional se adapta a la fibra que cosecha el productor.
Fue preciso al señalar que el rumen de una vaca o de un torillo es todo un zoológico pues posee hongos, protozoarios, bacterias y, por supuesto, se consiguen organismos benéficos como son algunas bacterias las cuales necesitan cierta adecuación en el rumen para que se puedan multiplicar y al lograrlo puedan digerir lo que el rumiante está comiendo.
Volvió a recalcar que la base de la alimentación de los rumiantes tiene que ser la fibra, que en este caso podría ser la que llamó fibra grosera, aunque señala que hay bacterias que poseen la capacidad de disgregar y convertirla en carne y leche.
«Es algo que ningún otro animal puede hacer, porque un cerdo o un pollo no puede hacer esa función que si la hacen los rumiantes» afirma.
Por esta circunstancia manifiesta que se debe aprovechar esa ventaja que la naturaleza les dio a los animales rumiantes.
Dependiendo del tipo de fibra que se hable, por ejemplo, una de silo, de maíz o de sorgo le aportan al animal entre 5 a 6% de proteínas, una fibra de heno entre 4 a 5%, aunque hay fibras de heno que se han cosechado con pastos fertilizados que pueden superar el 10%.
También hay una fibra que es pobre en proteína, pues solo tiene un 3% y esa es la caña de azúcar.
Se mostró a favor de utilizar la fibra de silo, maíz o sorgo porque tienen almidones y esto significa energía y un mayor volumen de leche o un engorde más rápido.
Los suelos bolivianos son bajos en cobre y zinc
Al referirse a las características de los suelos del trópico boliviano se ubican en que sus pasturas son muy pobres en cobre y zinc. Cuando esto se produce afecta los índices reproductivos, aspecto que consideró muy importante y por tanto debe ser conocido por los productores.
Afirma que la solución a esa problemática de carencia de cobre y zinc consiste en suplementar con minerales de manera oral, utilizarlos en forma de sal mineral o con alimentos balanceados y por medio de minerales inyectables.
«Me gusta trabajar en forma sinérgica entre la suplementación oral y la inyectable, la segunda es la que recomiendo. Por ejemplo, es fundamental en un período de monta para elevar los niveles de cobre y zinc en la vaca de cría o la vaquilla ya que de esa forma se logra el objetivo».
El hígado es un órgano fundamental
Al referirse al hígado de los rumiantes enfatizó que ese órgano es el responsable de producir glucosa a partir de un producto que se produce en el rumen y es llamado propionato.
Explica que el propionato llega al hígado a través del torrente sanguíneo y en ese órgano, por un proceso de gluconeogénesis, se convierte en glucosa que es una fuente de energía, y de lactosa cuando se refiere a la producción de leche.
En síntesis, señala que la glucosa es la energía que requiere el animal para poder desarrollar sus actividades cotidianas como lo son en el caso de las vacas, producir leche o para que un torillo pueda engordar y desarrollarse.
Por esta razón recalca que es imprescindible cuidar el hígado de los rumiantes usando un secuestrante de micotoxinas porque estás atacan al hígado.
Asimismo, recomienda apreciar si el animal no está infectado con fasciola hepática y si lo está se utilizan fasciolicidas que curan el órgano parasitado.
«En todo caso hay las herramientas y solo se requiere entender la importancia del hígado en el desenlace productivo de los animales de leche o de carne», afirmó para culminar su ilustrativa exposición.
Redacción: Publiagro