En una de las propiedades sacan diariamente un promedio de hasta 35 canastos de mandarina, naranjas o grey, pero no tienen un mercado o una empresa que adquiera la fruta para procesarla. Centenares de los frutos se pierden en el suelo por falta de compradores.
Porongo es tierra de cítricos, un manjar para la gran mayoría de los bolivianos que, sin embargo, no tienen la posibilidad de deleitarse de mandarinas, naranjas y grey que se producen en esta tierra fértil por no contar con un mercado para la venta y menos una empresa procesadora.
Arranca en ese municipio del departamento de Santa Cruz la temporada de cosecha para estas frutas, que se cosechan en abundancia, pero los productores se lamentan y solicitan de las autoridades gubernamentales les brinden la posibilidad de abrir mercados para poder vender esos rubros tan deliciosos.
En efecto, una de las productoras comentó, en un trabajo especial de un canal de televisión, que mucha de las frutas se pierde por cuanto no tienen donde venderla y se pierde el sacrificio de numerosos trabajadores que se dedican a este negocio.
«Esta es una tierra de cítricos. Se producen diferentes variedades entre ellas las plantas llamadas incor, cleopatra, criolla, japonesa, entre otras, que producen verdaderas delicias. Todo se da en esta tierra», refiere la productora Claudia Llanana en su finca ubicada a a unos cinco kilómetros de la ciudad de Porongo.
Se pudo apreciar a través del recorrido de los camarógrafos en una de las granjas a centenares de árboles repletos de mandarinas, aunque también había naranjas y grey.
La productora se muestra muy orgullosa del trabajo que realiza junto a otro grupo de trabajadoras encargadas de recoger las cosechas de los cítricos. Llegan a recoger diariamente hasta 35 canastas repletas tan solo en su propiedad.
«Como productores del municipio Porongo no contamos con un mercado para poder vender nuestros productos y se nos pierden. Por ello, solicitamos de las autoridades un sitio para poder comercializarlo». Destaca la productora.
Se pudo apreciar que en el suelo había numerosas frutas ya secas por cuanto se caen de los árboles ante la abundancia y lastimosamente se pierde. No cuentan con un mercado para vender.
En el caso de la mandarina tiene un tiempo de cosecha y si no se le arranca a tiempo de los árboles se pierde, manifiesta don Claudio, otro de los productores de la zona.
Destaca que en Porongo hace falta una procesadora para que la fruta no se dañe por cuanto al dejarse pasar el tiempo se seca por dentro y no produce el delicioso jugo que la caracteriza.
Fuente: Red Bolivisión – Redacción: Publiagro