El sector oleaginoso es el tercer exportador del país (después de hidrocarburos y minerales) y el primero en exportaciones no tradicionales, generando ingresos anuales por $us 900 millones.
En un contexto de avance imparable de la tercera ola del coronavirus y señales difusas de reactivación de la economía en el país, los eslabones que articulan el complejo oleaginoso (agricultores, proveedores de insumos, transportistas, industriales y exportadores) reclaman condiciones, entre otras, biotecnología, combate frontal al contrabando, mejora y conservación de las carreteras y liberación plena de las exportaciones, sin cupos internos y franja de supuestos precios ‘justos’, para ser parte de la solución del ansiado despegue de la recuperación económica y generación de empleos.
Esos y otros ejes temáticos fueron compartidos por los líderes de los sectores que forman parte de la cadena productiva oleaginosa en la mesa redonda virtual ‘El Aporte de la Cadena Productiva Oleaginosa a la Economía Boliviana’, organizada por EL DEBER.
De manera categórica, en su intervención, el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Fidel Flores, afirmó que el sector agropecuario y, en especial el oleaginoso, por su capacidad rápida de reacción para incrementar la producción y exportación es el único que puede encaminar la reactivación de la economía y generar empleos directos e indirectos.
Actualmente, con datos de Anapo, se utilizan 1,5 millones de hectáreas para la producción agrícola y de acuerdo con el plan de uso de suelo de Santa Cruz, existen 1,3 millones de hectáreas adicionales con vocación agrícola.
Flores cree que para que el sector despliegue todo su potencial se debe permitir el acceso al uso de la biotecnología en nuevos eventos de organismos genéticamente modificados (OGM), principalmente para los cultivos de soya y maíz, liberación plena de las exportaciones para garantizar el acceso a los mercados externos y activar un plan nacional de fertilización para masificar el uso de la urea con un precio correcto para los productores. Además, seguridad jurídica para las tierras productivas y mejoras en la infraestructura productiva y logística de exportación, con el desarrollo de Puerto Busch.
De darse estas condiciones, el presidente de Anapo afirma que el complejo oleaginoso puede casi triplicar la producción de granos de 5 a 12 millones de toneladas y generar un movimiento económico de $us 1.200 a 2.800 millones. El efecto multiplicador, según dijo, también repercutirá en el transporte pesado que incrementará de 166.000 a 400.000 viajes en la logística para movilizar la producción y se reflejará en un incremento en el valor de las exportaciones de $us 900 a más de $us 2.000 millones. “Paralelamente disminuirían las importaciones de diésel por el uso de biodiesel, con aceite vegetal de soya, contribuyendo a la soberanía energética”, anotó Flores, al relievar que, en el ámbito laboral, se pasaría de 120.000 a 300.000 empleos.
Hizo notar que los agricultores tienen la capacidad y tecnología adecuada en cuanto a maquinaria, y lo que necesitan para incrementar la producción y ser competitivos. “Necesitamos el compromiso del Gobierno para que podamos salir adelante. Con su ayuda y políticas públicas de apoyo al sector, estamos seguros que los productores vamos a poder triplicar la producción y con eso reactivar la economía del país”, refirió Flores.
Potencial ‘gigante’
Otro eslabón estrechamente ligado a las actividades del campo son las casas comerciales que aprovisionan insumos agrícolas a los agricultores. A decir del presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA), Eduardo Nostas, las 60 importadoras y 120 empresas comercializadoras afiliadas a la organización de manera directa generan $us 476 millones. “Aparte de la movilización de recursos contribuimos en la transferencia de tecnología y asesoramiento técnico con más de 1.000 ingenieros agrónomos desplegados en los campos de producción”, mencionó Nostas.
En sintonía con Anapo, el titular de APIA cree que el sector tiene un potencial ‘gigante’ para contribuir en la recuperación de la economía, pero que requiere; por ejemplo, biotecnología para salir del estancamiento en rendimiento y ser un ‘jugador’ importante en los mercados de exportación de granos, como lo es Brasil y Paraguay.
“Faltan políticas que autoricen la biotecnología para desarrollar la productividad en campo. El agro tiene grandes potencialidades no solo en Santa Cruz, también en Beni. Con una visión gubernamental mirando hacia el oriente la cosa sería diferente para los productores, el transporte, los industriales y exportadores porque todos creceríamos y, por tanto, el país se beneficiaría. Las fuentes de trabajo serían mucho mayores y la economía repuntaría”, exclamó Nostas, al pedir eficiencia en la lucha al contrabando de semillas y de agroquímicos e institucionalizar las estatales Senasag y el Iniaf.
Mayor volumen de carga
Desde el sector que moviliza los granos del campo a las industrias y desde los centros de transformación a los mercados de exportación, el presidente de la Asociación del Transporte Internacional (Asociatrin), Marcelo Cruz, expuso que las exportaciones de derivados de soya condicionada por certificados de abastecimiento interno y el veto al uso de biotecnología limitan el poderío que puede desplegar el sector agropecuario y, principalmente el oleaginoso, que en el caso de su sector, genera carga para unas 15.000 camiones. “Necesitamos tener mayor volumen de carga. La cadena oleaginosa es importante para el repunte de la reactivación”, manifestó.
En cuanto a las condiciones de trabajo en su sector, indicó que la falta de mantenimiento y conservación de las carreteras deja mucho que desear, pese a los pagos altos de peajes que efectúa el transporte pesado y que no se ve en la restitución en el sistema carretero del país. La limitación de acceso a créditos para modernizar sus herramientas de trabajo es otro tema que preocupa al sector.
Restricciones y efectos
Desde el sector industrial, el presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob), Jorge Amantegui, anotó que el sector oleaginoso es el tercer exportador del país (después de hidrocarburos y minerales) y el primero en exportaciones no tradicionales, generando ingresos anuales por $us 900 millones. Las inversiones en las empresas del sector representan $us 1.500 millones y financian $us 400 millones al productor primario para su siembra. “El clúster oleaginoso, según dijo, genera un movimiento económico de aproximadamente $us 3.500 millones anuales”, dijo.
Manifestó que las restricciones a las exportaciones afectan ‘tremendamente’ al sector y a la economía nacional. Acotó que las industrias operan a 60 y 65% de su capacidad de molienda dinámica que ronda las 5 millones de toneladas. Estima un déficit de granos de aproximadamente 2 millones de toneladas.
Amantegui cree que hay que aprovechar la coyuntura los commodities. Hoy, insinuó que los precios están altos, pero alerta un mercado inverso, es decir, declive en la cotización a partir de septiembre. “Este es el momento para producir más y poder salir adelante. Este sector (oleaginoso) es sumamente importante, ahora que los valores de los hidrocarburos y minerales están a la baja. Puede ser la herramienta para sacar adelante y reactivar la economía, pero el Gobierno nos tiene que hacer parte de la solución”, afirmó Amantegui.
‘Camisa de fuerza’
Desde el punto de vista del presidente de la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Santa Cruz (Cadex), Oswaldo Barriga, el oleaginoso es el único complejo integrado de la cadena productiva boliviana en la que están inmersos todos los actores y que genera un efecto multiplicador en la economía nacional.
Alude el sector oleaginoso representa $us 900 millones en exportaciones anuales y que la cifra puede crecer a $us 1.200 millones este año, dependiendo del análisis del Gobierno respecto a las restricciones con cupos y controles internos que, a su juicio, generan una camisa de fuerza a las exportaciones.
Para reactivar la economía, en opinión de Barriga, se necesita salud, que la gente tenga efectivo en su bolsillo para tener capacidad de compra, mayor cantidad de empleos e inversión en el país.
Así, dijo que entre el agricultor y la industria han incorporado $us 1.200 millones a la economía nacional, los proveedores de insumos agrícolas un manejo de financiamiento de más de $us 400 millones a sus clientes y la industria tiene el potencial este año, con precios internacionales favorables, llegar a $us 1.200 millones en exportaciones.
Barriga habla de cierto nivel de interferencia en la comunicación con la administración central. “Es momento que el país deje lo político e ideológico y empiece a pensar en la reactivación. Necesitamos circulante y ya no lo van a generar los bonos, los van a generar los empleos que nosotros podemos crear inmediatamente se generen las condiciones y tengamos garantizada las exportaciones sin inestabilidad, a través de cupos, permisos, certificados que son restricciones no deberíamos tener en un proceso de reactivación económica”, subrayó Barriga.
Señales de reactivación
A finales de abril, desde el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas se indicó que casi la totalidad de actividades económicas muestran una tendencia de reactivación en los primeros meses de este año. Señalan que los indicadores a marzo, en el caso de las exportaciones, se elevaron un 10,8% y se registró un saldo positivo en la balanza comercial ($us 339 millones).
En la evaluación de sus primeros seis meses de gestión, el presidente Luis Arce, citado en ABI, afirmó que hay resultados favorables referentes a los tres principales desafíos que encaró al asumir la presidencia: la lucha contra la pandemia del Covid-19, garantizar la educación la reactivación económica. En este último eje, dijo que las cifras son positivas gracias a la aplicación de diversas medidas.
Fuente: El Deber