Se nos fue el rey de las marcas

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Su principal oficio eran las marcas de fuego para ganado. Trabajo desde los años 70 con ganaderos de renombre de la región. A sus 82 años no pudo contra el Covid-19, ahora descansa en paz.

Trabajó 50 años al servicio del productor ganadero haciendo sus famosas marcas de fuego para el ganado, pero además cumpliendo y haciendo un trabajo de calidad, como lo testificaban sus clientes. Hablamos de Don Abel Yabeta, el conocido “Rey de las marcas”.

Abel Yabeta Araúz, era propietario de la empresa Fundición Yabeta y orgulloso decía gozar de la confianza del ganadero tanto a nivel nacional como internacional porque le solicitaban trabajos de Argentina, Brasil y Uruguay, “mi único secreto es cumplir y trabajar bien”, decía con orgullo.

Su familia muy acongojada por la pérdida comentó a PUBLIAGRO que no saben cómo es que enfermó de covid-19 ya que, por la edad, estaba muy bien cuidado, pero lastimosamente le llegó y aunque batallo contra este mal, no pudo resistir.

“Mi papá trabajó hasta lo último incluso con la enfermedad, él como siempre fuerte, trabajador y luchador”, dijo Liliana Yabeta, hija de Don Abel Yabeta.

El era un gran amigo de PUBLIAGRO, fue uno de los primeros en depositar su confianza en nuestro trabajo y queremos hacerle un homenaje, recordando su mejor entrevista. Los dejamos con este reportaje que le hicimos en febrero del año 2010.

Marcas de fuego, su mejor oficio

Fuente: Revista Publiagro año 2010

A pesar de sus 70 años y de algunos problemas ya superados de salud, las energías no le faltan a don Abel Yabeta Araúz, conocido como el amo de las marcas y todo un guerrero del trabajo, quien día a día, después de dar gracias a Dios, toma sus herramientas y empieza su jornada laboral en la fundición de metal y elaboración de marcas para ganado.

Trabaja en este rubro desde los años 70 cuando conoció a Luis Caballero, un anciano que le enseñó este oficio y que, gracias a este trabajo, pudo edificar su casa, hacer estudiar a sus hijos, pero, sobre todo, consolidar una linda familia que con orgullo asegura, lo colabora en todo.

“Tengo 4 hijos, 3 mujeres y un hombre. Una de mis hijas estudia ingeniería comercial, 2 son licenciadas en auditoría y mi hijo hombre me ayuda en el trabajo, él será mi sucesor. Mi esposa es mi mejor compañía, me colabora en todo, es lindo cuando uno trabaja y recibe la ayuda de todos, ellos siempre están pendientes. Somos una familia unida y orgulloso puedo decir que sembré bien”, dice mientras seca algunas lágrimas de sus ojos.

Es un personaje por demás de conocido en el mundo ganadero gracias a su buen trabajo y responsabilidad, prueba de ello es que trabaja con los ganaderos más reconocidos del medio entre ellos la familia Kuljis, Monasterio, Saavedra, pero además los pedidos le llegan del interior y exterior del país.

“A Fundición Yabeta vienen de todos lados. Me visita gente de Brasil, Argentina, Paraguay y también a nivel nacional. Viene gente recomendada, siempre me dicen que soy la persona indicada, me felicitan por mi trabajo y esto es un orgullo para mí, es lo más lindo”, dice don Yabeta.

Don Abel es un agradecido con Dios pues asegura que todos los días le llegan pedidos. “Gracias a Dios no me falta el trabajo. Las épocas bien altas son a partir de febrero y marzo, aunque en épocas de agua también hay trabajo. La verdad es que ya no existen épocas bajas”, dice mientras se coloca un mandil y guantes para iniciar su eterna lucha con el fuego.

Un día de trabajo

Lo visitamos en uno de esos días de trabajo duro. Primero procedió a dibujar su diseño en una pequeña oficina bien ordenada y prolija. Luego preparó un molde con tierra húmeda y nos explicó que debía copiar el dibujo en el molde con total cuidado para no dañar el diseño.

“Si uno falla al copiar, el trabajo sale con fallas y nuevamente hay que volver a hacerlo”

Más adelante vino la lucha con el fuego. Ya en su taller ubicado en el fondo de su casa, procedió a preparar su horno para fundición e introdujo el crisol para derretir el cobre. “Tiene que llegar a una temperatura de 1200 grados y es ahí cuando aprovechamos para introducir las varillas de metal para moldear las puntas”.

Derretido el metal saca el crisol con unas tenazas y se procede a vaciar el metal derretido al molde de tierra húmeda. Después de unos 15 minutos, retiró la marca del molde, limpió, limó, esmeriló y finalizó su trabajo afinando y puliendo el metal.

“Ya no es trabajo, es pasión”

Hacer marcas ya dejó de ser un trabajo para don Abel, ahora lo considera su pasión, pues día a día se levanta pensando en él y dando el 100%.

“Mi secreto es cumplir y trabajar bien, es lo mejor. Incluso me dejan los trabajos pagados porque confían en mí. Les doy fecha y ese día entrego mi trabajo y eso les gusta a los clientes. Siempre trabajando con ganas y nunca he tenido ganas de tirar la toalla ni cuando he estado enfermo”.

Esta su pasión también le ayuda a tener tiempo para su familia e incluso para descansar.

“Siempre estoy agradecido, el trabajo me da para atender a mi familia y cuando quiero descansar me voy a mi parcela en Brecha Casarabe donde tengo algún ganadito con mi hermano. Mi hijo seguirá mis pasos, cuando yo salgo él recibe los trabajos. En un futuro él se hará cargo, la verdad tengo a quien dejarle este trabajo.

Primero fabricó lápidas.

Todavía joven y preocupado por mantener a su familia se inició en la fundición fabricando lápidas.

“Un día me encontré con don Luis Caballero, un viejito de 80 años, me dijo que lo ayude, que me iba a enseñar, me iba a pagar y me dejaría la pega. Incluso recuerdo que me dijo…” En 40 años nadie me quitó la pega……y la verdad yo he seguido sus pasos.  Solo conozco a una persona que trabaja en el mismo rubro.  Trabajé con don Luis por 4 años hasta que murió y luego me independicé”.

Pasó el tiempo y don Abel se inscribió con los artesanos cruceños. En 1985 participó junto a ellos en la Expocruz, sin pensar que ese sería su última vez que los acompañaría.

“Ahí me hice conocer con los ganaderos. Me cayó tanto trabajo que no tuve necesidad de exponer nuevamente. La verdad me ha ido muy bien, a Dios gracias siempre tengo mucha clientela. Aquí vienen y aquí despacho, vivo en el barrio Brígida 4to anillo y hasta aquí vienen a buscarme. Me visita gente de Brasil, Argentina, Paraguay y a nivel nacional”.

Fuente: Publiagro