Una persona adquirió 26 kilogramos de miel en un balde, pagó 35 bolivianos por cada kilo. Al revisar bien el producto, con ayuda de expertos en apicultura, evidenció que era jarabe de azúcar con trozos de panales. Le engañaron.
Ese hecho registrado en el departamento es recurrente desde el rebrote del coronavirus, que elevó la demanda de miel. De acuerdo con cifras de la Federación de Apicultores de Cochabamba, cada día tres usuarios denuncian que les vendieron productos adulterados.
Los apicultores advirtieron que la mayoría de los denunciantes fueron timados por vendedores ambulantes situados en dos puntos de Cochabamba: La Cancha y el centro de la ciudad.
Otra irregularidad advertida por el rubro es la comercialización de “mieles que no son mieles” en algunos supermercados de Cochabamba. Si bien tienen registro sanitario, marca y buena presentación, cuando realizan los análisis correspondientes, se dan cuenta que no es un producto puro, sino un jarabe de maíz.
A pesar de que ambas irregularidades fueron denunciadas ante el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), Mendizabal dijo que no recibieron una respuesta favorable.
Consejos
Para evitar ser embabucados, los apicultores sugirieron a los ciudadanos que adquieran mieles que llevan el sello de la Federación de Apicultores y de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba.
Otra sugerencia es pedir al vendedor su credencial o procurar acudir a tiendas especializadas.
Fuente: Opinión