Conozca el sistema que permite armar un pequeño laboratorio en el tambo.
Para muchos tambos, mastitis es la enfermedad más común en vacas adultas. Los costos asociados pueden llegar a ser importantes. La mastitis subclínica (la mastitis que no se ve, pero se manifiesta como células somáticas elevadas) generalmente ocasiona la mayor parte de las pérdidas. Un recuento alto de células somáticas en el tanque puede implicar pérdidas de bonificación, pero la pérdida principal radica en la pérdida de producción en vacas infectadas por destrucción del tejido productor de leche.
Sin embargo, los costos más visibles se asocian a la mastitis clínica: la que se ve y se trata. El costo de los antibióticos y anti-inflamatorios, la leche desviada o tirada, las vacas que hay que vender o mancar porque no se curan son todos costos que saltan a la vista. La pérdida de producción después de un caso de mastitis es menos visible, pero tan o más importante que los costos visibles.
Un agravante es que muchos tratamientos ni siquiera son necesarios. Con ciertos patógenos, el sistema inmune de la vaca puede resolver el caso sin la ayuda de antibióticos. Lamentablemente, los síntomas no son un indicador confiable para saber si un caso se va a resolver sin antibióticos. Un pequeño grumito puede indicar que el sistema inmune funciona bien y frenó la mastitis en su inicio, pero también puede indicar que la bacteria causante engañó al sistema inmune y se instaló a largo plazo en el cuarto. No es verdad que los patógenos ambientales no necesitan tratamiento: los estreptococos, muy comunes entre los patógenos ambientales, generalmente no se curan solos.
Un laboratorio especializado puede determinar cuál es el patógeno causante de mastitis. Sin embargo, entre remisión de muestra, su procesamiento y la emisión de resultados pasan por lo menos 2 o 3 días, lo que es demasiado lento para decidir si se trata o no.
Por eso, en los primeros años de este siglo, en EEUU se desarrolló un sistema que permite armar un pequeño laboratorio en el tambo. Unos años después, el sistema llegó a Argentina de la mano de LactodiagnósticoSur y en 2015 LDS Uruguay lo introdujo en Uruguay.
¿En qué consiste?
· Un tubo estéril para sacar la muestra de leche y dos hisopos.
· Una placa de Petri especial para sembrar la muestra con los hisopos.
· Una estufa para incubar la placa durante 24 horas.
· Una pequeña heladera, en lo posible con congelador.
· Algunas pequeñas herramientas como gradillas y un mechero que permiten trabajar con comodidad.
· Un protocolo de trabajo.
· Una capacitación sobre cómo sacar la muestra, cómo sembrarla y cómo “leer” la placa a las 24 horas.
En el tambo se necesita un pequeño lugar sin corrientes de aire donde se pueden instalar la estufa, la heladera y una mesita o mesada de trabajo con una superficie impermeable que se puede desinfectar. La oficina del tambo generalmente es un buen lugar.
¿Cómo funciona?
Se detecta un cuarto con mastitis durante el despunte. En lugar de tratarlo con antibióticos, se saca una muestra estéril. Se marca la vaca y se ordeña al tarro, al final o con un ordeñador de cuartos. Se siembra la muestra en la placa especial. Al otro día, se lee la placa y se decide si la vaca necesita tratamiento o no.
La placa de Petri especial
La placa tiene dos mitades y en cada mitad hay un medio de cultivo diferente (rojo y rosado). Estos medios de cultivo permiten el crecimiento de ciertos tipos de bacterias, mientras otras no pueden crecer.
Del lado rojo crecen bacterias que generalmente necesitan tratamiento, porque el sistema inmune de la vaca no las ataca con suficiente fuerza: estreptococos y estafilococos, incluyendo el temido Staphylococcus aureus.
Del lado rosado crecen bacterias que son reconocidos al toque por el sistema inmune (sobre todo E. coli) que las elimina en pocos días sin antibióticos.
También puede ocurrir que no crece nada, ni del lado rojo ni del rosado. Indica que el sistema inmune ya se hizo cargo y que no quedan más bacterias. Obviamente no se usan antibióticos en este caso, ya que no hay nada para tratar.
Si hay crecimiento de los dos lados, es indicación que la muestra fue contaminada. Se puede sacar de nuevo, o se puede tratar la vaca para no demorar el tratamiento.
Las ventajas
Ahorro:
La experiencia en Uruguay y en el mundo es que el 40-60% de los casos de mastitis no necesitan tratamiento. En estas vacas simplemente se espera hasta que desaparezcan los grumos y se empieza a remitir la leche. No hay tiempo de espera, porque no se usó antibiótico. Muchas vacas ya pueden ir al tanque a los 1-3 días, en algunas lleva un poco más de tiempo. Si se usa un ordeñador de cuartos, sólo el cuarto enfermo se desvía y los tres cuartos sanos van al tanque (¡lo que nunca se debe hacer si se usa pomo en el cuarto enfermo!). En rodeos grandes con una alta incidencia de mastitis, la inversión en estufa y heladera se recupera en semanas o meses.
Hay ventajas que van más allá de lo económico:
· La probabilidad de generar resistencia está directamente relacionada con la cantidad de antibióticos que se usan, ya que resistencia solamente se puede generar en presencia de antibióticos. En el mundo existe una preocupación creciente por el uso de antibióticos sin justificación. El cultivo en tambo demuestra justamente que muchos tratamientos de mastitis no tienen justificación.
· Un buen ordeñador se siente empoderado y respaldado en sus decisiones. Ahorra tiempo, porque tiene menos vacas en tratamiento.
· En muchos tambos, el cultivo en tambo ayuda a mejorar los registros y la toma de decisiones en base a ellos.
· El tipo de patógeno que sale puede orientar las medidas de prevención. Por ejemplo: muchos estreptococos en vacas recién paridas pueden indicar que el pre-parto no está lo suficientemente limpio.
Los “peros”
· ¿” Puedo dejar la vaca 24 horas sin tratamiento”? El protocolo prevé que se evalúe la vaca que aparece con mastitis. Si está mal de ánimo, no come, tiene las orejas caídas, etc. se inicia el tratamiento sin esperar la placa. En todos los demás casos ya quedó comprobado que la demora de 24 horas en el tratamiento no afecta el resultado final.
· “No me creció nada en ninguno de los dos lados, sin embargo, la vaca no cura”. En un pequeño porcentaje de las muestras sin crecimiento hay un patógeno que es incurable y que solamente puede ser detectado por un laboratorio especializado. En realidad, la placa indica correctamente que no hay que tratar la vaca: no tiene sentido, porque el patógeno no responde a los antibióticos (por ej. Nocardia o Prototheca). En este caso se remite la muestra al laboratorio y se confirma la sospecha, ahorrándose muchos tratamientos sin sentido.
· “Yo quiero reducir el uso de antibióticos, pero el tambero está convencido que a la mastitis hay que tratarla”. Esto es un problema real. Para que el sistema funcione, todos los involucrados deben estar motivados y ser capaces de entender las bases. Por la misma razón, es un sistema difícil de implementar en tambos con muchos cambios de personal.
El cultivo en tambo es una buena herramienta para reducir el consumo de antibióticos en vacas adultas, pero hay que tener claro que no reduce la cantidad de casos de mastitis que aparecen: no sustituye un buen plan de prevención de mastitis que contempla todos los factores que inciden en esta enfermedad compleja.
En Uruguay, los tambos que han adoptado la herramienta desde el 2015 siguen usándola. Los tamberos involucrados se sienten empoderados, con control sobre sus decisiones, y muchos sienten que están aportando su granito de arena a la solución de uno de los grandes problemas en el mundo: la creciente resistencia a los antibióticos.
Fuente: Pregon Agropecuario