El período de la pandemia del coronavirus (COVID-19) no paró la actividad ilícita del contrabando de alimentos; por el contrario, se incrementó pese al cierre de fronteras, principalmente por el Desaguadero, en la frontera con Perú, y de forma similar en otros puntos del país.


El jefe departamental del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) La Paz, Gunar Morales, informó al periódico Bolivia que los alimentos más decomisados que ingresan desde Perú, por no contar con el respaldo legal, son la trucha, papa, cebolla y productos de mar como mariscos y langostinos, además de frutas exóticas.
El primer caso de contagio de COVID-19 se registró el 10 de marzo en Bolivia y desde entonces el Gobierno determinó la aplicación de medidas de restricción y confinamiento para contener la expansión de la pandemia. Desde agosto se flexibilizaron las restricciones de la emergencia sanitaria y en septiembre el país ingresó a la etapa del posconfinamiento.
“Hemos visto de que es mayor (el contrabando), con las fronteras cerradas estos señores que se dedican a esta actividad, que en el fondo les genera ingresos, han visto rutas alternas para poder ingresar el producto de forma ilegal”, mencionó el jefe del Senasag La Paz.


De acuerdo con Morales, solo en el caso de la trucha que ingresó de forma ilegal desde Perú se decomisó más de 12 toneladas en cinco meses de pandemia, volumen que de comercializarse en el país afectaría en similar cantidad a los productores y comerciantes nacionales.
El Senasag intensificó el control a nivel nacional, tomando en cuenta que lo que ocurre en La Paz es el reflejo de lo que pasa en el resto de los pasos fronterizos del país.
“En cada departamento se manifiesta, es el mismo problema que se tiene, a nivel nacional hay muchas zonas en donde son sectores de frontera y justamente es el mismo trabajo que se realiza”, manifestó Morales.
Fuente: BOLIVIA

