La máxima organización nacional del sector afirma que la confrontación política pasó factura en lo económico, el desempleo, la caída de ingresos y el cierre de empresas. El agro habla de desatención al sector.
El cuarto trimestre de la gestión actual trae más sombras que luces, advierten los actores del tejido empresarial del país, que delatan un deterioro financiero, cada vez más acentuado, por la falta de efectividad del Programa de Reactivación Económica (PRE), al que catalogan de insuficiente.
En la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, el Gobierno de transición lanzó el PRE -incluye bonos sociales, créditos para impulsar la producción nacional y planes de empleo- para promover el despegue de la economía.
A propósito, el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery, señaló que el sector propuso un plan de recuperación basado en cuatro pilares. Apoyo a la demanda, que el Gobierno implementó mediante la transferencia y bonos a los ciudadanos. El referido a la oferta que debió diferir obligaciones tributarias y que se concretó de manera parcial e insuficiente.
La preservación del empleo y la concesión de créditos para planillas que previó Bs 2.000 millones, pero se recortó a Bs 900 millones.
Y, por último, la reprogramación de deudas y diferimiento de pago de obligaciones crediticias, que si bien se prorrogó hasta diciembre, motivó dificultades de liquidez en el sistema financiero y que, a juzgar por Barbery, debieron ser suplidas con financiamiento del Estado (BCB, TGN o banca de desarrollo). “Esto último no sucedió y la iliquidez limitó la expansión de la cartera estos meses”, precisó.
Al cierre de marzo (inicio de la pandemia en el país), el sistema bancario reportó una cartera de Bs 183.250 millones y al cierre de agosto alcanzó Bs 187.291 millones, que refleja un crecimiento del 2,2% en el periodo de mayor urgencia y contención de impactos.
Barbery cree que los problemas políticos limitaron el acceso a financiamiento externo aprobado por organismos multilaterales, que repercutieron en la iliquidez, el agotamiento de las opciones de financiamiento interno y los posibles efectos de una expansión fiscal y monetaria que podría mermar los saldos de reservas internacionales. “La confrontación política pasó factura en lo económico, el desempleo, la caída de ingresos y el cierre de empresas”, afirmó.
Barbery infiere que la incertidumbre política ligada a las elecciones y la estabilidad social después de los resultados, la crisis sanitaria y la capacidad de gestión de la pandemia limitan una mayor dinámica económica.
Para el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, los programas de reactivación del Gobierno para el sector empresarial-industrial alcanzaron resultados escasos.
Mencionó que el ‘Crédito 1,2,3’ del Banco Unión no resultó accesible por los requisitos exigentes y por los montos reducidos. “El programa ‘Compro boliviano’ no registra aún un incremento de la demanda de bienes hechos en el país y el plan de incentivos fiscales (liberación del GA) solo coadyuva a sectores que importan bienes e insumos prioritarios”, dijo.
Según Blazicevic, la caída del consumo en el mercado interno y la reducción de ingresos por exportaciones deprimen la oferta y la demanda. “Para un correcto funcionamiento del PRE faltó reglamentación e implementación ágil, con requisitos accesibles”, dijo.
Para el cuarto trimestre de este año, dijo que el sector aguarda una ligera reanimación de la demanda de bienes industriales; sin embargo, por debajo del comportamiento de anteriores años. Describió que la incertidumbre económica, política y de salud impacta en la demanda. “Se trata de una crisis de liquidez”, detalló y expuso que los compradores reflejan nuevos modelos de consumo privilegiando los bienes esenciales (alimentos, comunicaciones y farmacéuticos) y los denominados bienes y sectores no esenciales experimentan una crítica recesión.
A decir del gerente general de la Cámara Nacional de Comercio (CNC-Bolivia), Gustavo Jáuregui, en el ámbito financiero se implementaron cuatro fondos de garantía que inyectaban, en una primera fase, cerca de $us 2.600 millones y, en una segunda etapa, cerca de $us 1.800 millones, que sumados ambos se aproximan al 10% del Producto Interno Bruto ($us 4.400 millones), lo que el sector recomendó en abril cuando se activó la cuarentena rígida en el país.
A su criterio, las medidas del Decreto Supremo N.° 4272 (aprobó el Programa Nacional de Reactivación del Empleo) fueron acertadas, pero insuficientes e inoportunas. “Si hubiera sido promulgado a mediados o finales de abril, seguramente el impacto hubiera sido más adecuado”, puntualizó.
Expuso que los indicadores económicos a la fecha no son alentadores para pensar en una reactivación pronta de la economía y lo más complicado es que la crisis sanitaria que atraviesa el mundo y el país tiene una característica que es la ‘incertidumbre’.
Luis Bustillo, presidente de la Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco), dijo que efectivamente el Gobierno emitió varios decretos, beneficios y bonos que fueron dirigidos “supuestamente a sectores productivos”, pero que el sector no tuvo ningún beneficio.
Más al contrario, con datos oficiales, señaló que la construcción pasa una recesión ‘bastante fuerte’.
“Generar proyectos para hacer aceras o adoquinados para generar 60.000 empleos por tres meses no se considera reactivación económica, ya que es trabajo temporal. Lo que se debió hacer es cuidar el recurso humano que tenía trabajo seguro, pagando lo que se les debe a las empresas constructoras y no crear proyectos nuevos de corto plazo”, enfatizó Bustillo.
La economía del país se contraerá -6,2% de acuerdo con la las proyecciones establecidas en el Programa Financiero Revisado 2020 suscrito el pasado mes por los ministerios de Economía, Planificación del Desarrollo y el Banco Central de Bolivia (BCB).
El jueves, el ministro de Economía, Branko Marinkovic, lamentó que los legisladores del MAS hasta la fecha no liberen los créditos externos del Banco Mundial de $us 254,3 millones y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por un valor de $us 450 millones.
Productores relegados
Desde la Confederación de Agropecuarios (Confeagro), el presidente Reinaldo Díaz aclara que al sector no llegó hasta ahora la reactivación. De los dos programas, uno elaborado por el Ministerio de Desarrollo Rural y otro por el Gobierno nacional, ninguno se ejecutó. “Lo preocupante es que al no haber nada, la crisis sigue generando quiebra y cierre de unidades productivas, lo que impactará en la falta de algunos productos para la población boliviana”, dijo.
Díaz refirió que el sector vive un escenario negativo y anormal, por lo que se requieren medidas efectivas. “Lo que se ve es una situación que tiende a deteriorarse”, apuntó y anotó que desde el principio de la pandemia entregaron una propuesta de reactivación porque se tenía que reaccionar para evitar una caída catastrófica de la economía, de los empleos e incremento de la pobreza.
“Era necesario realizar esfuerzos para que el golpe sea menor y más llevadero; sin embargo, tenemos que lamentar que cada vez estamos peor”, manifestó Díaz.
La ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Eliane Capobianco, aclaró que los créditos para el sector están en curso. En la parte de proyectos, dijo que se reactivaron todos y que la entrega de recursos, obras, títulos agrarios, perforación de pozos de agua y nuevos mercados de exportación para la carne bovina prueban el trabajo activo que realiza el Gobierno. “En los próximos días se entregará maquinaria agrícola”, resaltó Capobianco.
FMI percibe que recesión de 2020 no será tan severa, pero la recuperación será larga
La recesión global en 2020 por la pandemia va a ser menos severa de lo previsto, pero la “ascensión” hacia una recuperación va a ser “larga, desigual e incierta”, advirtió la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, citada en AFP.
“El panorama es menos nefasto hoy. Estimamos que la evolución en el segundo y tercer trimestre fue mejor a lo esperado, lo que permite una pequeña revisión al alza del pronóstico global para 2020”, dijo Georgieva en un discurso previo a la reunión semestral del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que comienza la próxima semana, en formato virtual.
En junio, el FMI publicó una actualización sombría de sus previsiones, en la que estimó una contracción de la economía global del 4,9%, frente a una proyección de una caída del PIB mundial del 3%, hecha en abril.
La jefa del FMI no adelantó cifras antes de la publicación la próxima semana del informe de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés). Sin embargo, advirtió que el camino a la recuperación va a ser “una larga ascensión” y dijo que la mejoría de la economía va a ser “larga, desigual e incierta”.
Para 2021, el FMI proyecta una recuperación ‘parcial’ y ‘desigual’.
En EEUU y en Europa, la recesión -pese a que fue dolorosa- no fue tan pronunciada como temían los economistas, dijo la jefa del FMI desde septiembre de 2019, quien destacó también una “recuperación más rápida a lo esperado” en China.
Georgieva indicó que hay riesgo de que la crisis deje cicatrices como “pérdidas de empleo, bancarrotas e interrupciones en la educación”.
Para Latinoamérica y el Caribe, en junio, el FMI pronosticó una contracción del PIB del 9,4% en 2020 y las contadas actualizaciones muestran un escenario dispar.
En su discurso Georgieva indicó que en los lugares donde persista la pandemia “es crítico mantener los salvavidas” para la economía, las empresas y los trabajadores.
Fuente: EL DEBER