ASOSEMILLAS asegura se estaría utilizando un promedio de 60 % de semillas de dudoso origen y solo un 40% de semillas certificadas, lo cual indica que está decreciendo el uso de semillas certificadas en el país.
El presidente de Asosemillas, Pedro Pellegrino, en entrevista con Publiagro Noticias, vía Facebook Live, presentó la difícil situación que vive su sector y aseguró que en Bolivia solo se utiliza el 40% de las semillas certificadas y el otro 60% es de origen ilegal.
El dirigente informó que Asosemillas realizó un estudio e investigación sobre la utilización de las semillas en Bolivia que estableció el porcentaje de las que son certificadas y las que no lo son.
“Este año, el tema está un poco más crítico. El pasado 22 de septiembre el departamento de registro del INIAF presentó un informe en el que establece que hay unas 17 mil hectáreas registradas como semillas, aspecto que permite calcular que serán de 22 a 23 mil toneladas, más la semilla importada (unas seis mil toneladas), y algo de uso propio, para llegar a unas 27 mil toneladas que estarían disponibles”, dijo Pellegrino.
Para el máximo titular de Asosemillas, esta cantidad sería factible siempre y cuando se coseche la que viene de la zona norte, porque en el Beni y Guarayos ya comenzó la cosecha.
“Imagínense, si esto nos agarra dentro de 15 días se podrían perder muchos campos semilleros, pero siendo positivos se puede pensar que esos granos ingresen y tengan las cualidades de semillas”, dijo.
Explico que si Anapo apela a los números y establece que el sector agropecuario sembrará un millón cincuenta mil hectáreas, lo que se multiplica por sesenta kilos por hectárea, se van a necesitar 63 mil toneladas de semillas para sembrar esa área.
Pero, ¿qué pasaría si solo hubiera 27 mil toneladas?, se pregunta para responderse que la resta establece que faltarían más 36 mil toneladas.
“Esa es la ecuación que nos hacemos. ¿de dónde el agricultor consigue las semillas o granos para cubrir el área faltante?, esto indica que se estaría utilizando un promedio de un 61% de semillas de dudoso origen y solo un 39% de semillas certificadas. Esto indica que sigue en forma decreciente el uso de semillas certificadas”, aseveró.
Según información de la autoridad de semillas, hace cinco años, el agricultor o pequeño agricultor se guardaba un 25 a 30% de semilla, porque los precios no eran buenos, mucho menos los rindes, y estaba de 70 a 30%, pero en la actualidad se está casi a la inversa.
“Allí está la preocupación. El año pasado estuvimos en 45% y este año vamos por los 40%. Esto indica que hoy las empresas nacionales de investigación en soya han cerrado sus programas y eso lo saben los organismos públicos, porque se lo hemos venido diciendo. Así dentro de dos a tres años no habrá nuevas variedades de semillas”, dijo muy preocupado.
En el caso del maíz informó que las empresas multinacionales que cosechan maíz para Bolivia, no lo están produciendo por lo que cree que a ese paso no habrá maíz hibrido convencional para el país.
Destacó que según el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) hay 39 variedades disponibles de soya, así como más de 40 híbridos de maíz en oferta.
Y al respecto señaló que se ha logrado la autorización oficial para producir hasta seis variedades de semillas, lo cual indica que sí hay variedades y ofertas, pero surge otra interrogante, ¿por qué no las usa el agricultor?
Dice estar de acuerdo con la apertura a la biotecnología, pero considera que con los datos negativos respecto al uso sólo del 40% de semillas certificadas, a ninguna empresa le puede interesar traer sus productos a Bolivia.
“Estamos a favor de la biotecnología, pero ya ha caído a su mínima expresión y tenemos que revertir esa situación y eso solo lo puede hacer el sector oficial, así como los semilleros y los representantes de los agricultores”.
El control de comercio es un tema que también preocupa al dirigente y considera que se debe hacer un trabajo en conjunto entre el sector público y el privado, ya que el INIAF no cuenta con recursos suficientes.
“El control de comercio al usuario no se está ejecutando, pero sí se hace a los semilleristas, pues se revisan las plantas, los lotes y campos semilleros, lo que es positivo, pero al usuario no los controlan”.
La solución está en las normas
Pellegrino planteó como una de las soluciones a la problemática que se presenta, sería la aplicación de las normas que se utilizan en otras naciones donde se establece que todo agricultor tiene que registrar el uso de semillas y hacer una declaración jurada que se va cruzando con los impuestos nacionales.
“Importante sería que un camión que llegue con semillas a una industria pueda demostrar que son semillas certificadas, es decir legales. No es fácil lograr la aplicación de una norma de esa especie, pero es imprescindible ponerla en práctica”, dijo y aseguró que en caso de no hacerse se caerá el sistema de certificación de semillas en Bolivia o descenderá a valores mínimos.
Bolivia exporta las semillas
Pellegrino mencionó como una incongruencia el hecho de que Bolivia es exportadora de semillas a varios países como Ecuador, Venezuela, África, Paquistán, pero en Bolivia no se utilizan.
No obstante, el trabajo de Asosemillas busca mejorar la situación y es por esa causa que están buscando la manera de realizar un gran encuentro entre productores e instituciones para revertir esta situación de uso mínimo de semillas certificadas.
“El agricultor tiene que entender que ya va llegar la semilla mediante la aplicación de la biotecnología, eso es una necesidad, pero deben esperar dos o tres años, como lo explicó el INIAF”.
Pidió a los agricultores tener paciencia y usar semillas que ya se conocen, que están muy probadas en la zona, que les va a rendir bien y que cuentan con un total respaldo del semillero.
Fuente: Asosemillas