Bolivia es capaz de cubrir su demanda nacional de arroz de más de 36 kg/persona/año, pero el gran cáncer para el sector es el contrabando que impide que los arroceros nacionales coloquen su producción a buen precio en el mercado. Este y otros factores son expuestos en detalle por la investigadora Ana Isabel Ortiz.
La Ing. Agr. Ana Isabel Ortiz, docente de la carrera de Ingeniería Agrícola, quien trabaja en el tema de Desarrollo Rural con pequeños productores desde hace 20 años, empezó su investigación sobre la producción del arroz boliviano en 2005, a través de la Organización no gubernamental Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca). La misma continúa hoy de manera independiente.
La profesional recuerda que fue muy difícil realizarla por la carencia de información al respecto, pero esto le sirvió de base para, luego publicar su libro y seguir hasta la fecha actualizando los datos.
Según Ortiz, la producción actual en el país alcanza las 500.000 toneladas de arroz en chala, mismo que debe ingresar a ingenios para su beneficiado. Son, en promedio, algo de 160.000 hectáreas anuales las que se siembran a nivel nacional, de las que el 80% de concentran entre Santa Cruz y Beni, que presentan las mejores áreas para su desarrollo.
Un dato interesante de este estudio señala que los rendimientos en este cultivo apenas han mejorado en las últimas dos décadas, pese a las labores de investigación y transferencia de tecnología. Estos rendimientos promedian las 2,7 t/ha, mientras que el promedio mundial es de 4,42 t/ha.
Asimismo, existe una demanda interna insatisfecha. El consumo per cápita supera los 36 kg/persona/año, lo que significa una demanda de aproximadamente 600.000 toneladas. “Ello significa que tenemos un potencial de mercado muy amplio, muy grande; el 90% de los bolivianos consume arroz todos los días y según los estudios en la pandemia ha aumentado este consumo, no solo en Bolivia, sino a nivel mundial”, dijo.
Un factor determinante para ello es la desviación de mercado que ocasiona el contrabando de este producto agrícola, el principal problema que se ha tenido en los últimos 20 años. Una problemática creciente, que por falta de políticas serias viene afectando mayormente a los pequeños productores, aseguró la experta.
En el mundo entero, actualmente se producen algo más de 508 millones de toneladas, que más los remanentes del anterior año suman 692, 1 millones, con lo cual se cubre muy bien la demanda mundial que es de 510 millones de toneladas.
Es curioso que el comercio de arroz siempre ha sido bajo, este año llega a 47,6 millones de toneladas, pero esto se da porque los países líderes en la producción lo hacen para su propio consumo.
Desafíos y perspectivas
• Los mercados de alimentos enfrentarán muchos meses más de incertidumbre relacionada con la pandemia. Sin embargo, si bien la mayoría de sus mercados están preparados para una importante recesión económica mundial, es probable que el sector agroalimentario muestre más resistencia a la crisis que los otros, siendo el arroz uno de los casos más sobresalientes.
• Se prevé una pérdida equivalente a 14 millones de empleos para el segundo trimestre de 2020. Esta situación ya está afectando el poder adquisitivo de la población, lo que proyecta a aumentar la demanda de arroz, al ser este un alimento básico cuyo consumo tiende a incrementar en periodos de crisis económica.
• Enfrentar escenarios de desabastecimiento y distorsión en los precios de arroz sería un gran reto para muchos países de la región, tanto para la producción como para el consumo.
Realidad boliviana
Bolivia ocupa el último lugar en cuanto a volumen de producción en América del Sur. Brasil es el líder con 11,4 millones de toneladas, le sigue Perú con 3,2; Colombia con 2.7; Argentina y Uruguay con 1,3 y Ecuador con 1,2 toneladas de arroz en chala.
Según la experta, uno de los mayores problemas lo tenemos con Argentina que no tiene una cultura de consumo de arroz internamente, por lo cual la gran mayoría del arroz que produce es para exportación, de allí que ingrese tanto este producto a Bolivia.
Un estudio de mercado realizado recientemente por Ortiz indica que el consumidor boliviano cataloga al arroz en un 68,18% de los encuestados como un producto de primera necesidad, es decir que no lo puede sustituir por otro. El 25% lo ve como un alimento secundario y solamente un 6,82% lo ve como poco importante.
Importaciones y exportaciones
La investigadora ve con mucha preocupación que en los últimos años las importaciones legales de arroz tienen una tendencia alcista. El año más crítico fue el 2014, cuando ingresaron 79.595 toneladas de manera legal.
Como se dijo, el principal país de origen del arroz importado a Bolivia es Argentina con cerca del 90%, el segundo lugar lo ocupa Brasil.
En cuanto a las exportaciones de arroz boliviano, en 2016 el principal destino fue Chile con el 51%, Colombia con 34% y Perú con 15%. “Lo lamentable es que estas exportaciones se han reducido a cero en los últimos años”, indicó Ortiz.
Según la cuantificación hecha por la investigadora en su libro, el año 2005 ingresó un total de 86.561 toneladas de arroz, siendo el 94,6% de contrabando. Ahora, para el año 2018, el total de las importaciones subió a 126.404 toneladas de las cuales el 79,11% fue de contrabando.
Balance de oferta y demanda
Hay una enorme contradicción en este punto, puesto que cada año deberían reportarse déficit de arroz al tener una demanda insatisfecha. Este análisis está realizado en base al arroz pelado.
En ese marco, el año 2018 se tuvo una producción de 352.862 toneladas de arroz, las importaciones fueron 26.404 toneladas, haciendo una oferta total de 379.266 aproximadamente. Teniendo un consumo que supera las 390.000 toneladas al año, más otros usos como la industria o la alimentación de animales que son 60,000 toneladas, se tiene una demanda total de 450.355 toneladas de arroz.
Con esas cifras debiéramos tener un déficit que supere las 71 mil toneladas, pero tanto el contrabando como las importaciones legales cubren este déficit y por ello se quita el espacio para la producción nacional, y por ende se reporta todos los años una producción nacional excedentaria, lo cual hace bajar los precios, a contramano con lo que pasa en el mercado mundial donde están subiendo, explicó la investigadora.
Este año el precio promedio de la fanega de arroz ha sido 45 dólares.
Soluciones
Consultada sobre las posibles medidas que se requieren, según su experiencia, Ortiz mencionó la necesidad de políticas efectivas para los productores de arroz, que en su generalidad son pequeños. Apoyos en lo que hace a créditos, investigación, tecnología, mercado promoción y como algo vital, la lucha contra el contrabando.
Palestra internacional
La Ing. Agr. Ana Isabel Ortiz, fue invitada a participar del IV Congreso de Economía Agrícola y Agronegocios y se ganó el derecho de hacerlo tras ser aprobado un trabajo de investigación enviado para tal fin, cuya base fue el libro publicado sobre el tema del arroz en Bolivia.
Dicho evento debía llevarse a cabo de manera presencial en noviembre pasado en Costa Rica, pero debido a la pandemia por el Covid-19, se hará de manera virtual en el mismo mes, pero de este 2020.
La oportunidad será aprovechada para poner en conocimiento de los investigadores la realidad que vive el sector arrocero nacional.
Fuente: Publiagro