[td_smart_list_end]
Desde marzo de 2020, reportes de monitoreo sobre la cuenca del río Pilcomayo, entre otros, advirtieron sobre la falta de precipitaciones que durante la temporada de otoño e invierno afectaría a la provisión de agua en el Gran Chaco Americano, situación que ya se puede palpar en Bolivia.
De acuerdo al responsable del Sistema de Alerta Pilcomayo, Luis María de la Cruz, la actual bajante pronunciada del río Pilcomayo se debe a que las precipitaciones en la cuenca alta han sido casi nulas.
“Desde inicios de abril, solamente se registraron 5,4 milímetros (mm) en Tarapaya, 3,3 mm en Viña Quemada, 1,20 mm en Yocalla y 9,10 mm en Villa Montes. Se trata de registros muy bajos que acentúan la tendencia a sequía para toda la cuenca, prevista para otoño-Invierno”, señala de la Cruz.
Ante ese panorama, se recomendó tomar las medidas necesarias para poder superar este período crítico, especialmente en cuanto a provisión de agua y forraje.
Un informe de la NASA, referido a la medición de la sequía en Sudamérica, señala que a medida que América del Sur se mueve hacia el otoño, varias partes del continente enfrentan déficits de lluvias y sequías que podrían reducir las cosechas. Este documento advierte que las lluvias en el verano de 2020, y específicamente en marzo, han sido de un tercio por debajo de lo normal.
El clima seco estaba igualado por un calor excesivo. Según los Centros Nacionales de Información Ambiental de los Estados Unidos, Sudamérica tuvo su segundo período más cálido de diciembre a febrero en 110 años de récords.
A“Los mapas aquí muestran humedad del suelo; almacenamiento de aguas subterráneas poco profundas en Sudamérica a partir del 30 de marzo del 2020. Los colores representan el percentil de humedad. Es decir, cómo las cantidades de humedad del suelo y aguas subterráneas se comparan con los registros a largo plazo para el mes. Las áreas azules tienen más abundantes aguas subterráneas que de costumbre, y las zonas naranjas y rojas tienen menos”, señala el informe.
En esta línea de análisis, Luis María de la Cruz muestra que en el caso de Loma Plata las dos grandes sequías fueron 2002, 449 mm anuales (año calendario); de julio a diciembre 125 mm; el 2010, 443 mm anuales (año calendario); de julio a diciembre 213 mm lo que representa una media de 347 mm para julio a diciembre (sobre 85 años de registros). El ciclo hidrológico 2009-2010 acumuló 524 mm sobre un promedio de 916 mm anuales. A la fecha actual, considerando el ciclo julio 2019-marzo 2020, la situación sería similar a la del ciclo 2009-2010.
Hay que recordar que la sequía del 2009 en la región del Gran Chaco Americano se enmarcó entre las peores de los últimos 85 años. De acuerdo a una publicación de Redes Chaco, la sequía de ese año ha provocado 27 mil personas desempleadas en el chaco argentino, 35 mil hectáreas de cultivos perdidos en el municipio de Charagua, Bolivia, y una afectación a más de 20 mil familias del chaco paraguayo.
Ganaderos preocupados por muerte de animales
En pasados días, a través del diario El País, el presidente de la Federación de Ganaderos de Villa Montes Roger Villa indicó que su sector se encuentra preocupado por la carencia de lluvias a finales del año pasado como en esta etapa del 2020. Los pastizales del Chaco no pudieron desarrollarse con la fuerza suficiente para proveer a los miles de reses que se alimentan de ellos. Por otro lado, los pozos que sacian la sed del ganado tampoco se llenaron de agua, por lo que la sequía pone en riesgo la vida de los animales.
Villa explicó que en años anteriores también se atravesó una situación similar por la falta de lluvias. El cambio climatológico afecta de manera vertiginosa a esta región del sur y año a año la situación empeora. Además, algunas enfermedades también atacaron al ganado y esto aumenta el índice de mortandad. En la gestión 2019 también se vivió una etapa difícil en el Chaco. Cientos de animales murieron en el campo y los dueños no pudieron hacer nada para amortiguar las pérdidas.
Fuente: Periódico El País Tarija