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Las imágenes muestran una gran extensión de tierra limpia y quemada y al borde del camino hay bolsas que de acuerdo a un experto contienen urea, un fertilizante usado para la agricultura a gran escala. “Es claro que estos suelos (Chiquitanía) no son aptos para la agricultura y como no son aptos requieren del uso de urea necesariamente. Así que hablamos de una posible producción de soya”.
Es considerado uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos años. El fuego consumió casi cuatro millones de hectáreas en la región de la Chiquitanía y, a más de cinco meses, no se han revelado las causas de este incendio y aún no hay responsables; sin embargo, existen imágenes que constatan que mientras el fuego persistía ya se registraban intenciones de implementar actividades agrícolas en esa región con el uso de urea.
“Durante el incendio, inmediatamente hubo empresas que tenían preparado su plan y metieron maquinaria, incluso para arrinconar los palos quemados. Y alistaron todo para usar la urea, en un terreno que claramente no es apto para la agricultura”, detalla Miguel Ángel Crespo, director de Productividad Biosfera Medio Ambiente (PROBIOMA).
Son fotografías que fueron tomadas el 8 de septiembre de 2019, tiempo en el que aún persistían los incendios en el sector de Santa Ana del municipio de San Ignacio y que corresponden a una gran propiedad de 55.000 hectáreas, de las cuales una parte fueron vendidas a menonitas.
Las imágenes muestran una gran extensión de tierra limpia y quemada y al borde del camino hay bolsas que de acuerdo a Crespo contienen urea, un fertilizante usado para la agricultura a gran escala.
Pese a los pedidos y demandas de su abrogación, el pasado gobierno y el actual de transición mantienen su vigencia; un nuevo periodo de quemas y chaqueos ya se aproxima.
Junto a las quemas está el asunto de la dotación de tierras y normas para la ampliación de la frontera agrícola en los departamentos de Santa Cruz y Beni.
Fuente: Agencia de Noticias Fides ANF