El representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Bolivia, Theodor Friedrich, destacó el potencial productivo del país para cumplir la demanda interna y externa, pero indicó que lo importante es asegurar la productividad sostenible, rentable y no confiarse en un solo producto para no depender de un único rubro, tomando en cuenta la variabilidad de los mercados.
En materia de exportación y el plan que tiene el sector agroindustrial de mejorar la productividad con la biotecnología, el experto señaló que muchos mercados internacionales excluyen estos productos y que este factor no es una garantía de más ganancia o ingresos para el productor, por el contrario, podría ser perjudicial.
Friedrich, en entrevista con el periódico Bolivia, expresó su postura respecto a la política de liberación de las exportaciones agrícolas y el uso de semillas genéticamente mejoradas para aumentar la productividad y rendimiento de los cultivos. Dijo que el país necesita sistemas que garanticen el ingreso de la familia agricultora y que al mismo tiempo sean sostenibles.
¿Cuál es su opinión respecto al decreto del Gobierno que libera las exportaciones agrícolas?
Hacia adelante habrá que analizar y plantear instrumentos adecuados para una política sectorial agraria, como puede ser la regulación de aranceles o los controles fronterizos, para garantizar que los productos cumplan con normas de calidad e inocuidad, tomando en cuenta que tanto la exportación como la importación se rigen por las reglas del mercado internacional.
Sobre todo el mercado mundial es muy variable, muy poco predecible y, por lo tanto, el país tiene que llegar a las condiciones óptimas de exportación, lo que significa tener cuidado de garantizar la productividad en cantidad y calidad.
¿Bolivia tiene las condiciones y el potencial para exportar productos al exterior?
Bolivia sí tiene un buen potencial, sobre todo en productos de nichos de alta calidad, hablamos de los cacaos, los cafés, productos tropicales, ideales para mercados de alto valor. Ahí podrían integrarse los productos andinos, como la quinua, pero siempre buscando estos mercados de nicho y no tanto los mercados de masa.
Y ahí están los otros productos que atraen mucha expectativa en el país, como la carne, la soya y el algodón. Lo importante en todos los casos es asegurar primero la productividad sostenible, rentable y no confiarse en un solo producto para no depender de un único rubro, tomando en cuenta la variabilidad de los mercados.
Los agroproductores afirman que esta política es favorable para su sector, que permitirá ampliar la frontera agrícola, mejorar el rendimiento y generar más ingresos, ¿qué opinión le merece esta postura?
Si ampliamos la frontera agrícola en Bolivia, más aún después de la quema de la Chiquitania, el resultado será que el área boscosa disminuirá, sobre todo en el oriente, y con esto los problemas de sequía que el país ya tiene en los últimos cinco años se agravarán porque hay una relación directa entre cobertura boscosa e incidencia de agua; por lo tanto, la productividad en las áreas agrícolas y productivas bajará aún más y, con esto, la competitividad de la agricultura bajará también.
La estrategia debería apuntar a intensificar la ganadería, la agricultura, hacer de estas actividades más productivas en la misma área, con los mismos costos y con esto generar competitividad en el mercado internacional. Tenemos una amplia oportunidad de multiplicar la producción agrícola del país en términos rentables, sin realmente tocar la frontera agrícola.
Considerando la situación actual, mi propuesta sería, más bien, ampliar la frontera forestal, es decir, reforestar áreas no solamente con un enfoque de protección natural, sino también con un enfoque comercial, con el objetivo mayor de aumentar la cobertura boscosa del país.
Se habla del uso de la biotecnología para mejorar la productividad y ser más competitivos en el mercado exterior, ¿esto le parece factible?
Es importante considerar que muchos mercados internacionales excluyen productos de biotecnología por varios motivos. Por ejemplo, es difícil exportar la soya biotecnológica a Europa y quién sabe qué posición va a tener China en el futuro inmediato.
Yo veo favorable que el país esté considerando la biotecnología para desarrollar variedades de cultivos, pero hay que cuidarse de ciertas tecnologías que tienen impacto ambiental y que tienen una ventaja muy dudosa para la producción; hablamos, por ejemplo, de las variedades bt que son muy populares entre los productores porque se cree que no necesitan plaguicidas, lo cual no es cierto, porque si no se cuida con productos específicos, el uso de plaguicidas después de pocos años llega al mismo nivel o a mayores niveles.
En algunos productos o en algunas variedades, como por ejemplo en el cultivo del algodón, hemos visto en Bolivia que las variedades biotecnológicas tienen rendimientos inferiores a las variedades convencionales. Entonces, la biotecnología no es una garantía de más ganancia para el productor. Por el contrario, puede significar un factor de riesgo para el productor y eso ha pasado en otros países, como la India, donde muchos productores que usaban variedades bt de algodón terminaron en bancarrota porque los costos se salieron de control y la producción no cumplió las expectativas.
Otros productos, como los resistentes a herbicidas, también son muy cuestionables porque al ser utilizados en productos como la soya o el maíz conllevan el peligro de que los herbicidas entren en la cadena alimenticia, exponiendo a los productos al riesgo de prohibición a nivel internacional.
¿Cuál debería ser la prioridad antes de vender productos al exterior?
Una prioridad debería ser satisfacer las necesidades del mercado interno, local, sobre todo con alimentos que aporten a la soberanía alimentaria.
Bolivia tiene capacidad para atender tanto este sector como el sector de exportación y en ese sentido la FAO apoya al país en diferentes niveles, sobre todo enfocándonos en sistemas productivos para pequeños y medianos agricultores familiares, pero también en los productores más grandes.
El país necesita sistemas que garanticen el ingreso de la familia agricultora y que al mismo tiempo sean sostenibles, que no degraden al medio ambiente, por el contrario, que lo mejoren y con eso aporten a las condiciones productivas del país.
Un aspecto fundamental de la producción agrícola es su objetivo fundamental de garantizar la seguridad alimentaria del país y la soberanía alimentaria, y con eso una nutrición sana para la población, lo que integra conceptos de diversificación productiva con otros de nutrición sana.
En ese sentido, las políticas debieran orientar al sector productivo a implementar sistemas productivos no solamente sostenibles, sino también diversificados para garantizar la salud humana, una alimentación balanceada, atender asuntos ambientales y generar rentabilidad.
Fuente: Periódico Bolivia