La cifra corresponde a cinco años de desmonte para la ampliación de la actividad agrícola y ganadera. La expansión de la mancha urbana es otra de las causas para la tala de árboles indiscriminada.
Desde 2012, Santa Cruz deforestó 1.070.151 hectáreas de bosque, según datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT). Los registros muestran que el 64% de ese desmonte fue hecho de forma ilegal, es decir que la tala de árboles en 691.701 hectáreas no contaba con ningún permiso.
“Tenemos información bastante preocupante. De los 25 municipios a nivel nacional que están en la lista de mayor deforestación el 80% son de Santa Cruz”, indicó la directora de Recursos Naturales de la Gobernación de Santa Cruz, Yandire Kempff.
En las últimas dos décadas, Bolivia ha duplicado la cantidad de hectáreas deforestadas anualmente. Las principales causas para el desmonte son la agroindustria, la agropecuaria y el crecimiento de la mancha urbana.
Para Kempff resulta preocupante que las políticas del Gobierno se queden en deforestar para reforestar después. “Volver a forestar es carísimo y no se logran las metas. Tiene más sentido dar mejor uso a las tierras ya desmontadas y aplicar medidas para aprovechar la producción”, añadió.
Bolivia, el mayor deforestador
Según la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES), el acumulado histórico de la deforestación en Bolivia es de aproximadamente seis millones de hectáreas deforestadas, de las cuales cerca de tres millones se han producido en la última década. La tasa de deforestación per cápita en es actualmente 34 veces más alta que el promedio mundial, convirtiéndose así en una de las más altas del mundo.
Un estudio publicado por la Fundación Inesad (Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo), el país tiene una tasa de deforestación per cápita de 310 metros cuadrados por persona al año. La cifra supera de lejos al promedio mundial que es de nueve metros cuadrados.
En los últimos 20 años, según Inesad, el país ha incrementado la deforestación anual de 150 mil a 350 mil hectáreas. Es decir, al año deforestamos dos veces la extensión de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Es como si la deforestación fuese un monstruo gigante que se come incansablemente una hectárea cada día, sin parar feriados ni fines de semana. Ante la insaciable depredación, la proyección, resulta angustiante.
Las emisiones de carbono producto de esta deforestación en el país (cerca de 14 toneladas de CO2 por persona al año) equivalen al consumo de combustible de, por lo menos, cuatro vehículos por persona. Es como si cada ciudadano y ciudadana manejase cuatro vehículos simultáneamente.
Santa Cruz el más afectado
Dentro de todo este panorama de contaminación y deforestación, Santa Cruz es el departamento que se lleva la peor parte. Kempff manifestó que el departamento oriental deforesta el 78% del total nacional, es decir, aproximadamente 273 mil hectáreas al año.
Dicha extensión es siete veces la ciudad de Montero, siete veces la extensión de El Alto o siete veces la ciudad de Cochabamba. Con esto, es posible afirmar que Santa Cruz ha perdido su cualidad forestal ya que inclusive en áreas de reservas naturales se han registrado desmontes, como es el caso del Parque Nacional Amboró.
“Cuando se dice pérdida de cualidad forestal se hace referencia al deterioro de los ecosistemas tropicales que cumplen funciones como mitigadores de cambios climáticos, ecoturismo, fuentes de biodiversidad y reguladores de regímenes hídricos”, explicó Kempff.
Según el registro de la ABT, el departamento ha deforestado desde 2012 hasta 2017 un total de 1.070.151 hectáreas. Éstas, principalmente, se encuentran en: Pailón, San José de Chiquitos, San Ignacio, Charagua, San Julián, Concepción, El puente, Cuatro Cañadas, Ascensión de Guarayos, El Carmen y Santa Rosa del Sara (ver infografía).
Lo preocupante es que más del 60% de la deforestación es ilegal. Es preciso, sin embargo, tener en cuenta que al haber ilegalidad en los procesos, no existe una contabilidad precisa del impacto real. Las cifras son aproximaciones.
Sobre la ilegalidad
• Controles La falta de control del ente regulador es una de las razones para el crecimiento de la tala ilegal.
• Permisos Otra de las causas es que los propietarios de terrenos optan por desmontar primero para recién buscar autorización.
• Propiedad Hay desconocimiento de la norma. En muchas los dueños creen que el derecho propietario les da vía libre para talar el bosque sin requerir autorización alguna.
• Conflicto Kempff consideró que la ilegalidad es por conflictos entre la ABT y el INRA. “El INRA da permisos donde la ABT no los daría y, al final, como ya están las dotaciones, a la ABT sólo le queda ceder”.
Agroindustria y el desmonte
Uno de los objetivos recurrentes para el desmonte es la expansión de la actividad agropecuaria y agroindustrial, principalmente abocadas a la producción de soya, caña y la ganadería. Las quemas para habilitar tierras para estas actividades aceleran la pérdida sustancial de bosques.
En abril pasado, el presidente Evo Morales firmó un acuerdo con el sector agroindustrial para autorizar el uso de soya genéticamente modificada destinada a la producción de biodiesel. Se acordó ampliar la frontera agrícola en 250 mil hectáreas adicionales.
La actividad agrícola tiene incentivos que la vuelven muy atractiva tanto para pequeños como para grandes productores. Hay programas del Estado y de la banca que la financian, hay subvención estatal del diésel, además de facilidades que dan los proveedores de semillas para iniciar el negocio.
Las condiciones de compra y venta de terrenos hacen que la deforestación genere un valor extra sobre la tierra. Por ejemplo, una hectárea en el municipio de Concepción en Santa Cruz puede costar unos 300 dólares, pero la cifra sube de inmediato si el área ya está desmontada.
Sin árboles, el precio de cada hectárea puede superar los 1.000 dólares.
Urbanismo y etanol, otras causas
Como otra causa de la deforestación, la Gobernación de Santa Cruz apunta al boom de la urbanización en algunos municipios. Una realidad muy presente en Santa Cruz de la Sierra, Porongo y Warnes.
Desatinadamente –según expertos urbanistas– se ha creado un desfase entre la excesiva expansión de la mancha urbana y el crecimiento poblacional.
La directora de Recursos Naturales de la Gobernación Cruceña, Yandire Kempff, señala que otra de las preocupaciones es la producción de etanol. Estima que se deforestarán 175 mil nuevas hectáreas para la siembra de caña de azúcar en los próximos cinco años.
Pero hay datos aún más alarmantes. Según la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung, con el ritmo de deforestación que lleva Bolivia, dentro de 80 años, habrán desaparecido todos los bosques del país.
Fuente: Periódico Página Siete