La peste porcina en China y la guerra comercial de este país con Estados Unidos ha derribado el precio internacional de la soya. El año pasado las industrias oleaginosas en Bolivia pagaron a los agricultores hasta $us 390 por tonelada de soya.
La actividad de las industrias oleaginosas en Bolivia está en riesgo debido al desplome del precio internacional de la soya.
El presidente de la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones (Cadex), Oswaldo Barriga, indicó que la aparición de la peste porcina en China y la guerra comercial del gigante asiático con Estados Unidos son los dos factores que han derribado el precio de la soya.
Subrayó que las industrias no están en condiciones de seguir asumiendo costos mayores, por lo que es necesario trabajar en productividad.
Las industrias oleaginosas compran el grano de soya a los productores y luego lo convierten en diversos productos como harina, torta y aceite.
El ejecutivo de los empresarios señaló que la sustitución de la gasolina especial por la RON 85 será gradual porque se trata de un nuevo negocio, una nueva actividad.
«Es un cambio importantísimo de la matriz energética nacional, todos estamos aprendiendo; YPFB, el Estado está aprendiendo, los surtidores también, los productores también, es parte de un proceso de cambio que hay que encararlo con filosofía», sostuvo.
El tema del precio. Barbery dijo que este cambio, eventualmente significa tener un tropiezo en la parte financiera, pero que es un paso importante en el cambio de la matriz energética para utilizar los aditivos vegetales en la mezcla con la gasolina base.
«Va a redundar en el beneficio, en la parte de divisas porque cada litro de alcohol que se consume implica un litro de gasolina que no se necesita importar, la convulsión es más limpia, los motores van a funcionar mucho mejor, la gasolina tendrá mejor potencia y también el bolsillo del consumidor», aseveró.
El programa está concebido que toda la gasolina sea aditivadas con un porcentaje de etanol y hay que hacer la mezcla y el Gobierno está garantizando mantener el precio, y conforme se vaya avanzando el consumo.
Frontera agrícola. Al momento de referirse a la ampliación de la frontera agrícola, el presidente de la CEPB dijo que se trata de dos conceptos: uno el del crecimiento horizontal en hectáreas de cultivo, y otro, el crecimiento vertical en productividad que se han extendido.
«Estamos con 160 mil hectáreas sembrando caña, el tiempo no está ayudando mucho porque la campaña es para el 2020 pero habrá caña suficiente para la producción de azúcar para el mercado interno, para la producción de etanol y el alcohol hidratado», aseguró.
Las 250 mil hectáreas de las que se habló para los cultivos destinados a los biocombustibles, dijo que teóricamente son proyecciones. «Lo ideal sería no extender ni una sola hectárea, hay que innovar, hay que investigar en variedades de cañas, es un proceso lento que toma años, y este es un proceso lento, hasta consumir cerca de 450 millones de litros de etanol en el lapso de cinco años», señaló.
Fuente: El Mundo