Las plantas de biodiésel, una que se viene construyendo en Santa Cruz y otra en la ciudad de El Alto, no resolverán la importación de diésel, que alcanza al 75% de la demanda interna, ni la subvención al precio de ese combustible fósil, que es el problema de fondo que hasta ahora no encuentra una solución desde hace más de 20 años y que a su vez le genera un millonario gasto por año al Estado boliviano.
El analista en hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, señala que la producción de hidrocarburos líquidos en el país viene cayendo desde hace ocho años. Esto se debe a que no hubo exploración de petróleo desde 2004 por la política de subvención que está vigente en el país.
“La política de subvención ha desincentivado la exploración de campos petroleros en Bolivia, eso nos ha llevado a producir menos diésel y, por lo tanto, nos ha obligado a importar cada vez más ese combustible porque el parque automotor ha ido creciendo y la demanda también”, complementa.
Actualmente, dice Velásquez, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), a través de sus plantas de refinación de crudo, produce el 25 por ciento de la demanda nacional de diésel y el 75 por ciento restante es importado a un precio muy alto, un promedio de 11 bolivianos el litro, y es vendido en el mercado interno a 3,72 bolivianos el litro; esa diferencia es pagada con los impuestos de todos los bolivianos; por tanto, es un política cada vez más insostenible.
Para este año, el Presupuesto General del Estado (PGE) contemplaba 7.642 millones de bolivianos destinados a subvencionar el precio de los combustibles (gasolina y diésel), frente a los 4.794 millones de bolivianos de la gestión 2022, lo que representa un incremento del 59 por ciento.
Esta situación ha llevado al Gobierno del presidente Luis Arce a tratar de buscar algunas soluciones, como la construcción de dos plantas de biodiésel y una de Aceite Vegetal Hidrotratado (HVO, por sus siglas en inglés), que, a juicio del analista de Jubileo, son medidas “parche” o políticas paliativas que no atiende el problema estructural.
Problemas
Velásquez indica que para obtener biodiésel se mezcla biocombustible vegetal con combustible fósil, lo cual significa que el país seguirá comprando diésel y, en consecuencia, el impacto de las plantas que proyectó construir YPFB, una de ellas en etapa de implementación, será bajo en cuanto a la disminución de los volúmenes de importación.
Para poder alimentar las plantas de biodiésel con aceite vegetal en grandes cantidades, necesariamente se continuará ampliando la frontera agrícola con los efectos negativos que ello conlleva, tales como la deforestación, la contaminación ambiental, entre otros, menciona el analista.
El propio presidente de YPFB, Armin Dorgathen, habló del requerimiento de materia prima, principalmente soya, para la planta que se construye en Santa Cruz y que se estima esté concluida en diciembre próximo. Dice que se necesitan al menos 70 mil toneladas de aceite vegetal para que pueda operar la nueva factoría.
“Para esto se va a requerir mucha mayor cantidad de aceite vegetal, entre lo cual obviamente estamos considerando soya como un aceite que ya está en producción (…) y también poder entrar a otro tipo de cultivos que nos permitan forestar; por ejemplo, la jatropha en la parte del Chaco o la palma en el norte del país”, detalla en entrevista con Rural Noticias.
«La política de subvención ha desincentivado la exploración de campos petroleros en Bolivia, eso nos ha llevado a producir menos diésel y, por lo tanto, nos ha obligado a importar cada vez más ese combustible porque el parque automotor ha ido creciendo y la demanda también»
Rendimiento cultivos
Marín Condori, agrónomo y docente de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), explica que el rendimiento de la soya, que es a lo que apunta YPFB para abastecer de inicio a la primera planta de biodiésel, es muy bajo.
La soya llega a rendir entre 400 a 500 litros de aceite vegetal por hectárea; hay otros cultivos como la jatropha o la palma que pueden tener un rendimiento entre 800 a 5 mil litros, pero eso toma tiempo desarrollar, explica.
El experto recomienda buscar otros cultivos que generen más litros de aceite vegetal. Es el caso de las microalgas, cuyo rendimiento alcanza 130 mil litros por hectárea; sin embargo, hay varias limitantes para cultivar esta especie, como la falta de conocimiento, no se tiene personal capacitado ni los recursos económicos para montar un laboratorio.
Dice que las universidades estatales, como es el caso de la Uagrm, pueden hacer investigaciones, pero para ello se necesitan políticas claras de parte del Gobierno central, porque de lo contrario poco o nada se puede hacer en investigación de cultivos para la producción de biodiésel.
Fuente: Los Tiempos